Thread by @BeaDixit

El único valor de la nota que le hicieron
María O'Donnell y Ernesto Tenembaum a Esteban Bullrich es que mostraron a una persona con una historia de vida que llama la atención por pena, por empatía o por simple "fisgoneo" del público.
Hilo

En este último caso sería como los que paran a mirar un accidente.
No tiene ningún valor periodístico. Cero. Es la mismísima televisión dicharachera de los 90 pero en tono melancólico.
Siempre estos dos comunicadores eligen estar en el lado gris del mundo. En Corea del Centro.

Corea del Centro que, como bien sabemos, no existe.
Y son peligrosos porque desde el vamos te mienten siempre. Desde el título mismo te hablan de la "objetividad". Son un asco.
Esta nota fue un "espectáculo" que, si bien es cierto que es una de las funciones de los medios

de comunicación no es menos cierto que no es reconocida como tal en estos espacios porque da cobardía decirlo.

Tenembaum mismo dijo que la nota fue una de las más "tristes y hermosas" que hizo en su vida. Que fue "conmovedora".

O sea, hizo "enternecer", o sea "movió a la ternura" a miles de personas. El conmover logra, inevitablemente, poner entre paréntesis a la profundidad, a la reflexión, a la racionalidad e incluso suspende del todo a la memoria y a las trayectorias.

Porque el objetivo de conmover, sea en cine o en cualquier medio de comunicación, es justamente, el de crear un contrato de lectura automático y casi Irreflexivo que se nos aparece como pulcro y vacío de toda intención. Una catarsis de sentimientos y no de razones.

Una vez más, lo absolutamente apolítico es llamativamente siempre muy político.
Si no fuesen dos periodistas políticos casi no se notaría. Pero si la entrevista es superficial absolutamente en lo político, se vuelve valioso por lo frívolo, angustiante y dramático.

He aquí su valor real y también su impacto, su valor mediático y económico. Es ésa y ninguna otra cuestión: el uso de la "espectacularidad". Uno ve la entrevista y ve a tres seres sensibles: dos periodistas y un político.

Tres seres juntos sensibles y sensibilizando.
Pero, sin embargo, todo es político. Más en dos periodistas que todo el día en sus distintos trabajos centran al análisis político como el leit motiv de su carrera.
De modo que esa entrevista fue política. Quieran o no quieran.

Nunca es Corea del Centro. Porque Corea del Centro NO EXISTE.
Así que esa entrevista a un político que tiene una enfermedad que no siempre se expone en público y que genera interés y muchísima pena, es también política. O en todo caso, es más que nada absolutamente política.

Y que genera, además, toda la empatía con sus propios adversarios políticos. Toda la comprensión, los buenos deseos y mucho más.
Por eso es política la entrevista. Y es que Tenembaum y O'Donnell son dos periodistas que se paran siempre en un lado hasta distraídos.

Ni por casualidad para otro lado. Son todo lo gris y neutros y objetivos que necesita siempre la Derecha para convertirse en "posible y equilibrada". Porque dos seres sensatos y objetivos, a menudo "sin jamás darse cuenta" están de ese lado. Casualidades.
Una nota muy política.

Necesaria para crear humanidad en el medio de tanto desgarro entre bandos. Necesariamente política. Tan política es, pero tanto, que este tipo de entrevistas de Tenembaum y O'Donnell son para un Esteban Bullrich.
Pero jamás para un Héctor Timerman.