1. México: en el país de la televisión educativa, para ver lo que pasa en educación, el canal que hay que mirar es otro.
El presupuesto para la niñez y adolescencia en educación habrá crecido poco entre 2019 y 2021.
Pero, detrás de eso, hay unos cuantos cambios.
(Va hilo)
2. En 2021 ya no estarán 15 programas que existían en 2019, antes del inicio de esta gestión. En total representaban US$2,650.9 millones.
Pero hay 11 nuevos que se introdujeron en estos años. En total son US$3,818.5 millones. Así, lo nuevo supera en un 44% a lo que se elimina.
3. De los programas eliminados, el más importante es Prospera: tenía un presupuesto de US$2,082.6 millones en 2019. Es decir, un 78% de lo que se elimina.
De los nuevos, destacan tres: las Becas Benito Juárez (para Básica y para Media Superior) y La Escuela es Nuestra.
4. Las becas tendrán un presupuesto de U$S2,923.7 millones. Para La Escuela es Nuestra se prevén US$614 millones.
Entre los tres suman US$3,537.7 millones. Es decir, tres programas representan 93% del total de lo nuevo.
5. Pero estos no son los únicos cambios. Hay 10 programas que continuarán: 4 aumentarán su presupuesto y 6 lo disminuirán.
La variación neta para estas acciones (diferencia entre lo que sube y lo que baja) es que su presupuesto crecerá en US$361.1 millones entre 2021 y 2019.
6. ¿Qué nos dicen todos estos números?
Que hay una gran reasignación de recursos en la educación mexicana.
Las acciones se enfocan fuertemente a transferencias directas -sin mediaciones- a los estudiantes y a las comunidades escolares.
7. Por eso, no solo hay que mirar lo que ya no estará, sino lo que: a) se profundiza, y b) aparece como nuevo. Que, además, se llevan la mayor parte del presupuesto educativo no salarial.
Sus efectos, posiblemente, se harán sentir más allá de lo estrictamente sectorial.
8. Gracias @ceci_berlanga por la ayuda con todos estos números!
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1. Entre un 15% y un 20% del gasto que figura como salarios docentes y de empleados regulares de los ministerios de educación no serían sus remuneraciones.
Se registran como tales, pero no.
Tan preocupante como eso es que no es posible saber a quién se paga ni su destino.
2. Podría ser personal de otras reparticiones (no sería la primera vez).
De ser así, habría una parte de la inversión educativa provincial que no es tal.
O, si se quiere, habría una parte que podría destinarse a mejorar los salarios de los propios docentes.
3. En el mejor de los casos esto puede ser ineficiencia o falta de transparencia. Porque la información está, pero no se puede acceder.
El Consejo Federal de Inversiones tiene las bases de datos pero no sabe -o no quiere saber- qué transfiere a las provincias dentro del FONID.
1. El voucher educativo: historia de un fracaso silenciado.
La única experiencia regional que se aproximó en su forma más cabal al voucher no fue Chile. Fue Nicaragua.
El programa de escuelas autónomas comenzó a regir como una experiencia piloto en 1993. Luego se fue ampliando.
2. Se basaba en tres ejes: a) la autonomía de la administración escolar, b) la participación de los padres en la elección de directores y, c) el financiero.
El tercer eje era un sistema de capitación. La mayor parte de las escuelas recibiría financiamiento del Estado.
3. Los ingresos se calculaban según la cantidad de alumnos, el nivel educativo y su localización geográfica.
Después se determinaba un costo por alumno al que se le sumaba un monto para cubrir gastos de funcionamiento. Luego se multiplicaban los alumnos por ese costo.
En las políticas de personal se puede actuar sobre dos grandes dimensiones: los incentivos y la motivación.
Los salarios son *el* incentivo. La motivación es el aliento a actuar de una forma dada debido a percepciones, valores, contextos, etc.
2. El ideal es cuando confluyen: es el primer cuadrante. Por ejemplo, buenos ingresos y buenas condiciones de trabajo (aunque no solo eso).
El segundo cuadrante podría significar la pérdida de una oportunidad.
¿Por qué?
3. Los docentes pueden estar muy motivados y ser entusiastas en su trabajo pero los bajos salarios podrían minar el ánimo de hasta el mejor predispuesto.
Ante una mejor oferta laboral, aunque lamentándolo, podrían dejar la docencia.
No falta nadie. Presidente, gobernadores, ministros, legisladores, dirigentes gremiales, funcionarios internacionales. Y, por supuesto, medio mundo del pequeño gran mundo de la educación local.
¿El motivo? Va hilo.
Se va a presentar, al fin, la Ley de Financiamiento Educativo.
La fecha no es casual. Es simbólica. Aunque el proyecto aspira a ser más que un símbolo.
Si bien demorará más de lo previsto, se cumplirá la meta de inversión del 6% del PIB.
Pero no hablaré de esa ley hoy. Ni de sus vicisitudes.
Tampoco diré que allí se anunció la muerte de otra ley -la Federal de Educación- ya moribunda.
Ni del anuncio sorpresivo de una nueva, la de Educación Nacional.
No. Me centraré solo en un instante. En un minuto del evento.