Podemos pensar que económica y socialmente no hay margen para nuevos cierres y decidir en consecuencia. Pero lo que no podemos hacer es negar que lo que disminuye la circulación viral es restringir las interacciones entre personas. Hace un millón de muertos que eso quedó claro.
No hay país en el mundo que haya controlado la pandemia con testeos. Los países que se plantearon la estrategia de cero COVID lo lograron con fuertes cierres con pocos casos y aislamientos obligatorios. Siempre es mejor testear más, pero es solo parte de la respuesta.
No hay país en el mundo que haya controlado la pandemia solo con la responsabilidad individual. Es importante y necesaria para cualquier estrategia exitosa, pero no alcanza. Cuando el virus circula y las personas circulan, los casos suben.
No hay país en el mundo que, por ahora, haya podido controlar la pandemia solo con vacunación. Israel, el caso más exitoso, entró a su historica campaña de vacunación con aislamientos prolongados y fronteras cerradas.
El virus no se pone más contagioso a la noche, nosotros nos relajamos más, nos encerramos más y ahí se dan muchas de las situaciones de contagio. Eso explica los límites a la nocturnidad en muchísimos países del mundo.
Europa se preparó para la segunda ola durante meses fortaleciendo las estrategias de testeo y rastreo de contactos. Les duró lo que tardó el virus en mutar y los pasó por arriba. UK a su gran campaña de vacunación le suma un fuerte aislamiento desde diciembre.
Muchas veces sigue sin entenderse el concepto de exponencial y la necesidad de tomar medidas temprano, porque cuanto más tarde las tomas, más drásticas tiene que ser y menos sirven.
Estamos en un (otro) momento difícil de la pandemia en Argentina. Cuanto más se demoren las decisiones, menos livianas y focalizadas podrán ser. Nada de esto es lindo ni fácil. Cualquier solución mágica no es más que puro deseo. No dejemos de cuidarnos.
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