Si escribiera artículos del @valenciabasket, para mañana haría uno de este estilo:
LA TORTURA DE LA ESPERANZA
Narra Villiers de L'Isle-Adam, en uno de sus _Cuentos crueles_, cómo el Gran Inquisidor de España (Pedro Arbués de Espila) somete a un judío (el rabí Aser Abarbanel) a la peor de las torturas cuando, la noche previa a su ejecución, le permite un...
...simulacro de fuga hasta que, en la última estación, cuando el pobre Aser ya ve las estrellas y canta victoria a campo abierto, aparece entre la oscuridad para abrazarlo y susurrarle al oído que su destino, en cualquier caso, está solo en manos del Señor.
El rabí, que ya se veía libre, comprende la pantomima, la infinita crueldad del inquisidor, y el resto nos lo podemos imaginar.
Similares peripecias ha sufrido nuestro equipo a lo largo de toda la competición: cuántas veces hemos visto desvanecerse la clasificación para el top 8 y cuántas hemos vuelto a recuperar la esperanza, por enclenque que esta fuera, haciendo prevalecer el deseo sobre la razón.
Quieren las circunstancias que esta vez se inviertan los caracteres del cuento de Villiers, que mañana (porque lo de Panathinaikos no lo remedia ni Hop) sea un judío quien tenga en sus manos la supervivencia de un español.
Así pues, en menos de 24 horas enchufaremos la tele y buscaremos una luz bajo la puerta de la celda, tiraremos de esta con la fe de que se abra, recorreremos pasadizos intentando no ser descubiertos, creyéndonos invisibles por momentos; asiremos un picaporte que girará,...
...que hará ceder a un portón mientras rezamos que no chirríe, por favor, que no chirríe; traspasaremos la mole de madera y miraremos al cielo para encontrar la luna, las estrellas. Entonces, y solo entonces, mientras las lágrimas nos nublan la vista,...
...sucederá lo inevitable: Bertomeu nos abrazará y nos dirá bien jugado, chicos, pero vuestro destino en la Euroliga ni siquiera depende de Dios. Y entonces recordaremos Málaga, recordaremos Zaragoza, recordaremos Bilbao, recordaremos Gran Canaria, recordaremos que...
...para nosotros, esa puerta ha estado casi siempre cerrada, que la esperanza siempre se nos acaba escurriendo entre los dedos.
O tal vez no, o tal vez el judío se apiade de nosotros y nos acompañe hasta la salida, que ya no será la salida, sino la entrada, y corramos bajo las estrellas gritándoles que no se vayan, que seguiremos, al menos, un año más con ellas.
Que no siempre perdemos, que si te acuerdas aquella vez que Renfroe, aquella vez que Fula, aquella vez que Will... aquella vez que Wilbekin.
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