Thread by @StyleJuanG

No es poco frecuente encontrarse a personas de izquierdas llamando 'fascistas' a personas de ideología liberal o neoliberal. Cualquiera que conozca un poco el corpus teórico y la evolución de las ideologías, sabrá que esto es un error teórico. Y sin embargo...

¿Por qué vemos un acercamiento tan claro entre liberales, neoliberales y extrema derecha? ¿Por qué a menudo defienden cosas tan parecidas y se admiran los unos a los otros? ¿Por qué vemos a liberales acabar en las filas más reaccionarias? Y esto lleva a otra pregunta...

Cuando alguno de estos partidos neoliberales acepta una serie de características o modos conservadores (religión, exaltación patriótica y militar, valores reaccionarios en temas sociales e inclusión...) se les cataloga de fascistas, ¿lo son?

A menudo se defienden diciendo que su programa económico neoliberal es todo lo opuesto a la planificación y control estatal del fascismo; además participan democráticamente en las elecciones, por lo que su visión política no es tan radical. ¿Y entonces? ¿No hay relación alguna?

Aquí va mi hipótesis como historiador y mi marco de análisis. La relación entre liberalismo, neoliberalismo y fascismo no es una relación de corpus doctrinal, sino de defensa de clase. Lo que cambia es el contexto histórico. Expliquemos esto.

En los años 30 encontramos sociedades europeas tremendamente pobres, con desigualdades enormes y miseria por doquier. Las condiciones materiales de una gran parte de la población eran sencillamente terribles, fruto de la primera gran guerra y del crack de la bolsa.

Los viejos partidos de élites o de notables, ya fueran liberal-conservadores o liberal-progresistas no habían sabido dar respuesta a estos problemas, y habían tenido muchas dificultades en organizar partidos de masas, necesarios en una sociedad cada vez más urbana.

La primera consecuencia política clara de este estado socioeconómico es que las clases populares se organizaron en partidos de masas de izquierdas, generalmente de inspiración marxista, pero también en sindicatos de clase, ya fueran marxistas o anarquistas.

Desde este organizaciones trataron de mejorar sus condiciones de vida económica, las desigualdades sociales y su participación política. Es un período de enorme conflicto social: huelgas, protestas, manifestaciones, asaltos, revueltas, etc.

Además, hay que tener en cuenta otra situación con enormes consecuencias políticas: la democracia no era un sistema aceptado de forma mayoritaria o hegemónica. Es decir, la democracia para el momento no era vista como un sistema irrechazable.

Había demócratas, pero también había proyectos políticos que consideraban la democracia como un mal: desde los conservadores que la veían como una concesión a las masas ignorantes; hasta los revolucionarios, que la veían como una versión edulcorada del parlamentarismo burgués.

Es decir, la democracia no tenía la enorme aceptación popular que tiene hoy en día. Era un proyecto más. Y las enormes crisis económicas y desigualdades la hacían peligrar. Las masas revolucionarias querían derrocarla para imponer un sistema anarquista o comunista.

Los liberales de la época se vieron desbordados: como burgueses que eran en su mayoría, temían la revolución social de los de abajo y la posibilidad de la pérdida material que eso podría suponerles. Empezaron a virar hacia el autoritarismo.

Sin embargo, su proyecto autoritario aún era mínimamente parlamentario, pues el parlamentarismo había surgido desde las filas de la burguesía y era la forma en que ésta podía controlar los resortes del poder.

Su proyecto económico sufrió propuestas de reformas (a veces, reformas que aplacasen a las masas; otras reformas hacia una menor intervención), pero en lo básico se mantuvo: defensa del empresario por encima del trabajador y de la 'libertad' de negociación.

Sin embargo, era obvio que estos proyectos no podían satisfacer las necesidades materiales de los pueblos, y que las ideologías de izquierda estaban ganando la batalla en cuanto a proponer soluciones a la miseria social. La base económica liberal tenía que cambiar.

