En #BiosdelHOF toca el turno a Travis Calvin Jackson (1903-1987).
Electo al Salón de la Fama en 1982, la 44ta elección por la vía del Comité de Veteranos. Apareció trece veces en la boleta, pero nunca obtuvo más del 7.3% de votos.
Nació en Alabama, en 1903. Al ser un hijo único, su padre le dedicó una gran cantidad de su tiempo libre a jugar con él, específicamente, a jugar béisbol. A los 14 años, su tío lo llevó a ver a un ex Grande Liga, que dirigía un equipo de Arkansas.
Aunque Travis sorprendió al timonel, era muy joven para ser firmado, pero cuenta la leyenda que llegaron a un acuerdo, según el cual, el chico volvería a visitarlo cuando se graduara de la secundaria. Y eso hizo, y recibió un contrato para jugar con el equipo.
Aunque sus números iniciales era bastante flojos (.200 de bateo y 21 errores en el campocorto), el joven de, ahora, 18 años, mostraba mucho potencial. Su mánager, amigo y asesor del legendario John McGraw le aconsejó que firmara al chico.
Y aunque McGraw lo firmó para los Giants de New York – apenas mes y medio después de firmar a Bill Terry, otra recomendación del mismo mánager – el contrato estaba condicionado a que terminara la temporada con su equipo actual.
Y en esa temporada sufrió un severo accidente en el campo, colisionando con el center field en una jugada. El jardinero sufrió una fractura de cráneo y perdió la visión en su ojo izquierdo. Jackson también se golpeó, pero pudo terminar la temporada sin mayores problemas.
Ese mismo año debutó en las Mayores, aunque se fue de 8-0 en 3 juegos. Para 1923, Dave Bancroft, otro futuro Salón de la Fama, era el shortstop titular de New York, pero se enfermó de Influenza a comienzos de temporada, por lo que fue reemplazado por Jackson.
El desempeño del joven de 19 años fue tan bueno, que al año siguiente Bancroft fue cambiado a los Braves de Boston. Jackson sería el nuevo titular, puesto que ocuparía por los próximos trece años, convirtiéndose en una estrella en la liga.
En esos años, Jackson jugó con bastante regularidad hasta 1931, pero su carrera estuvo copada de diferentes lesiones y molestias, que le robaron mucho tiempo de juego. Sus piernas, particularmente, tuvieron la peor parte, y fueron la razón de su temprano retiro.
Para 1936, con apenas 32 años de edad, Jackson decidió retirarse y firmar un contrato para ser mánager en las menores. En su carrera de 15 temporadas bateó para .291 con 1.768 hits, 929 remolcadas y 135 jonrones, un número excepcional para un infielder de la época.
Curiosamente, aunque en sus comienzos era terrible como fildeador, particularmente por su brazo, terminó convirtiéndose en uno de los mejores campocortos de la liga. Años después, al consultarle a Al Lopez sobre Luis Aparicio, este indicó que estaba “al nivel de Travis Jackson”.
Pasaría varios años como coach, tanto de los Giants, bajo sus excompañeros Bill Terry y Mel Ott, como de los Braves, pero nunca llegó a recibir una oportunidad para ser mánager – en parte porque su desempeño en las menores en ese cargo nunca fue bueno.
En 1982, y sin duda, con el apoyo de Bill Terry, para ese entonces retirado del Comité de Veteranos, pero con algo de influencia, Jackson fue electo por el Comité de Veteranos al Salón de la Fama, prácticamente el último jugador de los Giants de los 1920s en entrar.
La carrera de Jackson no parece reunir los méritos para entrar al Salón de la Fama, pero en su época era reconocido como un líder y como el mejor fildeador el campocorto de la Liga Nacional. Aun así, sus números son demasiado bajos para el honor.
Falleció en 1987, de complicaciones por Alzheimer, a los 83 años de edad.
Hoy tocó ver A NIGHTMARE ON ELM STREET (PESADILLA EN LA CALLE DEL INFIERNO), una peli referente del cine de terror norteamericano, que generó una larga serie de secuelas, remakes, spinoffs (muchos de inferior calidad), sobre Freddy Krueger, el asesino que mata en los sueños.
Krueger mata a un grupo de chicos, amigos de high school. La verdad, es un terror que no asusta, sino que impresiona. Uno no tiene miedo, es más el impacto de las muertes, los saltos que uno pega, que el miedo que genera.
