“Asimismo, en las partes occidentales [al-Walid] sometió el Reino de los Godos, afirmado con antigua solidez, hecho presente en las Españas mediante el general de su ejército, de nombre Musa; e hizo tributario al reino abyecto"
La Crónica mozárabe, siglo VIII
REGNUM GOTHORUM Y REGNUM HISPANIAE EN LAS
CRÓNICAS HISPANO-CRISTIANAS DE LOS SIGLOS VIII Y
IX: CONTINUACIÓN, FIN O TRASLADO EN EL RELATO DE
LA CONQUISTA ÁRABE
"En este fragmento se observa claramente la concepción de la existencia de un reino de España tras la conquista árabe. Así, además de hacer referencia a la reina de España"
"Dice el historiador peruano Heraclio Bonilla que la independencia fue un día de duelo para los indios . Lo mismo le escuché hace años a Ángel López Cantos, profesor de Etnohistoria de América en la universidad de Sevilla; un profesor, por cierto, nada sospechoso de "hispanismo""
"Y es que una de las muchas intrahistorias de la "independencia" hispanoamericana fue el expolio de las tierras comunales de los indios. Al dejar de existir el valor de los títulos de la nobleza india que dominaba buena parte de los Andes en pacto con la Corona de España"
las tierras de sus comunidades pasaron a ser "desamortizadas"; vendidas entre amigos que se enriquecieron mucho con el nuevo proceso político que tantos beneficios habría de traer al imperio británico, que dirigió y vigiló estas "independencias".
Alonso de Arenas Florencia Inca, fue un mestizo descendiente por línea materna de Atahualpa e hijo del español maestre de campo Alonso de Arenas, fue ascendido a un cargo regularmente ocupado por españoles.
En diciembre de 1666, don Alonso se dirigió desde Lima a ocupar el cargo de corregidor de Ibarra, en la Real Audiencia de Quito. En esas tierras fue recibido con grandes ceremonias y en medio del brindis se proclamó como descendiente de los reyes Incas
Los gobernadores de Otavalo lo aclamaron como “el rey de los indios”. Este recibimiento y el proyecto de adhesión de los pueblos y parcialidades de Imbabura resultan irónicos, en tanto la conquista inca de esa región había sido mal recibida.
«Quien haya recorrido España entera en nuestros días, en realidad no ha visto más que media España. La otra media España está aquí en las Américas, y no en forma arqueológica o de museo histórico sino tan fresca y viva como la misma España de la punta de Europa.
Es un hecho maravilloso de que muchos españoles e hispanoamericanos no tienen noción exacta […] He conversado en Uruguay y en Argentina, en Chile y en Perú, en Ecuador y en Colombia, en Puerto Rico y en Méjico, en Nicaragua y en Costa Rica con ..
..con tantos miles de personas que se apellidaban Pérez y Martínez, o García o Hidalgo, que me he dado cuenta de que son los mismos Pérez o los mismos Hidalgo de España, aunque a veces sean distintas sus facciones o color. […]
"Lord Cochrane, el jefe de la flota, se apoderó de todos los fondos del gobierno peruano (Tesoro de la Real Hacienda), y de fondos particulares de Lima, que San Martín había resguardado en los buques peruanos Jerezana, La Perla y La Luisa"
para evitar que cayeran en poder de las fuerzas realistas en caso de que éstas tomasen la ciudad de Lima”. Sin entrar a considerar justificaciones, tenemos lo siguiente: tan inmensa cantidad de caudales colocados en tres buques fueron fácil presa de Lord Cochran"
quien parte inmediatamente hacia Londres. Ocurrió lo mismo que en Buenos Aires en 1806, donde Beresford embarca el Tesoro de la Real Hacienda (40 toneladas de oro amonedado) en el navío Narcissus con rumbo a Londres.
"Toda la América de habla española, desde el río Bravo hasta el cabo de Hornos, es una unidad cultural, humana, lingüística e histórica a la que el imperialismo anglosajón consiguió romper en pedazos (…)
no habrá futuro verdaderamente próspero hasta que no seamos dueños de nuestro destino verdadero, alcanzando la forma política que debimos haber tenido desde un principio: un Estado hispanoamericano independiente, unificado y soberano"
las principales causas de nuestra desunión (…) están basadas en mitos y falsedades y, por tanto, urge emprender una gran labor educativa que demuestre a los hispanoamericanos que, al contrario de lo que muchos piensan,
"Es necesario revisar la historia para reconocernos. Empecemos identificando un mito que incluimos adrede en el propio título de este artículo. Entre 1533 y 1821 no éramos una colonia"
sino que fuimos uno de los reinos del imperio español, bajo la forma político-administrativa de virreinato (...). Hay una diferencia que se aprecia en el profundo mestizaje tanto genético como cultural que no hallamos en ningún otro proceso histórico similar"
También en la posición relativa que ocupaban los reinos españoles-americanos en la consideración de la corona. Un sucedáneo de este prejuicio es que “los españoles se llevaron nuestro oro y nuestra plata”. Nada más alejado de la lógica