En el Centro para Enfermos de Alzheimer, Lola pasa los días mirando a la nada.
No habla, no sonríe, no se mueve.
HILO 👇
Lola tiene 83 años. En otro tiempo fue una mujer activa y esbelta; aunque de eso hace ya muchos años. Ahora es delgada y languidece sin saber ni quién es, ni lo que fue, ni lo que hace en ese lugar.
No se acuerda de nadie y, cuando el personal de la residencia le enseña fotos de un hombre de su misma edad y delgado como ella, no consigue reconocer a Felipe, su marido.
Felipe y Lola se casaron hace 65 años y, desde entonces, nunca se habían separado.
Siempre solos, sin familia, a excepción de unos vecinos que, por necesidad, acabaron siendo como de la misma sangre.
- Me encanta como hueles – le dijo en una ocasión su mujer.
Fue después de varias semanas de comenzar su noviazgo. “Eran otros tiempos”, pensaba Felipe.
- Pues no me he puesto colonia – le contestó él.
- Me da igual, prefiero tu olor al mejor de los perfumes.
Juntos habían pasado alegrías y penas. Siempre uno al lado del otro; inseparables.
Y juntos, vieron morir a amigos y familiares.
Cuando le dijeron a Lola que no podía tener hijos, lloró como nunca lo había hecho durante todo un día. Felipe la abrazó tiernamente y, al hacerlo, ella sonrió.
- Me gusta como hueles – le susurró.
Un día, Felipe vio que desde la cocina salía mucho humo. Cuando se asomó para ver qué pasaba, vio una sartén ardiendo encima de los fogones.
- No me acordaba que me había dejado la sartén encendida – se lamentaba Lola.
Fue el comienzo del fin.
Poco a poco, la memoria de Lola se fue deteriorando hasta convertirse en un cuerpo que a veces miraba a Felipe aterrorizada por no saber quién era esa hombre que decía que se calmara.
Y entonces no quedó otra opción: por necesidad, Felipe tuvo que ingresar a su mujer.
Desde hacía un año, cada día, a las cinco de la tarde, Felipe se arreglaba con su mejor traje y acudía a visitarla.
No podía tocarla, solo verla a través del cristal de una ventana.
El personal de la residencia llevaba a Lola en silla de ruedas junto a la ventana y Felipe desde el exterior, se acercaba, le sonreía y le enseñaba fotografías de cuando ambos eran jóvenes; le hablaba y posaba la mano en el cristal.
Ella lo miraba sin pestañear, sin reconocerlo, y Felipe aguantándose las ganas de llorar, se iba a casa.
...
Hoy era un día especial.
A Felipe le habían avisado de que, por fin, podía entrar a la residencia.
Gracias a la vacuna, las restricciones a las visitas de los residentes se habían cancelado.
...
Felipe espera sentado en el salón de la residencia.
Como siempre, lleva su mejor traje.
Está nervioso.
En su mano derecha sostiene varias fotografías en blanco y negro.
Se abre una puerta al fondo del pasillo.
Una mujer con bata blanca empuja una silla de ruedas.
Sentada en ella, Lola mira a la nada.
Felipe se levanta todo lo rápido que puede.
Con paso rápido se dirige al encuentro de su mujer.
Se le caen las fotos pero le da igual.
Cuando llega a su altura, Felipe la llama por su nombre.
Ella no reacciona.
Felipe se agacha y la abraza.
Entonces, Lola sonríe y una lágrima de alegría resbala por su mejilla.
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Hoy ha venido a comisaría un hombre de unos 80 años.
Atentos a lo que ha denunciado porque veréis que estamos rodeados de lobos.
HILO 👇
Ha contado que mientras estaba sentado en un banco, ha parado al lado un coche. Dentro estaban un chico y una chica joven, y un hombre de mediana edad en los asientos traseros.
La chica, que es la que conducía, le ha preguntado si había algún bar cerca para ir a comer.
Mientras el pobre anciano les estaba explicando la dirección, el hombre de los asientos traseros ha sacado un billete de mil pesetas y le ha preguntado si podían pagar con eso.
El otro día discutí con mi cuñada sobre el tema de las ocupaciones de vivienda.
Ella afirmaba que, si te vas de vacaciones pongamos un mes, y cuando regresas te han ocupado tu casa «¡te jodes!», así, con estas palabras.
- «Es lo que dicen en la tele que pasa».
HILO 👇
Mucha culpa de lo que la gente piensa es debido a los medios de información que emiten la noticia. (Más abajo sigo hablando de este tema). Entiendo que, como todo, para conocer la verdad se deben considerar todas las versiones de los implicados.
Y aquí va la explicación.
Lo primero que hay que saber es distinguir entre morada y vivienda.
Uno puede tener 20 viviendas en propiedad pero está claro que solamente vivirá en una de ellas, en su morada. (para el Tribunal Supremo las 2ª residencias también se consideran morada sentencia 16-10-1986)
Vamos de patrulla en vehículo zeta, cuando al girar la esquina, observamos a una mujer caminando por la calle.
Viste atuendo deportivo y lleva una bandera de España colgada en los hombros.
Mi compañero y yo la paramos
HILO 👇
Le pedimos amablemente el DNI.
- ¿Por qué? ¿Estoy haciendo algo malo? - nos contesta.
"Vale. Empezamos bien", pienso.
Nos lo entrega a regañadientes.
Le explicamos que está haciendo deporte fuera del horario permitido, ya que a esa hora, de siete a ocho de la tarde, es para que salgan los grupos de riesgo.
- Yo soy de riesgo.
- Pero si aquí pone que tiene 40 años - le dice mi compañero -. ¿Tiene alguna enfermedad?
Un hombre ha traído a comisaría una cartera que se había encontrado.
Dentro había bastante dinero.
HILO 👇
La cartera era una cartera normal. De las típicas negras de imitación de piel con toda la documentación que pueda tener una persona: DNI, Permiso de Conducir, Tarjeta Sanitaria...Y dinero.
En total había 420 €.
Cuando alguien trae a comisaría algún objeto que se ha encontrado se confecciona un Acta de Recogida de Efectos con la descripción de ese objeto, los datos de esa persona y las firmas «entregué» y «recibí» de los que intervienen.