La única certeza con las vacunas es la duda. La Fase 3 en la que se encuentran todas las vacunas es la que mide los resultados a mediano y largo plazo. Por eso lleva tanto tiempo probar no solo la efectividad, sino que además es lo que mide los efectos en diferentes poblaciones.
En rigor, en todo el mundo se aprueban las vacunas por la emergencia del Covid, pero no hubo tiempo de testear que sucede de un modo detallado precisamente porque se puede con todo, menos con el tiempo. Pero hay una diferencia que es crucial...
Y esa diferencia es la transparencia de la información detrás de cada fórmula. En ese caso, la diferencia entre los procesos que siguieron las vacunas de Pfizer u Oxford no tienen punto de comparación con las propuestas rusa o chinas. De allí que la confiabilidad sea diferente
No es lo mismo que hayan superado las primeras pruebas de la autoridad sanitaria de EEUU o de la Unión Europea que una declaración de apoyo de un ministro o un aliado que por circunstancias no sanitarias habla a favor. NO ES LO MISMO
A partir de esa premisa solo sabemos que todos somos sujetos de experimentación, pero que lo que cambia es el experimentador y la información que ofrece sobre su vacuna. Es un negocio de 13.000 millones de dólares. A partir de ahí, sepamos que no sabemos nada todavía
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