#MayoMesdelaMemoria#Presente#MarchadelSilencio2021
Fernando iba caminando x una calle de Rosario🇦🇷cuando se cruzó con un amigo en bici.
Contra la costumbre habitual, éste no lo saludó.
Después de andar unos metros, encontró la bici atada a un árbol, sola.
¿Conocen la historia?
Ante este hecho extraño, al otro día Fernando fue al lugar donde su amigo había atado su bicicleta, la misma seguía en el lugar.
En ese momento se dio cuenta de que su amigo había sido secuestrado por las fuerzas del terrorismo de Estado.
Comprendió que su amigo sabía que lo estaban siguiendo y que por tal motivo omitió el saludo, para no revelar que lo conocía. De otra manera, ambos hubieran sido víctimas de la desaparición que incluía al considerado sospechoso y a su entorno.
Más tarde, Fernando Traverso, que es artista, escribió un poema basado en este episodio, uno de cuyos versos dice:
"Me cuidaste y seguiste de largo"
La aparición de grafitis de bicicletas en la ciudad de Rosario durante los años 2001 y 2002 despertó la curiosidad.
La presencia de un número en cada bicicleta era una de las incógnitas. Cuando en algunas paredes se borraron las bicicletas, el autor escribió sobre el mismo muro: ¿Alguien vio una bibicleta que dejé aquí?
Las bicicletas se convirtieron en símbolo de la memoria histórica, en especial porque fue premiada por el Museo Municipal de Bellas Artes Juan Castagnino. En aquella ocasión el artista declaró:
Una bicicleta vacía refleja la imagen de un cuerpo ausente
"Las bicicletas de Rosario" es una obra de arte urbano de Fernando Traverso, compuesta por 350 dibujos realizados en aerosol de color negro por medio de un esténcil, con la representación de bicicletas de tamaño real.
Están pintadas en muros de casas y edificios. Debajo de la bicicleta se encuentra un número seguido de una barra y la cifra 350. El número corresponde a los casos de desaparición de personas durante la dictadura denunciados en Rosario.
textos: wikipedia
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Fernando iba caminando por una calle de Rosario, Argentina, cuando se cruzó con un amigo suyo montado en una bicicleta. Contra la costumbre habitual, éste no lo saludó. Después de andar unos metros, encontró la bicicleta atada a un árbol, sola.
Ante este hecho extraño, al otro día fue al lugar donde su amigo había atado su bicicleta, la misma seguía en el lugar. En ese momento, Fernando se dio cuenta de que su amigo había sido secuestrado por las fuerzas del terrorismo de Estado.
Comprendió que su amigo sabía que lo estaban siguiendo y que por tal motivo omitió el saludo, para no revelar que lo conocía. De otra manera, ambos hubieran sido víctimas de la desaparición que incluía al considerado sospechoso y a su entorno.