Siempre he creído que hay una distancia entre hacer las cosas bien, y hacer las cosas con corazón.
Y que esa distancia, de alguna manera, marca una infinita diferencia.
Es esa sutil diferencia entre trabajar bien, y trabajar con corazón, lo que lo cambia todo.
Ken dormía cada noche con la fotografía de su mujer fallecida, Ada.
Hasta que una cuidadora de la Residencia de Thistleton Lodge, le dio una sorpresa a este veterano de guerra de 94 años.
No sé si me explico. Lo que creo que hace que este planetita siga dando vueltas es esa diferencia entre hacer las cosas bien, y hacerlas muy bien, y con corazón.
Hacer tu 'trabajo' bien.
O hacerlo, mejor.
Supongo que, a veces, hacer bien tu trabajo es no hacer tu trabajo y dejar la cámara a un lado. Y salvar vidas en riesgo.
Como el reportero Messinis en Lesbos.
Creo que, cuando haces muy bien tu trabajo, también sabes cuándo quitar la mano para dejar que 'todo' camine.
Centro de Rehabilitación Física. Afganistán. @CICR_es
Es es 'punto' de más cuando haces bien tu trabajo y logras que los demás también hagan el suyo.
Lo dicho. Hacer tu trabajo. O hacer bien tu trabajo.
Un medallista paralímpico, Blake Leeper, motiva a un niño de 2 años, en su primer día con la prótesis.
Ese 'hacer muy bien tu trabajo' creo que se manifiesta, muchas veces, en las cosas 'pequeñas' pero grandes, como este certificado de la directora de un colegio al mismísimo Ratoncito Pérez.
Y sí, creo que la paciencia es una parte clave de un trabajo bien hecho, de verdad.
Y saber desarrollar las capacidades de cada cual que, a veces, son distintas.
Esa sutil diferencia entre trabajar, y trabajar, con corazón.
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1. Hay algunas fotos, de esas en blanco y negro, viejas, que tienen todo un mundo dentro, para bien, pero también para mal.
Aquí os comento varias de ellas que me impactan.
Va hilo.
2. Ya la conocéis, de sobra, un médico francés invidente, Albert-andré Nast, utiliza su oído en lugar del estetoscopio.
Thomas McVoy. 1953.
3. Un niño japonés, con su hermano pequeño muerto en la espalda, espera turno para el crematorio.
Nagasaki, 1945. Joe O'Donnell.
La definición de la bestialidad e inhumanidad de las guerras.
1. Una niña herida, recostada sobre el cuerpo de su hermana pequeña muerta, espera a ser rescatada de entre los escombros de su vivienda tras un bombardeo en Khan Sheikon, Siria. Febrero, 2019. Anas Diab.
Un año de mierda para muchas personas. Un breve hilo.
2. La mirada de ese niño que escapa del último bastión de ISIS, Baghouz. @RodiSad 2019
1. La primera ley del Club de la Lucha es buscar un cabeza de turco de todos los males mundiales. Atacar a alguien vulnerable, como refugiados y migrantes, hasta lograr deshumanizarlos. Es más fácil gestionar números que personas. (Foto Santi Palacios)
2. La segunda ley del Club de la Lucha es criminalizar o eliminar directamente a las personas o asociaciones que defienden a los ninguneados. Son testigos muy incómodos porque golpean la conciencia, y nuestras miserias.
3. La tercera ley del Club de la Lucha es alzar más muros y alambradas, para crear una falsa sensación de seguridad frente al 'enemigo'.
Sin contar que no son el enemigo. Y que nada para a quien quiere una vida digna, o una vida para sus hijos.
1. Por si resulta de interés, un breve hilo con las imágenes de este año que se me han grabado en la retina. Como el padre que escapa con su hija en brazos de Mosul (marzo). Goran Tomasevic #2017
2. La crisis de los no refugiados rohingyas en Bangladesh. 1 millón. @munduhurbila
3. Último adiós de un padre a su hija. La guerra. Irak @alexrosehowland