El músculo plantar. Un vestigio de cuando nos llevábamos los plátanos a la boca con los pies. El 10% de la población nace sin él y no sirve para un carajo pero a quien aún lo tiene le viene bien si necesita un injerto por cirugías para reparar un tendón dañado. 
El músculo palmar largo. Un resto de cuando teníamos garras retráctiles. El 15% de la población nace sin él y no sirve para nada, pero a quien aún lo tiene le viene bien si necesita reemplazar un tendón dañado. Si no lo tienes, puede usarse el plantar, que también es vestigial.
El pliegue junto al lacrimal que tenemos todos –llamado plica semilunaris– es todo lo que nos queda del "tercer párpado". La membrana nictitante que cubre los ojos de muchos otros animales y habréis visto en gatos, aves o reptiles. Existe como protección y humectante del ojo.
El músculo piramidal. Una absoluta inutilidad con la que nace solo el 85% de la humanidad (y subiendo, la descendencia de los que lo han perdido no lo recupera, y bien así)
Hay más músculos y cosas que no todos tenemos. Un recordatorio de que la evolución va por su cuenta todo el tiempo. Menos de 10% de la humanidad tiene musculos en el esternon y la mitad ya no puede mover el cuero cabelludo y las orejas porque perdió el occipital menor.
La evolución es interesante en este aspecto. Al no haber presión positiva (una característica da una ventaja) o negativa (una característica da una desventaja), ciertas partes pueden mantenerse y tender a volverse inútiles y vestigiales, pero tardan mucho en perderse.
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