“Leyendo 1 de tus tuits me he decidido a relatarte mi conversación de anoche con la madre de uno de mis alumnos que acabaron sexto y el lunes irá por primera vez al instituto.
Este alumno es claramente gay y en casa desde siempre han actuado con normalidad
y aceptación sin tabús ni problemas pero en el cole ha sufrido acoso, violencia verbal... Durante muchos cursos por parte de unos u otros alumnos. Los dos cursos que lo he tenido yo he intentado evitar ese acoso todo lo que he podido, aunque no ha desaparecido.
Es un niño callado y tanto sus padres como yo la mayoría de veces nos hemos enterado de las agresiones porque nos lo han contado sus amigas. Él siempre calla y contesta: no pasa nada.
Yo he hablado mucho con él intentando que se desahogue pero no he conseguido mucho.
Ahora, esta semana, me cuenta su madre que está muy nervioso y que no quiere ir al instituto.
Ha cambiado su mochila multicolor y alegre del cole por una azul, el llavero divertido de sus llaves por uno más discreto y
también ha cambiado un poco el estilo de su ropa por uno más neutro/discreto.
Su madre (y yo) tememos que esos cambios sean por miedo a ser el centro de burlas y acoso e intenta pasar desapercibido.
No quiero publicar esta situación yo para que nadie la pueda relacionar con mi alumno, pero me gustaría, si lo crees conveniente, hacerlo público y a ver si reflexionamos todos sobre lo duro que és para
tantas personas como mi alumno afrontar algo aparentemente tan simple como entrar por la puerta del instituto por primera vez”.
El comienzo de las clases es, para muchos, el comienzo de la pesadilla porque es, para otros, el comienzo de la “diversión”.
Es una fortuna que existan halcones como esta compañera docente, siempre vigilante.
Pero acabar con el #bullying es un problema de todos: del bully que realiza #AcosoEscolar, del testigo que lo calla, de la autoridad que lo ignora y del padre que lo niega.
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Recientemente he visto un debate/cara a cara que ha organizado un famoso influencer, en el que enfrentaba dialécticamente a influencers de la conspiración y el terraplanismo con divulgadores científicos.
Hay algo que me gustaría comentar:
Obviamente, los “argumentos” de los primeros no se sostenían, no ya a un análisis científico, sino a una conversación informal con mínimos de rigor científico. Hasta aquí, no hay sorpresas.
Pero ellos lo perciben: No hay sorpresas.
Entre ellos, los hay que quieren creer y los hay que quieren que los demás crean, así que, ya sea por autoprotección de su creencia (no se la vaya a desmontar la realidad) o de su chiringuito (no vaya a perder a sus consumidores), luchan, no por dirimir, sino por tener razón.
Hace tiempo pusieron un casino en mi barrio. Imagináoslo: el típico con la puerta y escaparates llenos de luces de neón.
Llamaba mucho la atención y, los críos que pasaban por allí, sentían curiosidad. ¿Qué niño no se siente atraído por lo prohibido?
El casino, que se llamaba Chanín, tenía una pésima reputación.
Además del juego, dentro se movía una gran cantidad de "negocios delicados": Strippers, alcohol, otras sustancias, prostitución...
El barrio lo sabía: Su dueño era un intocable jefecillo de los negocios turbios al que todos llamaban Big Fran y del que siempre se podía esperar que explotase este tipo de "actividades económicas".
Los vídeos de actos de acoso escolar son de muy mal gusto, en ocasiones exponen a menores, e incluso en el peor de los casos acaban exponiendo más a la víctima.
Pero son increíbles para concienciar a la gente del drama que supone ir a clase a qué te torturen.
Hoy…
No lo voy a compartir yo 😞 pero se ha filtrado un vídeo en el que un agresor de 15 años exige a un compañero de 13 que le bese sus zapatillas.
Durante el proceso, el bully le da una patada de lleno en la cara (e intenta repetirla varias veces).
Cuando cuento la historia de mi bully saltando sobre mi cabeza una y otra vez incluso tras mi pérdida de consciencia, intento transmitiros la brutalidad de aquel acto con palabras.
No funciona.
La brutalidad de los actos de un bully solo se perciben en el sufrimiento que dejan.
Ayer, la Consejería de @EducacionCan decidió suspender las clases de hoy por la ola de calor.
Desde el comunicado, he estado leyendo por el grupo de WhatsApps de padres y madres de la clase de mi hijo cómo varias mamás se manifestaban por la medida CONTRA LOS PROFES.
“Esto lo han hecho para montarse un puente tremendo”, “fuerte cara dura”, “cómo se nota que ellos no tienen el problema de tener que ir a trabajar”…
No saben que soy profe.
Pero, la situación es surrealista y me gustaría explicarme (empezando por la empatía que no recibimos).
Entiendo perfectamente que, un mundo supuestamente civilizado, en el que se suspenden las clases de los hijos pero no la jornada laboral de sus familiares, en muchos casos solo consiguen complicarles la vida.
Este es el contenido de un comentario capturado en IG que llega a Pascual por WhatsApp. Se lo manda un amigo con el texto: "Mira lo que le están escribiendo a tu hija".
A su pequeña. De 9 años.
Tenemos nuevo #CasoDeInformáticaForense.
Antes de empezar, como siempre, recordad que los hilos están novelados y los datos personales alterados para proteger la identidad de los afectados.
Lee mi hilo como una ficción.
De hecho, si quiero divulgar sobre dos vulnerabilidades de la crianza digital que he descubierto en dos casos distintos, a veces los mezclo y cuento como un único caso.
⚠️No soy vidente
⚠️No soy descendiente de Nostradamus
⚠️No veo el futuro
Pero, si lees este hilo, vas a flipar con una serie de cosas que han pasado en mi cuenta de Twitter
😱Los más crédulos verán clarividencia
🤔Los más escépticos verán casualidades extremas
👇Abro hilo👇
Eso sí, si me conoces/sigues, sabrás que di todas estas veces en el clavo (a veces, sin saberlo) porque, simplemente, soy un buen profesional de esto🤷♀️
Hola.
Aquí me llaman "Profesor Duchement".
Lo de "Profesor", es porque soy docente en la @EducacionCan Pública.
De pequeño (antes de los 10 años), casi me mata el #Bullying.
Estuvo a punto de lograrlo 4 veces: 3 de ellas, conmigo al borde del pretil de una azotea,