Mientras desaparecía gente, una de las primeras preocupaciones de la última dictadura cívico-militar en Buenos Aires fue deshacer nombres de calles votados durante el período democrático 1973-1976. Tras 1983 pocos se rescataron y otros quedaron como quiso Videla. Veamos algunos.
Quizás el más conocido es Scalabrini Ortiz. El nombre original era Calle del Ministro Inglés, en alusión a George Canning, PM inglés que reconoció la independencia argentina. En 1974 se le cambió el nombre por el de Scalabrini, intelectual que denunció el colonialismo británico.
La dictadura revirtió Scalabrini Ortiz al nombre anterior Canning y lo mantuvo incluso durante la Guerra de Malvinas, cuando la estación homónima del subte D se llamó "2 de Abril". Canning recuperó el nombre Scalabrini en 1984, un guiño de la mayoría radical al pensador de FORJA.
Rosas no tuvo esa suerte. En 1974 se renombró la calle Monroe (presidente de EEUU autor de la doctrina homónima) en homenaje al Restaurador, sin calle a pesar de haber sido 20 años gobernador de Buenos Aires. La dictadura lo revirtió y Rosas siguió siendo incómodo en democracia.
Lo interesante es que aunque Monroe nunca recuperó el nombre Rosas (al que le parezca polémico que me diga por qué homenajeamos a Monroe), sí lleva su nombre la estación terminal de la línea B, que queda sobre la calle Monroe... y en Villa Urquiza. Una pequeña revancha histórica.
No fue el único reconocimento a Rosas del gobierno peronista del 73, más influido que nunca por el revisionismo. La actual Soldado de la Frontera, en Villa Lugano, se llamó Av. del Restaurador hasta que la dictadura se preocupó por cambiarle el nombre por algún homenaje militar.
Aquí otra que fue y volvió: en 1973 se cambió el nombre de la calle Canalejas, en Caballito, por el de Felipe Vallese, obrero secuestrado en esa calle y luego desaparecido en 1962. Por supuesto la dictadura volvió al nombre anterior. En 1988 se recuperó el homenaje a Vallese.
Dos funcionarios del primer gobierno de Perón recibieron calles: Freire y Carrillo, primeros ministros de Trabajo y de Salud de la historia argentina. La dictadura volvió a los nombres anteriores (Chivilcoy y Flor del Aire). Ramón Carrillo recibió una calle en Barracas en 1989.
Este es raro: en 1973 la calle Manuel García de P. Patricios fue renombrada en homenaje al presidente paraguayo Francisco Solano López. La dictadura primero lo borró, pero después le dio el nombre de Solano a la calle Lácar, en Devoto. Hoy además tiene una parada de Metrobús (?).
En 1974 la calle Salónica, en Almagro, se renombró en homenaje a Enrique Santos Discépolo, cambio revertido por la dictadura. Discépolo recuperó una calle en 1988, la antigua Rauch. Para más confusión, la actual calle Rauch es la misma que se llamó Discépolo entre 1973 y 1976.
El más polémico para el final: la Avenida del Justicialismo fue creada en 1951 sobre la traza de un antiguo ramal ferroviario. Con el golpe del 55 se pasó a llamar Perito Moreno. En el 73 se recuperó el nombre original. La dictadura volvió a Perito Moreno, que hoy se mantiene.
Reflexiones rápidas: 1. La nomenclatura urbana es la continuación de la política por otros medios. 2. Lamentable que no se hayan revertido los cambios ilegítimos de la dictadura, aún para revisarlos. 3. El antiperonismo de la dictadura del 76, poco enunciado a diferencia del 55.
La fuente de todo esto es "Las calles de Buenos Aires. Sus nombres desde la fundación hasta nuestros días", de Alberto Piñeiro, consulta ineludible para identificar los nombres antiguos de las calles. Está publicado por el GCBA:
La semana pasada estuvo en Buenos Aires mi amigo @gajodeluz con un dron. Va hilo con algunas postales porteñas que estuvimos haciendo. Estuvo, bah: a lo sumo tiré yo alguna idea. Algunas son medio obvias pero otras creo que les pueden interesar. Síganme, no los voy a defraudar.
Empecemos donde todo empezó: la Plaza de Mayo, con la pirámide y la ronda de pañuelos desde arriba. Este era un día brumosísimo, el domingo 5, en que terminamos en la Feria del Libro. Para la paranoia del Presiduende es rarísimo que no estuviera Pato con un FAL bajando drones.
