1/ La Llorona
Parte III
#PanicoSiniestro
Casi diez años después, vivíamos cerca de un rio, a unas cuatro o cinco calles, por las noches decían que espantaban y que se aparecía la llorona. La realidad es que yo nunca vi nada.
Parte III
#PanicoSiniestro
Casi diez años después, vivíamos cerca de un rio, a unas cuatro o cinco calles, por las noches decían que espantaban y que se aparecía la llorona. La realidad es que yo nunca vi nada.
2/ Mi madre por otro lado, la veía relativamente seguido.
3/ En más de una ocasión me llegó a despertar porque estaba pasando la llorona, recuerdo que una ocasión desperté, y se escuchaba a los perros ladrar como locos, el viento silbaba, a lo lejos se escuchaba el conocido grito: ¡Ay, mis hijos!
4/ Pero de eso no pasaba, no era tan cercano.
La última vez que se le apareció a mi madre que me dijo lo siguiente:
“La vi de soslayo, por la ventana, flotaba como a 20 centímetros del suelo.
La última vez que se le apareció a mi madre que me dijo lo siguiente:
“La vi de soslayo, por la ventana, flotaba como a 20 centímetros del suelo.
5/ Siempre gritando: ¡Ay, mis hijos!, su cara era pálida, tan blanca como la leche y empapada en lágrimas, con su vestido blanco impoluto, me da un poco de pena”.
“¿Por qué te da pena?” - le pregunté a mi madre
“¿Por qué te da pena?” - le pregunté a mi madre
6/ “Porque va a penar por toda la eternidad y su alma, nunca tendrá paz, ni sosiego. Nunca podrá descansar, nunca nadie le hizo una misa o le puso una veladora para que descansara. Nadie lo hará.
7/ Yo lo haría, pero pienso en lo que hizo y simplemente hay cosas que no tienen perdón. Además, si le pongo una vela o veladora la llamo y yo aquí, no la quiero.” - Respondió mi madre
8/ Tomo café, guardo silencio y no volvimos a hablar del tema; sin embargo, eso me hizo recordar la historia de cuando era niño y aún no sabía escribir. Por lo que busqué a mí padre, hablamos de la historia que te conté hace dos días.
9/ “Papá, ¿recuerdas cuando se nos apareció la llorona?” - Pregunte yo.
“¿De qué hablas?” - Respondió mi padre.
Le conté los detalles de aquella noche, y el mismo comenzó a recordar. “Si, claro que lo recuerdo, pero me sorprende que tú también, eras muy pequeño en esos años.”
“¿De qué hablas?” - Respondió mi padre.
Le conté los detalles de aquella noche, y el mismo comenzó a recordar. “Si, claro que lo recuerdo, pero me sorprende que tú también, eras muy pequeño en esos años.”
10/ - Me respondió.
“Lo recuerdo como si hubiera sido ayer” - le contesté.
“En realidad es bueno que lo recuerdes, hay algo que tienes que saber… cuando esas cosas pasen siempre ten sal de mar la pones en la entrada de la casa para que no entre nada malo.”
“Lo recuerdo como si hubiera sido ayer” - le contesté.
“En realidad es bueno que lo recuerdes, hay algo que tienes que saber… cuando esas cosas pasen siempre ten sal de mar la pones en la entrada de la casa para que no entre nada malo.”
11/ “Ten también una escopeta calibre doce, con cartuchos de sal mar. Si se te aparece algo que no sea de este mundo le disparas con esos cartuchos. Eso hace que se vayan. Ya sabes hacer esos cartuchos.” - Fue su respuesta.
12/ Esa conversación fue hace más de veinte años, el milenio pasado para ser exactos.
13/ Mientras esto te escribo: mi perro está aullando y el aire se está haciendo helado, comienzo a escuchar el conocido grito: ¡Ay, mis hijos!, mi perro está muy nervioso y agitado, nunca lo había visto así.
14/ A mi lado tengo una escopeta calibre doce con sus cartuchos de sal de mar, ya puse sal de mar en la puerta que da a la calle.
Escucho el alarido cada vez más cercano: ¡Ay, mis hijos!
In nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti
Deus Vult!
@threadreaderapp unroll
Escucho el alarido cada vez más cercano: ¡Ay, mis hijos!
In nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti
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