Hoy hace 70 años que fallecía en Cambridge el filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein. Poco antes, al saber que sus amigos no llegarían a tiempo para verle antes de que perdiera la consciencia, confesó a su cuidadora: “Dígales que he tenido una vida maravillosa”.
Una vida maravillosa: el hijo menor del hombre más rico del Imperio austriaco, Karl Wittgenstein, uno de los introductores del liberalismo en Centroeuropa (Hayek será luego sobrino segundo de Ludwig). Su casa era el epicentro de la cultura vienesa del momento: Klimt, Freud...
Una vida maravillosa: en un hogar marcado por la exigencia de la excelencia, 3 de sus hermanos se suicidarán y el otro varón, Paul, será un pianista de fama mundial (pese a ser manco). Ludwig es visto como menos hábil: un niño que solo sabe cosas como hacerse una máquina de coser
Una vida maravillosa: como al nene parece que al menos se le dan bien las manualidades, se pone a estudiar ingeniería. Es entonces cuando se pregunta por los fundamentos de la matemática que estudia. Acude a Frege para consultarle, y este (humilde) le remite a Bertrand Russell.
Una vida maravillosa: en Cambridge Russell acaba cautivado por ese veinteañero de mente torturada que lo mismo le lanza retos lógicos que frases sobre Dios. Les separa la I Guerra mundial. Ludwig se alista voluntario y durante la guerra redacta su Tractatus Logico-philosophicus.
Una vida maravillosa: tras la guerra, y puesto que creía haber resuelto por fin todos los problemas de la filosofía, Wittgenstein vuelve a Viena. Diseña la casa de su hermana Margaret, de estilo inspirado en Loos. Luego decide irse a los Alpes como maestro de primaria.
Una vida maravillosa: mientras Ludwig lidia con chavales de las montañas, su libro revoluciona la filosofía del momento: el Círculo de Viena y Cambridge lo toman como referente. Finalmente, en 1929, su amigo John Maynard Keynes le convence para volver a su vieja universidad.
Una vida maravillosa: "Bueno, ya llegó Dios. Fui a recogerlo en el tren de las 5:15" escribió Keynes a la vuelta de Ludwig. Este, a pesar del éxito de su Tractatus, empieza a cuestionar todo lo que decía en él. Y da esta pequeña conferencia sobre Ética: filosoficas.unam.mx/~tomasini/TRAD…
Una vida maravillosa: los nuevos pensamientos de Wittgenstein, donde antes buscaban exactitud lógica, ahora empiezan a abrirse a la cantidad de cosas diferentes que hacemos con el lenguaje. Cuestiona el yo, duda de la duda. Su fama cunde entre alumnos y discípulos.
Una vida maravillosa: su primera pareja, David Pinsent, había fallecido en la I Guerra Mundial. De la 2ª, Marguerite Respinger, cincela este busto. Más tarde, Francis Skinner (pareja en los años 30) también fallecerá (en 1941). Al final de su vida llegará con Ben Richards (foto).
Una vida maravillosa: de Hitler (antiguo compañero en su escuela de Linz) su familia logra salvarse: "compran" pasar por 1/4 de judíos, cuando en verdad lo son 3 de sus 4 abuelos. Ludwig había ya legado a sus hermanos su inmensa herencia (como ya eran ricos, no les "estropearía")
Una vida maravillosa: tras detectársele cáncer de próstata, Ludwig adopta el nihilismo terapéutico de la escuela vienesa -contemplar, más que actuar-. Ese había sido también su lema en filosofía: ¡No pienses, mira! No vuelve a publicar libros, pero lega más de 20.000 págs. DEP.
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La «obispa» que ayer aleccionó sobre sus ideas políticas a Trump pertenece a la Comunión Anglicana, cuya rama en EEUU (los episcopalianos) sobresale desde hace lustros por dos rasgos: 1) un wokismo rampante 2) una pérdida y envejecimiento veloces de sus fieles
Hilo 🧵 1/11
1) Wokismo rampante
Los episcopalianos están contra cualquier legislación que limite o impida el aborto desde nada menos que 1967 (6 años antes de Roe vs. Wade) A la vez, defienden que toda vida humana es sagrada (ma non troppo, si eres un feto).
—La diócesis de la «obispa» citada, la de Washington, votó hace 7 años para dejar de usar pronombres masculinos al referirse a Dios por ser algo «patriarcal»; un delegado defendió incluso que el nuevo nombre del Señor debería ser «Dios con pechos».
