En 2017, tuve una reunión con dieciocho -sí, dieciocho- mapuches. Uno de ellos era nieto de alemanes del Volga, con apellido alemán, que no tenía el más mínimo parentesco con ningún mapuche. Por esa teoría de la autopercepción, también me habilitaría a decir que soy kolla.
Lucio V. Mansilla relata en su "Excursión a los indios ranqueles" esto de las reuniones multitudinarias, y que algunos se duermen y roncan. En las reuniones que tuve, pasó todo eso.
A la directora del consejo indígena de la PBA, le dije entonces que si me autoproclamaba sioux y juntaba diez amigos, también iba a exigir un lugar en ese consejo. Se rió, pero no pudo rebatir mi argumento.
En la reunión con los dieciocho "mapuches", había un funcionario de Cambiemos que hacía de amanuense de ese grupo. En serio. Le pregunté "¿qué hacés acá?", y me respondió que los asesoraba legalmente. Cuánta confusión, meu Deus...
Pero también me acompañó otro funcionario, con mucho sentido común y que me honra con su amistad, que puso en duda el carácter "originario": en definitiva, los humanos sólo somos originarios de África,
En definitiva, durante cuatro años defendí la labor de la ciencia arqueológica y nunca cedí al lobby pseudomapuche, porque la arqueología va demostrando que estos personajes sostienen muchas falacias. Resto arqueológico y Carbono 14 matan relato.
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