Cuando estaba en 5to de primaria el árbol de Acacia que estaba al lado de mi aula se rompió por un hongo y cayó sobre el techo. (🧵👇)
Nuestra maestra de biología se fracturó el antebrazo evitando que la viga rota matara un compañero al caerle encima. Estudiamos el resto del año en el patio de primaria bajo uno de los árboles de caucho, y si llovía teníamos que suspender las clases.
Las paredes estuvieron apuntaladas y a punto de caerse casi 2 años, porque, literalmente, no había recursos para reparar el daño. Jugábamos todos los días con el riesgo de que se nos viniera encima ese edificio a punto de derrumbarse.
El salón de al lado siguió funcionando, a pesar de tener fisuras severas en sus muros.
No teníamos agua en los baños, unos años después tuvimos que hacer huelga estudiantil porque nos querían obligar a seguir en actividades después de un daño severo de las tuberías.
No teníamos agua en los baños, unos años después tuvimos que hacer huelga estudiantil porque nos querían obligar a seguir en actividades después de un daño severo de las tuberías.
Esta es la realidad del día a día de la mayoría de colegios públicos en el país.
¿Y? Y hay gente que desde el privilegio quiere enviar a niños y maestros a morir en medio de una pandemia sin control, porque se les daña el negocio.
Solo puedo decirles: malditos mil veces.
¿Y? Y hay gente que desde el privilegio quiere enviar a niños y maestros a morir en medio de una pandemia sin control, porque se les daña el negocio.
Solo puedo decirles: malditos mil veces.
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