Thread by @Elzenutrio

Hoy voy con otro hilo. Y este es más incómodo.

He leído muchas veces, hoy mismo, que el gran problema de la COVID-19 son los asintomáticos. Que cualquiera puede contagiarte, y claro, así no hay manera de protegerse, salvo limitando todo contacto.

Los asintomáticos....claro

Pero resulta que un metaanálisis, no un estudio, un "estudio de estudios", llega a la conclusión de que la tasa de ataque secundario de un asintomático es del 0,7%.

Damas y caballeros, no son los asintomáticos. Es otra cosa

pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33315116/

La pregunta que me ronda la cabeza, si la ciencia descarta los asintomáticos como fuente principal de contagio, es por qué mucha gente se sigue empeñando en esa idea. Por qué máscaras en las calles. Por qué los toques de queda. Por qué, como dijo Sartre, el infierno son los demás

Voy a dar mi opinión. No tiene por qué ser la verdad. Y no tiene por qué ser todo o nada.

Es más fácil culpar a un enemigo invisible e inevitable, decir que nada se pudo hacer, que aceptar que hemos dejado gente atrás. Muchas veces, a los más vulnerables

Para empezar, las residencias de ancianos. Oficialmente se reconocen casi 30.000 muertes. De ellas, 10.000 son posteriores a la primera ola, cuando ya se sabía mucho más.

Si nos queremos volver a mirar a la cara algún día, no podemos olvidar esto

elpais.com/sociedad/2021-…

Además (inciso), a las personas mayores que ya están vacunadas nos empeñamos en limitarles la vida unos meses que para ellos son oro, profundizando en un deterioro que no va a ser reversible

diariodenavarra.es/noticias/vivir…

No olvidemos a los temporeros. Se sabía que había un potencial foco de contagios. ¿Se protegieron y mejoraron sus condiciones de vida? Pues parece, por lo visto al inicio de la segunda ola, que no les protegimos lo suficiente

abc.es/ciencia/abci-d…

A una serie de trabajadores les declaramos esenciales, porque lo eran. Logística, tiendas de productos básicos, lógicamente sanidad... Cuando tú declaras a alguien "esencial", parece que le estás llamando "importante". ¿Les protegimos?

lavanguardia.com/vida/20200806/…

Es más... ¿Recordamos lo que sucedió a los camioneros cuando se anunció la cepa británica? Exacto! Se quedaron tirados en sus camiones, a la intemperie, porque teníamos miedo...

Nuestros trabajadores esenciales, expuestos. Nosotros, calentitos

heraldo.es/noticias/inter…

Añado a esto dos cuestiones. Una: la mayoría de las personas no pueden permitirse perder su trabajo, y no se arriesgan a faltar por "un poco de tos".

Y dos: esto se ve agravado por la estigmatización del contagiado. Si lo has cogido, has hecho algo malo.

Así que lo que hemos hecho es buscar una justificación invisible. Los asintomáticos son responsables de la mayoría de los contagios. No hemos dejado a nadie desprotegido, porque es imposible protegerte de alguien que no sabes si está enfermo. Hicimos lo que se podía

Además, hemos buscado un chivo expiatorio perfecto. Los jóvenes. Como ellos suelen pasar la enfermedad de forma muy leve, sus fiestas ilegales son el gran problema.

No nos ha importado mucho quitarles años clave de sus vidas, porque son irresponsables

educaweb.com/noticia/2020/0…

Así que ahí estamos, en un confuso baile de máscaras en el que, como sociedad, hemos hecho lo que hemos podido: restringir la vida de todos contra un enemigo invisible. Asintomático.

No parece que eso haya ayudado mucho a proteger a los más vulnerables. Ni a nadie en realidad

No creo que todos tengamos la misma parte en esta historia. Cada palo debe aguantar su vela. Y quizás lleguemos tarde a algunas cosas. Pero sí hay tareas que podemos, yo diría que debemos, poner en marcha, mirando hacia adelante

1. Devolver cuanto antes su vida, de la forma más plena posible, a nuestros mayores ya vacunados. Por favor, basémonos en lo que la ciencia nos dice. No les quitemos ni un minuto más
2. Exactamente igual con nuestros niños. Dejemos que sean totalmente niños lo antes posible

3. Reconciliémonos con los adolescentes y jóvenes. Basta ya de echar en cara. Pongámonos en sus zapatos y reconozcamos que les debemos una. Y bien grande.
4. Dejémonos de enemigos invisibles y ataquemos el visible. Que nadie vaya al trabajo enfermo por miedo a perderlo

Que un autónomo pueda permitirse parar. Que un pequeño negocio pueda cerrar un tiempo sin arruinarse. Que protejamos a los más vulnerables de los contagios obvios y evidentes, que han sido la inmensa mayoría y han causado muchísimo daño

Y si es posible, que cuando afrontemos de nuevo un reto, especialmente si es de gran magnitud, intentemos, esta vez de verdad, no dejar a nadie atrás