Hoy vamos a visitar el Museo de Orsay de París.
Ubicado en una antigua estación de tren, alberga una maravillosa colección de obras de arte de los siglos XIX y principios del XX.
Vamos a entrar.
Se trata de un museo fácil de ver, no es tan grande como el Louvre que está muy cerca.
Al entrar hay una nave central iluminada con luz natural que emana de la bóveda de cristal con esculturas de la segunda mitad del siglo XIX y pequeñas salas a ambos lados.
¿Qué pasó con las mujeres troyanas tras el saqueo de Troya?
Mi nombre es Hécuba, reina de Troya y huérfana de hijos, sin esposo, sin ciudad y aniquilada por completo os voy a contar mi terrible historia, pero antes cedo la palabra a Poseidón.
🎨 Hécuba y Polixena, Blondel.
Yo, Poseidón, vengo del salado abismo del mar y desde que Febo (Apolo) y yo edificamos las altas torres de Troya, he favorecido siempre a esta ciudad destruida ahora por el ejército argivo, quienes fabricaron un caballo preñado de armas contaminando Troya de una carga funesta.
Los templos de los dioses destilan sangre y Príamo (rey de Troya), moribundo, cayó a los pies del altar de Zeus.
Los griegos ahora esperan que sople un viento favorable que les proporcione el placer de abrazar a sus esposas e hijos, ya que han estado diez años lejos de ellos.
Mi nombre es Psique, soy hija de reyes, la menor de tres hermanas.
Decían de mí que era tan hermosa que la voz humana no tenía palabras para expresarlo; me veneraron como si fuese la diosa Venus en persona.
Hoy os voy a contar mi historia.
🎨 Bouguereau.
La noticia se fue extendiendo a las ciudades vecinas, contaban que el rocío del cielo había producido otra Venus.
Ya nadie navegaba hacia Pafos (Chipre), Cnido (Asia Menor) ni hacia la misma Citera (Peloponeso) para contemplar a la diosa Venus, abandonaron su culto por mí.
Yo no era la reencarnación de Venus, pero nada podia hacer para convencerles.
Ese traspaso de honores divinos a mi favor inflamó la violenta cólera de la verdadera Venus.