El Manchester City fue organizado por su entrenador, Pep Guardiola, en una formación 4-3-3 liderada por los tres delanteros Riyad Mahrez, Raheem Sterling y Kevin De Bruyne, y con Ilkay Gündogan como organizador en mediocampo.
Ederson, fue a menudo el encargado de iniciar los ataques de su equipo. Su habilidad a menudo le permitía enviar pases para superar la presión hacia Sterling o Mahrez. Si jugaba en corto, apuntaba a Gündogan, consciente de la capacidad de éste para iniciar contragolpes.
Los laterales del City, Kyle Walker y Oleksandr Zinchenko, adoptaron posiciones avanzadas desde donde buscaban contribuir a los ataques cuando el balón estaba en su lado del campo. La libertad de Zinchenko para avanzar le llevó a intentar jugar por los canales interiores.
El City tuvo periodos de defensa con un 4-4-2 o un 5-3-2 en el que Foden seguía siendo su jugador más avanzado.
El Chelsea mostró unos principios de juego muy claros en ataque. Tuchel dispuso a su equipo en un 3-4-2-1 en el que Werner, Mount y Havertz formaron su delantera.
Los tres jugadores de arriba contribuyeron también a los esfuerzos del Chelsea para llevar la posesión de balón a determinados espacios en ofensiva, antes de recortar y sacar de su posición a los defensores del City para generar espacios en la línea de ataque.
Reece James y Chilwell recibieron a menudo en posición avanzada cuando el City estaba desorganizado. En una de estas ocasiones, Chilwell lanzó la contra que terminó con el gol de Havertz.
El Chelsea se defendió con su habitual 5-2-3, con la variante 5-3-1-1 en los momentos en que el City tenía una posesión de balón especialmente prolongada.
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