Hoy, el precio de la tonelada de CO2 en el mercado europeo ha superado la barrera de los 50€.
Por un lado, es señal clara de confianza en el compromiso regulatorio -la UE incrementa su ambición y US vuelve al Acuerdo de París-. (1/n)
Se consolida la señal de precio, el coste de emitir y, con ello, se incentiva la innovación y el uso de tecnologías bajas en emisiones. (2/n)
Este precio del CO2 se traslada al precio que han de pagar las plantas de generación y las industriales que usan combustibles fósiles (esencialmente, gas). (3/n)
Los precios altos de CO2 (y en este momento del gas) encarecen el precio de la electricidad en el mercado mayorista -mientras no podamos contar con un sistema 100% libre de emisiones-. (4/n)
Facilitar la contratación bilateral a largo plazo, agilizar la transformación del sistema energético, activar la compensación de CO2 a la industria y agilizar el sistema de ajuste en frontera de la UE son algunas de las medidas más importantes para reducir la factura. (5/n)
Queda pendiente definir qué otras medidas en el funcionamiento del mercado ayudan a paliar el impacto de este coste de transición. Estamos trabajando en ello. (6/n)
Estamos comprometidos con la transición, también para acompañar a la industria y a los consumidores domésticos evitando un encarecimiento del sistema que no se corresponde íntegramente con un incremento de los costes reales de la energía que consumen.
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