¿Sabían que en 1380 la flota de Castilla atacó los puertos de Portsmouth y Plymouth, y remontó el Támesis casi hasta la misma Londres? ¿Que los infantes y caballeros castellanos llegaron a desembarcar a menos de 20 millas de la Torre de Londres, poniéndola en jaque? Hilo.
Había estallado la Guerra de los Cien Años entre Francia e Inglaterra y Castilla se encontraba atada al tratado de Toledo del 20 de noviembre de 1368, por el que Enrique de Trastámara se comprometía a prestar ayuda militar naval a Carlos V de Francia.
Por ello, Castilla tuvo que pasar de neutral a beligerante contra Inglaterra. Tras una serie de treguas infructuosas, el rey francés reanudó las hostilidades en 1369 y exigió a Castilla que cumpliera sus compromisos. Los castellanos cumplieron fielmente a su palabra.
La intervención de Castilla no era tan desinteresada como podría parecer, ya que el duque de Lancaster, Juan de Gante, tenía aspiraciones al trono castellano desde 1371, por lo que el interés de Enrique era directo en mellar a los ingleses; Inglaterra también apoyaba a Portugal.
En primera instancia, la armada castellana de Ambrosio Bocanegra logró una victoria en La Rochelle en 1372. Tras la campaña de La Rochelle, se le dio a Fernando Sánchez de Tovar el mando de 15 galeras de guerra para apoyar desde el mar a las tropas francesas, que cercaban Brest.
La flota llevaba unilateralmente una misión de castigo contra los ingleses, que habían quemado por orden del conde de Salisbury 7 naves mercantes castellanas ancladas en la había de Saint-Malo en marzo de 1373. Con el apoyo castellano, la ciudad de Brest cayó el 6 de agosto.
Ambrosio Bocanegra, almirante de Castilla, fallece durante este tiempo y le sucede en el cargo a fecha de 22 de septiembre de 1374, en Segovia. Estrena el cargo con la orden de dirigirse a Inglaterra con una escuadra de 15 galeras castellanas y 5 portuguesas.
El combinado castellano-luso se une a la flota francesa del almirante Jean de Vienne y juntas poner en marcha una expedición contra la isla de Wight y la zona del litoral sur de Inglaterra. El 27 de junio de 1375 se rubricaba la Tregua de Brujas, pero no duraría mucho.
En 1377 se ordenó una reanudación general de la guerra contra Inglaterra. En junio, Sánchez de Tovar levó anclas al frente de una flota de 13 galeras para reunirse con la de Jean de Vienne en Harfleur con el objetivo de desembarcar una fuerza de 5000 hombres en la costa inglesa.
La escuadra franco-castellana partió de Francia con rumbo a Rottingdean, villa costera donde el abad del monasterio de Lewes intentó presentar resistencia levantando una milicia, pero fueron barridos por los veteranos castellanos y franceses. Después se dirigieron a Folkestone.
Asaltaron la villa hacia el 20 de julio, continuando los ataques en Portsmouth, Dartmouth y Plymouth. Para el 28 de julio, la flota franco-castellana, regresaba a Harfleur para abastecerse de víveres y armas, y reanudar la exitosa campaña.
Unas tres semanas más tarde los castellanos arrasaban la isla de Wight, aunque el castillo logró resistir el asedio. Se decidió entonces ganar tiempo dividiendo la flota y atacando Winchelsea, que pudo resistir de forma pírrica, y Hastings y Poole, que cayeron y fueron saqueadas.
En mayo de 1379 moría Enrique II y Juan I era coronado rey de Castilla, reafirmando en el cargo de almirante a Fernando de Tovar y en el verano de 1380, tras acordarse otro tratado entre el nuevo rey de Castilla y Carlos V de Francia, se ordenó levantar una nueva flota combinada.