Y es aquí donde entra el fascismo. Si los liberales no estaban dispuestos a cambiar el grueso de sus políticas y estas llevaban a la población a tener conciencia de clase y emprender la lucha, esto podría ser el fin de la clase burguesa y del orden tradicional conservador.

El fascismo es una reacción burguesa y de clase media al inmovilismo de los liberales y al temor de la subversión social de la izquierda, que ponía en peligro el orden tradicional económico, social, político e ideológico. Proponen una respuesta integral a los problemas.

Por ello, en principio se oponen al liberalismo, pues ven en los liberales una debilidad que puede acabar con la propia clase a la que representan. Proponen una revolución, una revolución conservadora. Estas son las características que la oponen al liberalismo:

a) Acabar con el parlamentarismo burgués (y con ello, la democracia), al que ven como fuente de división social.
b) Intervención del Estado en todos los órdenes de la vida para mantener el orden tradicional y dar solución a los problemas económicos.

c) Organización de masas, no de notables, y encuadre de toda la sociedad de forma totalitario a través de organismos del partido único, con una participación política que fuera exclusivamente corporativa.
d) Supresión por la fuerza de todo conflicto de clases.

Bastante diferentes, ¿no? Entonces... ¿Cómo sucede que muchos de los viejos liberales acaban apoyando al fascismo? Lo hemos dicho antes: porque defienden a su misma clase social. Aquí se cumple aquello de que el interés de clase está por encima de la ideología teórica.

Tenemos muchos ejemplos históricos: los burgueses revolucionarios franceses apoyando a Napoleón; los jacobinos suprimiendo cualquier democracia; la alta nobleza apoyando el Estado Absoluto... A menudo la teoría es sólo el maquillaje que se le da a los intereses de clase...

Y si cuando esos intereses están en peligro es necesario tomar acciones que van contra la ideología que supuestamente defiendo, pues se toman. Esa es la relación del liberalismo con el fascismo. La defensa de clase frente al miedo a la subversión social.

Por supuesto, hay que añadir que no todos los liberales se fascistizaron, algunos sí antepusieron sus ideas a sus intereses. Algunos lucharon contra el fascismo con la mayor coherencia del mundo. Sin embargo, otros vieron en el fascismo la solución conservadora a los problemas.

Porque el fascismo, al contrario que el liberalismo, sí propuso soluciones a las masas: tiene un lado social evidente. El fascismo intentó dar solución a los problemas de las masas de forma que se mantuviese el orden tradicional y la preeminencia de las clases burguesas.

Así pues, la relación entre fascismo y liberalismo clásico no es teórica, pues sus presupuestos teóricos son diferentes, sino de clase social y de contexto histórico. ¿Y qué ha ocurrido después? El fascismo fue derrotado, y el liberalismo volvió a la carga.

Sin embargo, muchos de los presupuestos autoritarios del fascismo se mantendrían en partidos conservadores; por no hablar de los países donde el fascismo venció, como es el caso de España, donde podemos seguir la evolución posterior del fenómeno en contextos diferentes.

Y así llegamos a estos partidos nuevos de extrema derecha a los que algunos catalogan de fascistas y a los cuales quienes se dicen neoliberales se acercan. De nuevo vemos la relación: ¿tiene la misma explicación? Pues sí, pero cambiando el contexto:

Fijaos, hay dos cambios fundamentales:

1) La mayoría de la población, aún en terribles contextos de crisis económica, tiene un nivel de vida que sus abuelos o bisabuelos ni habrían soñado en los años 30. Los mecanismos del Estado ayudan a suavizar la miseria.

2) Como consecuencia de lo anterior (y de otros factores), la lucha por mejorar las condiciones de vida está tremendamente atenuada. El capital y la burguesía no se ven amenazadas ni sienten ningún tipo de temor.

