Conocí a @RoemerAndres en un aeropuerto. Me pidió mi teléfono para invitarme a trabajar con el. Venía regresando de NY con mis hijos grandes. 1996, yo era modelo. Me cito en su oficina en Parque de Río de Janeiro, no sabía que ahí vivía. Me ofreció algo de tomar. No acepté.
Nos movimos de ahí a un restaurante a media cuadra. Me sentí más cómoda. Dorantes la comida me ofreció ser co-conductora de un programa, le pregunté por los honorarios; le di las gracias y le dije que yo ganaba esa cantidad en un comercial [un día de trabajo] y que no estaba
interesada. Todo el tiempo tirando onda, pero desafortunadamente a mí no me pareció tan malo pues crecí en una sociedad patriarcal que normaliza esa y otras prácticas que NO SON NORMALES. Algún día se lo conté a un ex y casi escupe del coraje. Todavía ya varios años después,
fui a su programa “Entre lo público y lo privado” acompañada por mi ex esposo. Las historias que veo y leo coinciden con la dinámica que yo también viví, con la [bendita] diferencia de que no me tocó. Lo importante es que tengamos herramientas y certeza legal ante este tipo
de comportamientos inapropiados en mi caso por suerte pero también potencialmente depredadores en el caso de tantas mujeres que no corrieron con la misma suerte. Si tú tienes este tipo de experiencias, DENUNCIA para que no le ocurra a nadie más.
Si no lo dije antes, es porque -repito- no lo vi mal. Imaginen el nivel de burla/rechazo que se puede recibir por una denuncia como la mía, en la cual hubo comportamiento inapropiado, pero no hubo abuso. Lo que me mueve es ver que @RoemerAndres lo llevó a otro nivel. Al abuso
y eso, como feminista y luchadora por los derechos de la mujer y la equidad de género, hace que me hierva la sangre, pues nos heredan una cultura de vergüenza y la línea es MUY fina entre lo que se supone que es correcto y lo que no.
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