Thread by @pablovera_g

El 20 de marzo se celebra el #DíaMundialdelGorrión. Y diréis que vaya brasa con los días mundiales, hay para todo. Vale, sí. Pero si vivís en ciudades lo que no negaréis es que cada vez veis menos gorriones. ¿A qué se debe que estén desapareciendo? Os lo cuento, ¡dentro hilo!👇

Si hiciéramos una lista con las 3 especies que esperamos ver en la ciudad, en casi todas ellas saldría el gorrión común. Y es que es una especie que nos acompaña como vecino desde el Neolítico y especialmente desde la expansión del imperio romano

Los depósitos de grano atrajeron la atención de esta especie, que, fruto de su adaptabilidad, fue encontrando en los asentamientos humanos comida y lugares de nidificación en las construcciones. Más comida que la que podían comer y cobijo. ¿Qué más se puede pedir?

Así, su canto, algarabía, sus continuas peleas en grupo y su caminar a saltos nos ha acompañado desde hace milenios. Pero... ¿qué está pasando ahora con nuestro vecino?

En Europa, en las últimas décadas la especie ha sufrido un fuerte declive en todos los países y de forma general se estima un descenso de sus efectivos de más de un 60% en el periodo 1980-2020, especialmente pronunciado en la década de 1980

En algunas ciudades europeas el gorrión común ha desaparecido, y en otras, como Londres, su población se ha reducido a menos de la mitad en los últimos 20 años. La situación es tal, que el gorrión común se encuentra en la lista roja de las aves inglesas

En España, en 2006 @SEO_BirdLife estimó su población en 165 millones de individuos. Gracias a los programas de ciencia ciudadana, sabemos que desde 1998 su población ha caído en cerca de un 10%. Puede parecer poco, pero si hacemos números, ¡son 16 millones de gorriones menos!

Pero, además, las poblaciones de gorrión están descendiendo de forma más acusada en las ciudades que en el medio rural. Primer aviso: si a una especie tan cercana le va mal, no es ni mucho menos buen síntoma para nosotros mismos, como sociedad y especie. ¡Piénsalo!

De hecho, diversos estudios han detectado que el estado inmunológico de las poblaciones de gorriones de grandes ciudades es mucho peor que el de las que se encuentran en la periferia de esas mismas ciudades o el de las que se ubican en medios rurales

Por ejemplo, en las ciudades tienen niveles de hemoglobina más bajos y menor capacidad antioxidante de las células sanguíneas. Segundo aviso: si utilizamos a los gorriones como bioindicadores de la calidad del aire, nos dicen que la situación es peor donde más humanos vivimos.

En las ciudades, la falta de alimento adecuado parece ser el principal limitante para esta especie. En un estudio reciente, se comprobó que la disponibilidad de invertebrados limita el éxito reproductor y puede limitar el tamaño de las colonias en ambientes suburbanos

Pero, ¡un momento! ¿Los gorriones no comen semillas, pan o papas? Pues no… que coman lo que encuentran entre las mesas de una terraza de bar no significa que eso sea el mejor alimento, sino que, simplemente, es lo que les resulta más fácil encontrar

Durante la época de cría los gorriones (y el resto de aves) necesitan ingerir una mayor cantidad de proteínas animal para la correcta formación de los huevos y el desarrollo de los pollos en el nido

¡Y, como sabrás, los insectos son cada vez menos abundantes en las ciudades!

Tercer aviso: los gorriones pían a gritos renaturalizar las áreas urbanas en las que vivimos, y especialmente las ciudades

Esto pasa por considerar los parques y jardines urbanos desde una perspectiva ecosistémica, y gestionarlos de manera que pueda asegurarse el cumplimiento de los ciclos biológicos de flora y fauna. ¡Naturaleza urbana de verdad!

Pero especialmente, dejar que la naturaleza se exprese: herbazales, pastizales … además de, evidentemente, podas cuando toca, uso de flora autóctona, control biológico de plagas, dejar de lado los insecticidas…

Otro de sus grandes problemas es la escasez de lugares de nidificación. Llevan miles de años criando en agujeros, por lo que los edificios nuevos, sin ninguna fisura ni tejas, y las rehabilitaciones de aquellos más viejos, les dejan con menos oportunidades para hacer su nido

Como buenos indicadores de salud ambiental que son, no deberíamos hacer oídos sordos al silencio que deja el gorrión en las ciudades. Nos jugamos mucho en ello

Además, la biodiversidad urbana, tal y como demuestran numerosos estudios, contribuye a mejorar la salud de los habitantes de las ciudades simplemente por su presencia y contacto. Todos vemos más habitable, amable y saludable una calle con árboles que otra sólo con asfalto

Y esto es especialmente crítico en un escenario de cambio climático como el que debemos afrontar con firmeza. Nos lo pide piando cada vez con menos fuerza

¡Muchas gracias por llegar hasta aquí! ¡Sembremos nuestras ciudades de pastizales y herbazales! Nos lo agradecerá el gorrión común, pero, sobre todo, nos lo agradecerán nuestros hijos.

PS. Aquí podéis encontrar mucha información sobre las aves de barrio y cómo contribuir a mejorarla:
avesdebarrio.seo.org