La flota franco-castellana, era mayor que la anterior, y su objetivo era atacar nuevamente las costas inglesas. Zarpó así de Sevilla el almirante de Castilla con 20 galeras, reuniéndose el 8 de julio con su homólogo francés en La Rochelle, aunque éste había iniciado ya la campaña
Y las islas de Jersey y Guernsey fueron arrasadas. La idea principal estratégica de la campaña no difería mucho de la anterior, al fin y al cabo, la guerra naval en esa época no permitía grandes maniobras más allá del desembarco o el asalto en mar de la flota enemiga.
Todo ello debido a las limitaciones técnicas de la navegación de cabotaje y la mala mar del canal de la Mancha. Las operaciones se sucedieron en dos fases: en la primera pusieron proa a Winchelsea, donde derrotaron a las tropas del abad de Battle, volviendo a Harfleur.
Después de realizar un aprovisionamiento sustancial, armar nuevas naves y reclutar más tripulaciones, Fernando Sánchez de Tovar y Jean de Vienne decidieron atacar Londres, remontando el Támesis hasta la capital enemiga. El 24 de agosto salía la escuadra aliada de Harfleur.
Se dio inicio la segunda fase de la campaña. Pusieron rumbo a la desembocadura del Támesis, remontando a continuación el cauce del río hasta la villa de Gravesend, en las proximidades de Londres. Incendiaron la villa y tantas otras aldeas costeras como encontraron en su travesía.
Los soldados del condestable Íñigo González de Velasco realizaron desembarcos de castigo contra las riveras inglesas, poniéndose en fuga los defensores sin apenas trabar combate. La flota castellana llegó a estar a menos de 20 millas de Londres, en el mismo corazón de Inglaterra.
Ejecutadas las acciones de castigo, y sin tener previsto tomar la ciudad a pie, los castellanos ponen proa a los puertos cantábricos con total parsimonia, satisfechos de haber cumplido sus órdenes. Esta acción fue fundamentalmente un escarmiento a las políticas hostiles inglesas.
Sobre todo las propias ambiciones de Juan de Gante, duque de Lancaster contra los intereses castellanos en Flandes y el apoyo continuo inglés a los pretendientes portugueses durante las Guerras Fernandinas, así por el dominio del mar de Castilla, el oceáno Atlántico.
El ataque a Gravesend permanece en los libros de historia pues fue una de las pocas veces que una fuerza naval consiguió adentrarse en territorio inglés, poniendo en jaque a la misma Torre de Londres. Posteriormente el corsario cántabro Pero Niño ejecutaría similares acciones.
Hasta aquí el hilo de hoy, espero que les haya gustado y seguiremos con otras grandes victorias navales de Castilla y Aragón.
Cuadros de época; láminas de Giuseppe Rava, Leza Suárez y Peter Dennis.
Tal día como hoy, 4 de julio de 1776, las Trece Colonias se declaraban independientes del Reino Unido, como los Estados Unidos de América. España apoyaba a los estadounidenses con grandes sumas de dinero, uniformes, armas, y tropas. Sin ella nunca lo hubieran conseguido.
Desde 1775, a través de la empresa Roderique Hortalez y Cía y con intermediación del gobernador de la Luisiana Luis de Unzaga, Diego de Gardoqui y Pierre Caron de Beaumarchais, España envió a los patriotas la friolera de 6.150.000 Reales en monedas de a ocho, el spanish dollar.
Además, a través de las empresas y filiales de Roderique se enviaron 216 cañones, 27 morteros, 30.000 mosquetes y bayonetas, 51.314 balas, 300.000 libras de pólvora, 12.868 granadas de artillería, 30.000 uniformes, 32.000 varas de paño, 18.000 mantas y 4.000 tiendas de campaña.
Tal día como hoy, 9 de junio de 1770, la división española de 4 fragatas del capitán de navío Ignacio de Madariaga expulsaba a los británicos de las islas Malvinas. Los británicos habían bautizado su asentamiento como Port Egmont; los españoles como Puerto Soledad.
