Fragmentos de mi exposición en el foro "Defensa de la democracia en las Américas":
"El populismo azota a nuestro país y al continente. Cercena la libertad de expresión, ataca la independencia del poder judicial y se proclama como defensor del pueblo para justificar todo tipo de atropellos"
"La democracia en Argentina está amenazada por un comportamiento que busca debilitar la independencia del poder judicial, violando la Constitución y los DDHH con un propósito: generar impunidad sobre funcionarios investigados por hechos graves de corrupción."
Todo lo disfrazan bajo la figura del 'lawfare', de que son las víctimas de periodistas, de la oposición, de los jueces, cuando en realidad desde que han vuelto al poder se han dedicado a perseguir periodistas, a amenazar jueces, a perseguir a mi familia y a mí, sin ningún límite
El año pasado dije que el coronavirus era menos peligroso que el populismo. Ahora hemos encontrado una combinación aún más peligrosa: el populismo conduciendo una crisis sanitaria.
Quedan todavía más en evidencia la mentira y la ineptitud. Nos han llevado a la cuarentena más larga del mundo, debilitando el tejido social, alterando la vida de todos, generando problemas sanitarios y psicológicos que veremos en los próximos años.
Adicionalmente, en la ineptitud absoluta no han conseguido comprar vacunas. Poco más del 2% de la población ha recibido las dos dosis para estar protegidos.
Y en la segunda ola se percibe una intención mayor de avanzar sobre los derechos que nos corresponden.
El populismo inocula el virus de la resignación. La gente empieza a pensar que esto es así, que hay que resignarse a la pobreza, a no tener cloacas, no tener agua potable, una calle de asfalto. Ahora ni siquiera pueden vacunarse. Contra eso es contra lo que tenemos que luchar.
Tenemos que entender que no hay ninguna crisis sanitaria que justifique que nos arrebaten nuestras libertades.
Tenemos que comprometernos todos los días a defender instituciones cada vez mejores, que respeten la diversidad y el pluralismo. Es el único camino. La única manera que tenemos en el siglo XXI de evitar crisis democráticas es fortalecer y apostar más que nunca a la democracia.
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