La fauna local tiene sus autopistas. Hemos dejado la cámara unos días y hemos podido ver seis ilustres especies.
Claramente huelen nuestro rastro y el de la cámara, y algunos selfies acaban en susto, como le pasó al tejón.
Fotocall frente a la cabaña del horno.
El colirrojo da la claqueta y comienza el desfile:
Liebre de paso, aperitivo de la curruca a base de aceitunas, garduña buscando cena, zorro pendiente del selfie, jabalí incansable pese al vendaval.
Y "Pita" ❤️.
De ella hablaremos otro día.
Vicent, el zorro que transita los bancales, se acerca a cámara en la niebla para anunciarnos que hemos grabado al gato montés (!).
No pensábamos que estando en la masía habría este ajetreo a unas pocas decenas de metros.
Y como siempre, la garduña, incansable.
La corza.
Nos manda un saludo en su tranquilo paseo de madrugada.
Vicent, que se apunta a todas, nos presenta las imágenes del ambiente que se cocía en el bancal que tiene la pileta (bebedero de piedra para aves) en los días filoménicos.
A ritmo de bossa no transmiten el mismo frío.
Resumen del ajetreo primavera-verano frente a la única construcción habitable que tenemos a día de hoy.
Joven zorro se mira en el cristal, ronda de gato montés (?), tejón y garduñas curiosean la cámara, gatín asilvestrado entrena, perdiz posa relajada y Pita pone orden.
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