Aunque los franceses del conde de Bougainville habían sido los primeros en asentarse en las islas, el archipiélago pertenecía legítimamente a España. Así terminarían evacuándolo. Los británicos tratarían en varias ocasiones de hacerse con ellas por su importancia estratégica.
Este asentamiento, aunque intentó ser ocultado por los británicos, no pasó desapercibido en España, y el espionaje español consiguió localizarlo; el rey Carlos III ordenó que los británicos fueran desalojados con la división naval del río de la Plata.
Tal día como hoy, 4 de mayo de 1588, una flota de 200 buques y con 23.375 ingleses se presentaba en Coruña para tomar la ciudad. La heroica defensa de Juan Pacheco de Toledo con 1.500 hombres, y mujeres, la derrotaría. El desastre fue tal que se llamó la Invencible Inglesa.
Isabel I había organizado una grandísima escuadra compuesta por 6 galeones reales, 60 mercantes armados, 60 filibotes, 20 pinazas y un gran número de transportes de tropas, en total unos 200 buques; la tropa eran 23.375 hombres, entre soldados y marineros.
El mando de tan impresionante contingente lo ostentaba Francis Drake, con apoyo de John Norreys, Walter Raleigh y Robert Devereux, los principales almirantes y cortesanos ingleses. Por su parte, la expedición estuvo financiada por capital real y privado, incluyendo holandés.
Tal día como hoy, 30 de abril de 1657, una escuadra inglesa de 23 navíos de guerra atacaba la Flota de Indias en Santa Cruz de Tenerife recién llegada de La Habana y Veracruz. Si bien los ingleses destruyeron 2 galeones y 7 mercantes, Diego de Egües había desembarcado la carga.
A pesar de la superioridad numérica, pues la Flota de Indias estaba compuesta por 21 mercantes y sólo 2 galeones de escolta, los ingleses no pudieron cumplir con su objetivo. Por esta razón ambos contendientes se atribuyeron la victoria, recompensando a los participantes.
España perdió parte de su Flota de Indias y escolta de galeones, si bien consiguió desembarcar la carga que era la prioridad, teniendo más bajas. Inglaterra sufrió desperfectos en su flota aunque consiguió salir de puerto sin grandes bajas, pero sin lograr su objetivo.
Tal día como hoy, 27 de abril de 1521, en la batalla de Mactán que se libró en la isla de Cebú, murió Fernando de Magallanes al enfrentarse con 49 de sus hombres a 1.500 nativos del caudillo Lapulapu. El resto de los expedicionarios observaban desde sus naves la batalla.
A causa de la orografía rocosa de la isla, Magallanes no pudo desembarcar directamente, ni recibir apoyo de la artillería de sus naves, por lo que tuvo que anclar en la distancia y llegar en botes hasta la playa. Para la misión, Magallanes eligió a 48 hombres, sobresalientes.
Los sobresalientes eran soldados embarcados, un tipo de infantería anterior a la de Marina. Usaban espada, rodela y media armadura. Al desembarcar, tuvieron que andar casi un km y tenían el agua por encima de la rodilla. Los nativos se lanzaron contra los fatigados soldados.
Tal día como hoy, 18 de abril de 1593, en aguas francesas, la flota de Pedro de Zubiaur desembarcaba en Blaye en apoyo a la Liga Católica. Al llegar una inglesa de 60 naves en apoyo a los hugonotes, los españoles abordaron y destruyeron la capitana y almiranta, tomando 6 más.
Los católicos franceses de la Liga Santa o Liga Católica de Francia habían tomado Blaye y se encontraban bajo asedio de las tropas reales, con apoyo de los hugonotes y los ingleses. España había organizado una flota de 20 filibotes y pinazas con sus Tercios para apoyarles.
La flota de bloqueo anglo-francesa esta compuesta por unos 60 buques, de los cuales 6 eran galeones de guerra ingleses de almirante Wilkenson, y otros 6 galeazas. La flota de Zubiaur forzó el bloqueo y consiguió desembarcar las tropas españolas para que se unieran a la defensa.