Thread by @Thymocrat

Este régimen se sostiene por el carisma hipnótico que emite López y por la simpatía que le tienen millones de sus seguidores hipnotizados por su encanto.
Les está teniendo sin cuidado los resultados. El tipo les cae bien, y punto.

Abro hilo (como ahora se acostumbra decir)

No importan los muertos, no importa que la economía se esté derrumbando.
Y es que hay un así denominado "Teorema de Thomas" que dice más o menos así:
"Si una persona o grupo cree que una situación es real, sus consecuencias serán reales, sin importar si es correcta o equivocada".

Si gritas en un cine lleno: "¡FUEGO! ¡FUEGO!", las consecuencias serán reales, haya o no fuego. Las consecuencias serán reales para el público ahí presente: va a salir corriendo despavorido.

Paradójicamente, también existe la Ley de Follet, la cual nos dice que la situación DA las órdenes para resolver los problemas.
No dan las órdenes funcionales ni la jerarquía ni los directores, ni los socios, ni los gerentes, sino la situación en sí.

En otras palabras, uno debe ser capaz de ver la situación en sí para tomar decisiones correctas para resolver los problemas.

En otras palabras, es verdad lo que el "Teorema de Thomas" señala: serán reales las consecuencias de las decisiones tomadas por un grupo que cree que una situación es real (lo sea o no lo sea).

El grupo se guiará por la situación (falsa o verdadera), y tendrá o no muchos problemas. Se sigue que el grupo tomará las decisiones que la situación le marque (aunque la situación sea falsamente presentada) conforme dice la Ley de la Situación de Follet.

Aquí el problema es que no se dan cuenta de que la situación es que López Obrador les está mintiendo. O son voluntariamente ciegos al respecto.
Siguen una especie de avance en gradiente (incrementos diminutos) respecto a lo que López Obrador les cuenta:

lo podemos denominar El Gradiente del Auto-engaño.
Parte de una voluntariedad respecto a lo que les dice que proviene de su carisma hipnótico y de su disposición a ser voluntariamente ciegos.

Al principio, tal vez tengan disonancia cognitiva: notan que hay algo raro, notan que hay contradicciones, pero hacen lo necesario para suprimirlas de su mente.

Luego sigue el "double think": el implante de la contradicción queda muy bien grabado en la mente de los seguidores de López Obrador. Aún hay una sensación de que algo está raro, es todavía leve.

Si les dice que la curva está aplanándose, la curva está aplanándose aunque la curva esté casi vertical. No importan los hechos, importa la narrativa, la épica de estar "acabando con la corrupción", aunque su hermano sea corrupto y en consecuencia, él mismo lo sea.

A la última etapa del autoengaño en gradiente la podemos denominar "delusión" (delirio). Ahí la alucinación colectiva ya es "real". Millones la siguen. Creen que es lo "normal".

Sostienen cualquier absurdo, así viole el código moral que les enseñaron sus padres o la cultura mexicana.
Así que para entender porqué los seguidores de López están voluntariamente ciegos, hay que considerar que la táctica política es, en gran medida, teatro.

Para uno ver y disfrutar una obra teatral, una novela, un cuento, un relato, cualquier forma de narrativa, uno tiene que suspender la incredulidad.

Pero también hay que recordar que el acto de magia (y es esto lo que hace López, magia) depende del control de la atención del respetable.

El público, al ver a un prestidigitador, a un ilusionista, a un mago de escenario, tiene que creerse el truco de magia, el resultado y NO saber cómo se hizo el truco.

Lo genial es hacer el truco de magia y ocultar cómo se hace de tal manera que, si a una persona se le enseña cómo se hizo, esa persona NO acepte que NO es magia real lo que está viendo, que NO es un truco para jugar con ella.
Tiene que creer que es REAL.
Ahí entra el autoengaño.

