A modo de broma, espero, los que ven en el manoseo gubernamental a los fideicomisos de apoyo al cine mexicano el fin de una segunda Época de Oro recuerdan lo que vino después de ello cuando un gobierno nacionalista y popular le hizo la eutanasia a la primera época de glorias.
Este que escribe nació en el seno de una familia cinéfila que tenía como mantra ir al cine la mayoría de los viernes del año.
Debo agradecer que, entre mi Madre, mi Padre y mi Abuela me criaron en un amplio panorama del cine que hasta entonces reinaba en carteleras.
Mi primer recuerdo en el cine lo tendré a finales de los años 70. Para los años 80 ya había absorbido las filias cinéfilas de mis mentores.
Todas ellas menos una de mi Padre, el Cine de Ficheras.
El cine de evasión que quedó tras la eutanasia a la industria fílmica nacional.
Bajo la tutela de mi madre jamás fui al cine a ver una película del cine de ficheras.
Bajo esa tutela jamás se dejó la televisión en una proyección del género y jamás llegó a mi casa un VHS de esas películas.
Si era un acuerdo de mis padres nunca lo supe.
Cuando se acabó la tutela materna sobre el cine que veía la curiosidad, y las ganas de ver todo el cine que pudiera, me llevaron a rentar un par de VHS de cine de ficheras y cine de albureros.
No recuerdo ni los nombres de la cintas, pero me pareció cine basura por completo.
Pero el cine de ficheras y el de albureros fue el último cine exitoso en taquilla antes de la llegada del TLC.
No habría otro cine igual de exitoso hasta que la comedia urbana acabara con el divorcio entre la audiencia y el cine nacional.
He pensado mucho el porqué un cine tan pobrísimo en narrativa, tan burdo en su argumento y tan vulgar en su forma tuviera tanto éxito en los padres de la Gen X.
Pienso en mi padre, que asistía a cada estreno en forma solitaria, y en él veo la audiencia de ese cine.
Mi Padre veneraba las cintas de Cantinflas. Cuando apareció el VHS se hizo la meta de conseguirlas todas. Y casi lo logró.
Yo me hice asiduo al cine de Cantinflas gracias a él. Puedo decir que he visto casi todas las películas de Mario Moreno por la colección de mi Padre.
¿Cómo llegó mi Padre del cine de Cantinflas al cine de ficheras?
Quizá pocos le encuentren similitudes, pero sí las hay.
El cine de Cantinflas es un cine de narrativa simple, de argumento lineal y, aunque nunca llegó a ser vulgar, era cine de barriada.
En el cine de Cantinflas no se enmascara la pobreza, pero se le evade de la mejor forma con una comedia chabacana, paródica la mayor de las veces, satírica en las menos.
Como fuera era cine de evasión.
Para una generación de mexicanos que apenas si sabían leer, escribir y contar el cine de Cantinflas les ofrecía un divertimento barato sin grandes complicaciones intelectuales.
Mi Padre era de esa generación, de esa audiencia. Nunca terminó la primaria,
Mi Padre sabía leer, por supuesto. Todos los días leía el periódico vespertino, pero lo leía a su ritmo y pausas.
Leer subtítulos era un reto que aceptaba si la película no estaba plagada de diálogos.
Por eso también gustaba del western. Por él me hice fan de Clint Eastwood.
Cuando la primera Época de Oro del Cine Mexicano se fue a pique, y vino la quiebra masiva de la industria fílmica nacional, el cine mexicano se hizo escaso, y escasa fue la oportunidad de evasión en gran pantalla de la audiencia como mi Padre.
¿Qué hace un cinéfilo cuando el cine escasea?
Se agarra del que haya, como lo haya. Como nosotros lo hemos hecho este primer semestre del nefasto 2020.
Así pues la audiencia como mi Padre se aferró al cine que había: ficheras y albureros.
En el cine de ficheras y albureros mi padre encontró la narrativa fácil, el argumento lineal, la barriada y la evasión de la realidad. Quizá no con la calidad que le brindaba el cine de Cantinflas, pero era eso o el cine norteamericano del new hollywood hecho ya para otro público
Así pues, esos que piensan que el cine de ficheras y albureros fue exitoso por sí mismo deberían replantearse ello.
Gran parte del éxito se debe a que no había otra evasión para cierto tipo de audiencia de aquellos años.
Aquellos que piensan que volverá el cine de ficheras y ficheras, encontrando un símil con lo que sucede hoy con el destino de la supuesta segunda época de oro del cine nacional, no acaban de entender el contexto social en que se dio ese éxito artificial del género.