De derecha a izquierda: el antiguo Palacio Municipal, la Avenida de Mayo, el Cabildo y la Diagonal Sur, con el Palacio del HCD y el Monumento a Roca al fondo. Nótese la medianera siempre horrible del Pasaje Roverano detrás de la reconstrucción del Cabildo histórico.
En estos días de reivindicación de Mirtha Legrand se me ocurrió ponerme a rastrear los afiches de todas sus películas en la mejor calidad posible. Vamos con el hilo definitivo de Mirtha Legrand, ícono del cine argentino (?). Todos sus carteles cinematográficos en orden.
Nos salteamos "Hay que educar a Niní" (1940) y "Novios para las muchachas" (1941) para arrancar por su primer protagónico, "Los martes, orquídeas" (1941). ¿Sabían que nos la copió Hollywood? Fue adaptada como "You Were Never Lovelier" (1942), con Rita Hayworth y Fred Astaire.
El segundo protagónico de Mirtha fue en "Soñar no cuesta nada" (1941), junto a Silvia. No pongo datos de director y elenco porque salen en los afiches. Del cartel original de Argentina Sono Film (el segundo) no encontré versión en alta; el otro es de la distribución española.
En estos días circularon rumores de que el gobierno de MiIei piensa implementar el modelo de open access ferroviario, pero se leen cosas muy confusas. La apertura del sector ferroviario a la competencia no requiere vender nada y sí bastante mejor Estado. ¿En qué consiste? Veamos.
Tradicionalmente, una misma empresa ferroviaria es la dueña de las vías y la responsable de los servicios (de pasajeros o carga). Así funcionó Ferrocarriles Argentinos hasta 1993 y también las concesiones del menemismo, como responsables de sectores "propios" de una red loteada.
En buena medida, el ferrocarril fue considerado un monopolio natural: a diferencia de la red vial, que habilita infinitas combinaciones de rutas, en los FFCC hay una coordinación muy precisa entre la infraestructura, el control de circulación y la operación en sí (correr trenes).
Con la evasión en los trenes, el nivel de subsidio y lo caro que nos sale contratarle los molinetes a Indra sería interesante alguna vez una prueba piloto del "sistema de honor" alemán: acceso libre, pero controles aleatorios y multas altísimas para quien no haya pagado boleto.
¿Cómo se paga el boleto? En principio igual, validando al iniciar el viaje (por ejemplo, con validadoras SUBE en el andén o colectivos). En la mayoría de las ciudades alemanas se usan tanto boletos digitales en QR como títulos de papel que se validan "picándolos" antes del uso.
Sólo comparando el funcionamiento real podría verse si es más o menos eficiente en recaudación. A priori podría ser más barato de controlar y más efectivo contra la evasión. Por lo pronto, donde lo adoptaron (Alemania, Austria, Suiza, Hungría, California) no volvieron atrás.
A ver si el tiroteo en el subte pone en agenda el peligro de que Retiro se haya convertido en un foco de delincuencia. Laburantes que vienen del GBA, turistas que van a tomar un micro, todos expuestos. No es progre reivindicar la precariedad ni facho querer que no te roben.
Las veredas de la Av. Ramos Mejía son tierra de nadie: mayor presencia policial sería disuasoria para el punguerío al menos por donde circulan transeúntes y turistas. No puede ser que estés esperando el bondi y te tajeen la mochila o que haya que zigzaguear esquivando puestos.
Luego está la línea del GCBA (acompañada por cierto progresismo) de que basta con "reconocer" el "Barrio 31" tal como está, romantizando la ocupación del espacio público, los callejones y las construcciones informales en lugar de urbanizar lo posible+relocalizar lo imposible.
La facilidad con la que aceptamos que una ciudad con la vida nocturna de Buenos Aires no tenga subte 24 horas los viernes y sábados.
Al menos, el subte podría funcionar hasta la 1:20, como era en la época estatal. Con la privatización se corrió el horario a las 22:30 con la excusa de hacer obras y jamás se recuperó (aunque hace unos años el GCBA lo extendió media hora más a cambio de atrasar la apertura).
Por supuesto lo mismo vale para los trenes metropolitanos, con la salvedad de que cubren los suburbios y no el pleno centro. El actual horario de cierre de las líneas es muy dispar. El Mitre casi no tiene trenes después de las 10:30 y el San Martín funciona casi toda la noche.