El penamiento ultra K hereda mucho de Montoneros, donde la ideología justificaba crímenes horrendos en nombre del "pueblo". Cuando Montoneros secuestraba, robaba y asesinaba no había contradidcción moral, ellos tenían carta blanca y licencia para matar.
Firmenich era (es) un psicópata violento, muy rápido para los números y que jercía un control ferreo sobre el movimiento. Se hacía lo que él decía. Se gastaba como él quería y se repartía armas y se ejecutaba "traidores" o "desertores" como a él y a la "conduccion" les parecía.
Una vez que se entraba en la "Orga" de Montoneros sólo se salía muerto o enriquecido. La disciplina tenía que ser total y si había una mínima sospecha de traición, tus mismos compañeros te ejecutaban.
Gracias a secuestros de altísimo perfil, Firmenich y la conducción de Montoneros de llenaron (literalmente) de millones de dólares. Pero ese dinero no se destinaba a ayudar a los "perejiles" que mandaban al muere en misiones suicidas. No, esa guita era para la conducción.
Firmenich y la cúpula de Montoneros supieron del golpe de 1976 desde antes que ocurriera. E igual enviaron la gente a la muerte. No les simportaba porque para ellos el fin justificaba los medios.
¿Cuál era el "fin" de Montoneros? El Relato Montonero decía buscar la justicia social, la independencia económica y política de la Argentina, se definía como antiimperialista y antioligárquico, antiburocrático, y consideraba la lucha armada como parte de su política de masas.
“Hemos llegado a la lucha armada sólo cuando se agotaron y perdieron sentido todas las otras posibilidades de lucha política”, dijo Firmenich a Gabriel García Marquez en una entrevista en 1977. Para él, el voto y la democracia no eran alternativa.
La realidad era que Firmenich y sus secuaces eran una banda de criminales disfrazados de idealistas, que realizaron muchísimo adoctrinamiento infantil y juvenil, sobre todo en escuelas secundarias como el Buenos Aires y en las universidades.
Muchos de los cabecillas de la cúpula de Montoneros (la Conducción Nacional) como el propio Fimenich, Vaca Narvaja, Galimberti, Roberto Perdía, Raul Magario, etc. salvaron la vida mientras mandaban a morir a miles de jóvenes. Dejaban a us propios militantes sin ayudas ni recursos
El legado perverso de Montoneros sigue envenenando la política argentina a través de Juan Grabois y otros especímenes ligados al kirchnoperonismo camporista y a la izquierda trasnochada y antidemocrática. Son los violentos tira-piedras y autores de usurpaciones, tomas y robos.
El hecho que Mario Firmenich, Fernando Vaca Narvaja y Roberto Perdía hayan podido publicar en sept un documento reivindicando los 50 años de la creación de Montoneros y su accionar criminal, demuestra hasta qué punto es de actualidad y tiene aceptación. bit.ly/2HRXYlz
En otra parte del mundo estos señores estarían teniendo que rendir cuentas por sus actos genocidas pero en Argentina no: andan escribiendo solicitadas autocelebratorias porque tienen apoyo y porque sus ideas tienen eco en el gobierno de los Fernández.
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