3) La democracia de origen burgués (pero de conquista obrera) está consolidada y ampliamente aceptada. Ya no es 'un sistema más', sino EL sistema. Cualquier problema político se explica por sus deficiencias y su posibilidad de mejora, no por el sistema en sí.

¿Cómo evolucionan las ideologías y personas que apoyaron el fascismo ante estos nuevos contextos? Pues es sencillo:

a) Ya no pueden proponer acabar con la democracia. Es demasiado antipopular. Sólo tratar de controlarla y reducir la capacidad participativa.

b) Los programas de reforma social y económica para ayudar a las masas empobrecidas ya no son necesarios. Ya tienen el Estado del Bienestar, y además su lucha está tremendamente atemperada: no hay apenas lucha de clases. No hay apenas intentos de subversión del orden.

Como no hay nada que temer, no hay nada que proponer para calmar la situación. De hecho, ahora se ve la amenaza en ese Estado del Bienestar, porque implica tocar a la clase burguesa. Hay que reducirlo o eliminarlo. La burguesía ya no está a la defensiva, sino a la ofensiva.

c) En consecuencia, hay que convencer a las masas de que sus problemas derivan precisamente del excesivo Estado, pero hay que mantener el Estado en su versión de orden tradicional: policía, ejército, orden.

d) Queda, pues, sólo la defensa del orden tradicional, encarnado en el Estado pero sólo en su versión política y autoritaria más que económica; de la Nación frente a la lucha de clases, encarnado en un patriotismo nacionalista exacerbado; y de los valores tradicionales:

Religiosos, morales, sociales, frente a los progresos sociales de la minoría y de quienes vengan de fuera.

El cambio de contexto hacia una sociedad en la que la burguesía ya no se siente amenazada y las masas viven mejor y son menos combativas, lleva al fascismo a quitarse sus ropajes intervencionistas y volverse una versión ultraconservadora y autoritaria del neoliberalismo.

Así, es lógico que los neoliberales se acerquen a estos partidos: al igual que en los años 30, defienden los mismos intereses de clase, pero es que además ahora no tienen que tragar con un corpus económico y político teóricamente diferentes.

Fascismo y liberalismo estuvieron cerca; Neoliberalismo y Neofascismo están aún mucho más cerca. Además ocurre el siguiente fenómeno: muchos neoliberales, por oposición a las izquierdas, tienden poco a poco hacia el conservadurismo por mera oposición.

Esto explica que veamos a personajes como youtubers neoliberales muy contentos con partidos como VOX, en lugar de apoyar al Partido Liberal, por ejemplo. Empiezan acercándose por lo económico, y acaban queriendo quitar el aborto y expulsar a todos los inmigrantes.

¿Entonces este tipo de fuerzas políticas surgidas en los últimos tiempos son fascistas? Técnicamente y doctrinalmente no. ¿Son filofascistas? Sí, pues son herederos adaptados a otro contexto de los antiguos fascistas.

Mantienen la visión ultraconservadora del orden económico, social y político, sin poder arremeter contra la democracia y sin necesidad de dar soluciones a los problemas económicos de la mayoría, pues ya consideran que viven bien en líneas generales.

No es tampoco casualidad que estos partidos hayan tenido un auge después de la crisis de 2008, a menudo separándose de fuerzas conservadoras más amplias a las que pertenecían. Pues la crisis ha reavivado un poquito las tensiones sociales, y ya hemos visto que es ahí donde surgen.

En definitiva, siendo técnicos yo no usaría el término 'fascismo' para estas fuerzas políticas. Quizás 'neofascismo', y de momento tampoco me convence. Por el momento les daría la etiqueta de 'neoliberalismo autoritario ultraconservador'.

Pero queda claro que estas características y esta evolución, este acercamiento entre este autoritarismo y el neoliberalismo, que tienen de fondo la defensa de una clase social concreta, es lo que provoca que lo percibamos cercano y que mucha gente simplifique con 'fascista'.