Sigue siendo entretenido verla, lo que habla muy bien del concepto, aunque no se puede negar que los valores de producción no envejecieron muy bien. Pero vale la pena: divierte.
Hoy toca el turno en las #BiosdelHof a Luis Ernesto Aparicio (1934- ).
Electo al Salón de la Fama en 1984, la 46ta elección, con 341 de los 403 votos posibles, para un 84.6% de apoyo, en su sexta aparición en la boleta, tras subir en cada una de las oportunidades anteriores.
Nació en Maracaibo, Venezuela, el 29 de abril de 1934. Hijo de Luis Aparicio Ortega, una superestrella del campocorto local de los años 30s y 40s. Su tío, Ernesto, también es reconocido como un importante gestor deportivo, coach, mánager y dueño de equipo.
Impulsado por sus familiares, comenzó a jugar béisbol desde pequeño y, aprovechando que su tío Ernesto era dueño de un equipo, Gavilanes, empezó siendo batboy. Esto le permitió, no solo estar en un campo de juego, sino conocer a grandes estrellas locales y extranjeras.
Hoy se cumplen DIEZ AÑOS del estreno en cines de USA de THE SOCIAL NETWORK (RED SOCIAL), la película que narra la supuesta historia de cómo Mark Zuckerberg creó Facebook, y todos los problemas y demandas que recibió por su forma de ser y de hacer las cosas.
En 2003, Mark Zuckerberg, estudiante de Harvard crea una página que terminará convirtiéndose en Facebook, pero en el camino hace varias cosas que le generan muchos enemigos; copiarse la idea de otros estudiantes, meter en problemas a su socio principal…
…y aliarse con Sean Parker, el fundador de Napster. Aunque Facebook crece exponencialmente, su vida personal se enreda cuando los Winklevoss y Divya Narendra, los supuestos creadores de la página que copió, y Eduardo Saverin, su socio, lo demandan.
Hoy se cumplen VEINTE AÑOS del estreno en cines del UK de BILLY ELLIOT, una película sobre la necesidad de ser como se quiere ser, la autoestima, afrontar dificultades y superarlas, narra un proceso de autoafirmación personal y de hacer frente a las resistencias sociales.
El chico Billy Elliot, de 11 años, es un desadaptado. No le gusta el boxeo, el deporte que su padre quiere que aprenda, y lo molestan los otros chicos. Un día ve una clase de ballet y se enamora de la danza, deseando aprender a bailar como las niñas en ese grupo.
Pero en su pequeño pueblo minero, nadie entiende que un niño quiera bailar ballet, y menos de todos, su propio padre, un representante sindical de las minas, actualmente en huelga. Su vida se complica más cuando lo obligan a cuidar a su abuelita con Alzheimer.
Hoy se cumplen VIENTE AÑOS del estreno en Hong Kong de IN THE MOOD FOR LOVE (花樣年華, CON ÁNIMO DE AMAR, DESEANDO AMAR), discutiblemente, la obra maestra del gran Wong Kar-Wai, una hermosa historia de amor no correspondido.
Un editor y una secretaria coinciden al mudarse al mismo edificio y comienzan a tener encuentros casi diarios. Pasan mucho tiempo solos, porque sus parejas trabajan mucho y no estan por casa. Hasta que descubren que ellos están teniendo un affair entre sí.
Con conocimiento de lo que ocurre, ambos deciden hacerse compañía, pero deciden no llegar a más nada, para no caer en el mismo mal de sus esposos. Sin embargo, la cercanía, la compañía y la mutua decepción, hacen que empiecen a aflorar sentimientos entre los dos.
En #BiosdelHOF toca el turno a Walter Emmons Alston (1911-1984).
Electo al Salón de la Fama en 1983, la 45ta elección, por la vía del Comité de Veteranos, como el décimo primer mánager en ser seleccionado.
Nació en un pequeño poblado en Ohio, viviendo en la granja familiar. Estaba tan alejado de todos lados, que nunca tuvo con quien jugar béisbol, excepto su padre, hasta que se mudaron de ciudad y pudo entrar en una escuela con un equipo.
Siguió jugando en la universidad, incluso llegando a ser el capitán el equipo. Pero dejó los estudios tras casarse, y necesitar una forma de mantener a su nueva familia. Luego pudo retomar los estudios, y, al graduarse, consiguió trabajo como profesor y coach de béisbol.