Veámoslo así: cuando veo Star Wars o Star Trek (se habrán dado cuenta por los posts que pongo en FB) suspendo mi incredulidad. O sea, me creo las premisas, me creo lo que ahí ocurre. Tú puedes decirme que no hay naves así, ni hay nadie viajando al espacio, de planeta en planeta.

No me va a importar. Pero siempre regreso a la situación real en la que vivo: todavía no hay esas maravillas en la Tierra, a lo mejor algún día las habrá.
Pero cuando veo Harry Potter o Lord of the Rings, no puedo, simplemente, no puedo suspender mi incredulidad.

En cambio suspendo muy bien mi incredulidad viendo Neverending Story o Charm (bueno, me encantan las chavas). O sea, el problema no es el género (al menos para mí) sino lo que creo que es la consistencia de la historia.
Cuando veo CSI (Vegas) suspendo muy bien mi incredulidad.

Cuando veo CSI Miami o New York, no puedo. Les encuentro errores inaceptables, inconsistencias imperdonables.
Ahora bien, hay millones que han suspendido su incredulidad respecto a la narrativa de López Obrador.

Sencillamente, se creen todo el teatro (venido a circo) que presenta, todo el acto de magia completito. Su autoengaño ya se convirtió en "delusión".
Pero lo peor de todo es que creen que es una situación real y creen que toman decisiones conforme dicha situación real.

Si López o López-Gatell dicen que no usen tapabocas, no lo usan. Creen que la situación no amerita que lo usen, llegan al punto de creer que es una violación a los derechos humanos el usarlo.

Aquí, el prestidigitador les dice que tal o cual es la situación real, y le creen, aunque la situación real sea otra.
Creen sinceramente que es el "Salvador de México".

Creen sinceramente que va a acabar con la corrupción y que si tiene que ser corrupto para hacerlo, pues que así sea. Ni les importa ni ven la contradicción esencial en ello. Muchísimos ven como un gran negocio el recibir sus dádivas clientelares a cambio de su apoyo incondicional

Ellos no saben de economía ni de finanzas, ni les importa. No aceptan que les digamos cómo se ha hecho el truco ni lo que va a pasar por haber hecho lo que ha hecho.

Aceptan el circo, no saben de leyes, no saben que un abogado listo de cualquiera de los expresidentes, si llega a juicio cualquiera de ellos, puede decir que el Debido Proceso no se cumplió pues se les acusó públicamente sin pruebas, violando sus derechos humanos.

Supongo que el amparo llegaría en automático. Eso, claro, lo sabe López, pero tiene que tener distraída a su grey.
Porque de eso se trata todo esto: de tener el control completo de la atención del público, para distraerlo.

Al aceptar el circo, aceptan la rifa del no avión no presidencial, aceptan los "detentes", aceptan no usar tapabocas, aceptan las Amañaneras palabra por palabra.
Otros de sus seguidores incondicionales, los más cultos y educados, tienen algo qué perder si dejan de apoyarlo:

dinero, posición, estatus. Saben que es un circo, pero viven en y fomentan la fantasía de que el rey desnudo marcha vestido elegantemente...bueno, en el caso de López, muy negligentemente.

Por cierto, su vestir negligente, su forma descuidada de presentarse, representa para millones de seguidores un acercamiento a SU propia forma de vestir descuidadamente. Es como ellos: alguien del pueblo, aunque esté viviendo en medio del lujo de Palacio Nacional.

En otras palabras, todos ellos han suspendido su incredulidad, como ocurre en las buenas obras de teatro. Su autoengaño es total.

Como le pasa al Quijote (y a veces les ocurre a los jugadores de juegos de video) no pueden ver el juego de manera externa, viven en él, sufren en él, gozan en él.

Al quererlos despertar del ensueño del juego, de la obra de teatro, al nosotros tratar de explicarles que es un truco y cómo se hace, nos convertimos en gente molesta.

Por eso se enojan tanto: queremos sacarlos de la "delusión". López es consciente de esto y por eso dice que están "felices, felices, felices". Es verdad.
A veces ni la realidad los despierta.

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