Desde hace unos meses leo a mis sobrinos (8 años), al irse a dormir, una Biblia infantil. Y creo que aprendo aún más que ellos. Os explico por qué lo veo bien recomendable en HILO 🧵1/9
—La Biblia son historias y personajes. Y a los niños les encantan las historias y personajes.
—Con las historias bíblicas no solo evitamos igualar la religión a una lista de mandatos («sé bueno», «no mientas»...), sino que el mensaje moral se hace más hondo del que solemos dar a los niños: aquí el mal trae consecuencias terribles (expulsión del paraíso, diluvio...). 2/9
—Como un niño no es woke, acepta perfectamente un mundo donde alejarse de Dios tenga consecuencias (dolorosas). Mas tampoco se le simplifican las cosas: después de que Jacob luche con el ángel de Dios, recibe su nuevo nombre (Israel); cierto batallar con Dios es comprensible. 3/9
Cuando surgió el cristianismo en el Imperio romano, una de sus mayores bazas (hablar de un Dios compasivo, que compartía el dolor humano) fue también rápido uno de sus talones de Aquiles: ¿cómo era posible que un Dios todopoderoso sufriera? Absurdo para un grecorromano. HILO 1/9
Este escollo fue inmediatamente aprovechado por los escritores paganos que se lanzaron a criticar a los cristianos. El Dios de Platón o Aristóteles, el Dios filosófico era todo Bien y estaba por tanto más allá de todo mal, incluido ese mal tan doloroso que es ponerse a sufrir 2/9
¿Qué hicieron los cristianos ante tal reto? Existió, claro, la tentación de pasar por entero de la filosofía (¡todavía hoy existe!), decir que lo que predicaban era irracional y ya, refugiarse en una fe ilógica. Mas eso casaba mal con decir (con Jn 1,1) que Dios era el Logos 3/9
Entre las mil reacciones que ha suscitado este tuit, muchas coinciden en su ignorancia con la periodista de Cope: muchos insisten en que no existe diferencia entre superstición y fe.
Así que vamos a explicarla en un hilito. Y de paso, a aprender la importancia de Abraham. 1/9
Algo común al afrontar la religiosidad es acercarse a los dioses respectivos para extraer algo de ellos. Tanto aquí y ahora como en los s. XVIII-XIX a.C. en Mesopotamia, contexto de Abraham. ¿La forma? Un intercambio («do ut des») con el dios o un manipular lo divino (magia). 2/9
Esta visión de lo divino implica que los dioses son
previsibles, un poco como un mecanismo: si yo aprendo bien cómo moverlos (con mis oraciones, ritos, conjuros...), ellos actuarán en mi favor. Como cualquier otra objeto: si sé usar bien los mandos de mi barca, me será útil. 3/9
En los años 60 los seminarios católicos se llenaron de buenismo, bien resumido en la canción «Viva la gente». El resultado aún lo padecemos: cuando al papa le preguntan dónde basa su esperanza al mirar al mundo, alude al ser humano, que es «fundamentalmente bueno». No a Cristo.🧵
La idea de que el ser humano es «fundamentalmente bueno» y eso nos da esperanza es, desde un punto de vista cristiano, simplemente falsa. Y esto no es un desarrollo teológico complicado, sino Cristianismo 1.0. Para un rousseauniano o un pelagiano es una idea correcta, empero.
Los cristianos creemos que, aunque Dios creó al hombre bueno (como todo el resto de la Creación, Gn 1), por el pecado original el hombre quedó herido, de modo que tras él no podemos considerarnos «buenos» y menos «fundamentalmente» (Mc 10,18; Rm 3,10; Jr 17,9).
Nos recuerda hoy @jcamagi que F.A. Hayek (poco sospechoso de socialismo) estaría de acuerdo con una distribución de la riqueza lo más repartida posible: «Una sociedad con una propiedad plural es mejor que otra en la que la propiedad esté muy concentrada».
El resto del artículo no os lo ando tuiteando por 3 motivos:
1) Es una ristra de extemporáneas y arrogantes displicencias hacia Vox (ya sabéis, mucho periodista, cuando defiende una medida de Vox, tiene que compensar denigrando mucho a ese partido; típica compensación freudiana)
2) Incluye típica ignorancia periodística madrileña (no es tan difícil aprenderse el nombre de las CCAA, ¡solo son 16, aparte de Madrid! Eso sí, por suerte esta vez no ha confundido, como hacen muchos, Castilla y León con Castilla-La Mancha; yo reconozco los logros y eso lo es).