Ese contexto social en el que triunfó el cine de ficheras y albureros no existe hoy día.
Dudo que retorne por sus viejas glorias, menos aun cuando para ver a gente vulgar haciendo estupideces se puede uno dar una vuelta por Tik Tok de forma gratuita.
Y la televisión abierta le complementa su evasión a la audiencia con el drama de vecindad den los reality shows que inundan su programación.
El cine de ficheras y albureros, afortunadamente, ya tiene cabida en otros medios mas allá del cine.
Pero, atención a este punto, si hay un par de situaciones que deben tenerse muy en cuenta sobre el símil del fin de una segunda época de oro del cine mexicano, y la posibilidad de la ruina de un embrión de industria fílmica nacional.
El fin de la primera Época de Oro del Cine Nacional y la ruina de la industria que la engendró trajo como consecuencia el domino de un género en la oferta de cine mexicano como podría suceder de nuevo.
No será el cine de ficheras y albureros, pero sí la comedia urbana.
De las ruinas que quedaron de la industria fílmica de los años 60, el gobierno echeverrista fue en pos de su salvación para asegurarse una narrativa a favor del régimen.
Narrativa a favor, censura inducida.
Esto puede repetirse de nuevo.
Estas dos situaciones, el reinado de un solo género en la oferta mexicana y la posibilidad de una tutela oficialista de la producción sí son una posibilidad real en el futuro.
Pero ello valen unas notas mas largas, para días futuros.
Fin de las notas de cine.
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López usó a varios académicos y analistas como "apantallapendejos" para seducir afinidades intelectuales y crear una cargada académica a su favor.
Sheimbaum repite la historia.
Luego resultó que esos "probos" académicos, ya en puestos directivos del gobierno federal, dejaron aun lado convicciones para ser uno mas de la fauna abyecta del caudillo. Sumisa a sus estupideces, cómplice de sus despropósitos.
Ejemplos sobran.
Cuántos no pensaron que la CONADE funcionaría mejor con Ana Gabriela Guevara, que sufrió en vida propia el desdeén burocrático.
Y ahora es la peor burócrata con la que han lidiado los deportistas.
En los últimos días la Academia Mexicana de Cine, algunos miembros del gremio y la titular del IMCINE María Novaro se han envuelto en una serie de dimes y diretes sobre los apoyos que el actual gobierno brinda para la producción de cine mexicano.
Todo ello surgió a partir de la declaración de la Academia Mexicana de Cine de que dejaría en pausa la celebración de los Premios Ariel, que reconoce el mejor cine nacional, debido a no contar con los apoyos para realizar la ceremonia y pagar las estatuillas.
La audiencia ya sabía que se referían a la Estrella de la Muerte, cuya destrucción es la misión suicida de la segunda mitad de STAR WARS: A NEW HOPE. Aquella película que vuelve legendario a su creador: George Lucas.
ROGUE ONE es la película que detalla la forma en que la alianza rebelde descubre la falencia estructural de la Estrella de la Muerte.
Es decir, todos ya sabíamos cómo iba a acabar la película. Porque los descubridores de dicha falla no sobrevivieron para ver su destrucción.
El gran reto de ROGUE ONE es cómo narrar una historia interesante cuando el desenlace ya está definido.
El reto fue superado con creces, porque, entre otras cosas, desmantela parte de las bases conceptuales con las que se concibió el universo de STAR WARS.
Si hay lecciones que nos han dejado los cientos de monarquías que han existido, y de las cuales se nutre la ficción monárquica, es que la divinización del monarca es uno de los mayores embustes de la civilización.
Y que la consanguineidad es un atributo sobrevalorado
Las monarquías inician gracias a la convergencia de fuerzas sobre un liderazgo sólido que brinde estabilidad a una región, esa es la realidad.
Darle una divinidad a dicho liderazgo fue, y es hoy día, redondear el beneplácito de dicho liderazgo para el pueblo simple.
El centro de Guadalajara, en su fisonomía da cuenta del cómo por décadas las administraciones municipales se preocuparon mas por facilitar la vialidad motorizada por el primer cuadro de una ciudad colonial no planeada para ser la segunda gran urbe del país.
Vaya al Jardín del Carmen y mire cómo se cortó de tajo los portales del su convento anexo para dar paso a Av. Juárez, una avenida en la que tuvo que moverse el edificio de teléfonos para dar paso a un carril.
En el trazo de Av. Federalismo, dejaron una iglesia en un camellón.