Hace unos días visitamos el Monasterio de San Antonio el Real de #Segovia. El caso es que en su Iglesia tienen un retablo del Siglo XVIII en el que descubrí un escudo de armas del rey Felipe V, el primero de los "Borbones" que reinó en España. (sigue)
Aquí se ve mejor el escudo de armas de Felipe V: Castilla, León, Aragón, Granada, Sicilia, Austria, Borgoña, Flandes, Brabante, Tirol y la Casa de Borbón.
Aquí tienen el maravillo retablo del Monasterio de San Antonio el Real de Segovia.
El Monasterio de San Antonio el Real de Segovia fue mandado construir como pabellón de caza por Enrique IV de Castilla, hermanastro de Isabel La Católica y supuesto padre de Juana la Beltraneja. En la portada de la Iglesia están las armas del rey castellano.
Dentro del Monasterio no permiten hacer fotos salvo en un par de sitios. Sus techos son espectaculares. Todos de madera y datan del siglo XV. Todos han sido conservados.
Y aquí tienen el refrectorio (comedor) del Monasterio de San Antonio el Real de Segovia. En un principio fue habitado por los Franciscanos pero la reina Isabel La Católica se lo cedió a las hermanas Clarisas franciscanas que lo convirtieron en un convento de clausura y así sigue.
En esta foto se pueden ver las ventanas de las celdas de las monjas (salvo error por mi parte). Es curioso como se ha podido conservar este Monasterio de San Antonio el Real casi intacto desde el siglo XV.
Como es costumbre el presente hilo lo pueden leer también en mi página web. Lástima que no se puedan sacar más fotos en el Monasterio de San Antonio el Real. A lo mejor tendrían más visitas. dariomadrid.com/el-escudo-de-f…
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El 29 de junio de 1236, festividad de San Pedro y San Pablo, la ciudad de Córdoba volvió a manos cristianas gracias al rey Fernando III el Santo. Inmediatamente después de la reconquista, uno de los primeros actos
de gran significado fue la sacralización de la Mezquita.
El futuro obispo de Córdoba, y por entonces de Burgo de Osma, colocó la cruz en el alminar de la antigua mezquita de Córdoba, procedió a su purificación y la consagró al culto cristiano. Desde entonces es la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción.
Un acto de gran simbolismo fue la restitución de las campanas de la Catedral de Santiago de Compostela. Habían sido tomadas como botín de guerra por Almanzor en 997 y convertidas en lámparas. El rey ordenó fundirlas, fabricar unas nuevas campanas y enviarlas de vuelta a Santiago.
No hay nada más estúpido que ponerse una camiseta del Che Guevara, sobre todo si portas la bandera arcoíris del movimiento LGTBI. El «póster» de Fidel Castro entendía que en la Cuba Revolucionaria no cabían las personas homosexuales y los internaba en campos de concentración.
Ernesto Guevara de la Serna consideraba a los homosexuales, pervertidos. Por ello colocó en la entrada de los campos de concentración cubanos en donde eran internados en la península de Guanahacabiles la frase “el trabajo os hará hombres”.
Los guardias de aquel campo de concentración colocaban en la vestimenta de los presos “culpables de homosexualidad” la letra P: putos. Ser homosexual era faltar a la moral revolucionaria.
Hoy hace 150 años que el obtuso teniente coronel George Armstrong Custer y 264 soldados del Séptimo Regimiento de Caballería murieron en Little Bighorn. Custer tenía la costumbre de atacar poblados de indios sin dejar que los ancianos, mujeres y niños pudieran escapar con vida.
El teniente coronel Custer y su Séptimo Regimiento de Caballería tenía el encargo, junto a otros ejércitos yanquis, de acabar con la coalición de indios lakota, cheyennes, arapajó y sioux liderada por Toro Sentado y Caballo Loco. No tenían ganas de ingresar en una reserva.
La idea del gobierno de los Estados Unidos era apoderarse de las Colinas Negras que se encuentran en Dakota del Sur y Wyoming. Había yacimientos de oro. Le trajo al pairo el tratado que habían firmado en Laramie en el que se había pactado que eran territorio de los Sioux.
¿Saben en que consistía la condena que los ingleses llamaban “hanged, drawn and quartered“? Consistía en atar al condenado a un caballo, llevarlo arrastras hasta el lugar de la ejecución, ahorcarle hasta dejarle cerca de la inconsciencia y cortarle sus partes pudendas.
Luego el verdugo abría al condenado en canal, le sacaba sus órganos incluido el corazón. Para acabar "este sacrificio" propio de los sacerdotes aztecas, el verdugo descuartizaba el cuerpo del condenado separando la cabeza, los brazos y las piernas del tronco para su exposición.
Cuando el verdugo extraía el corazón lo mostraba al gentío diciendo "¡He aquí el corazón de un traidor!". Los espectadores, muchos de los cuales pagaban por poder estar presentes, contestaban al ejecutor "¡Viva el Rey!". Este era el castigo reservado a los reos por alta traición.
¿Saben ustedes que Alemania causó en Namibia un genocidio muy parecido al que los anglosajones llevaron a cabo en Norteamérica? Entre 1904 y 1907 cien mil miembros de las tribus herero y namaqua desaparecieron de la faz de la tierra gracias al ejército alemán. (Sigue)
En 1884 la Conferencia de Berlín, donde las potencias europeas se repartieron África, otorgó a Alemania, territorios que correspondían con las actuales Namibia, Togo, Camerún y parte de la actual Tanzania.
Los colonos alemanes fueron alentados a instalarse en tierras de los nativos. En Namibia se encuentra uno de los desiertos más extensos del planeta, así q los colonos al ocupar las tierras fértiles desplazaron a los nativos al desierto. Además muchos de ellos fueron esclavizados.
Un 21 de junio de hace 211 años las tropas imperiales de Napoleón sufrieron en Vitoria una gran derrota. Perdieron 10.000 hombres entre muertos y heridos y el "equipaje" de José I, Pepe Botella, un ladrón que trataba de sacar de España un enorme botín. (Sigue).
En Vitoria los franceses perdieron unos 4.000 carros repletos de riquezas conseguidos gracias a la rapiña y al pillaje al que se habían dedicado durante los cinco años que ocuparon España. Antes varios militares franceses habían logrado consumar el robo. dariomadrid.com/la-inmaculada-…
José Bonaparte había abandonado Madrid después de la batalla de los Arapiles, cerca de Salamanca. Primero se instaló en Valladolid con toda su Corte, pero pronto entendió que ninguna tierra española era segura, por lo que emprendió el camino de vuelta a Francia.