Si van a la Plaza Mayor de Madrid descubrirán que una de las bocacalles de entrada se llama calle de 7 de julio. ¡¡¡San Fermín!!! No. El nombre de la calle homenajea a los miembros de la Milicia Nacional que hicieron frente a la Guardia Real de Fernando VII un 7 de julio de 1822.
Pero la Plaza Mayor de Madrid tiene más de cuatrocientos años de historia. ¿Cómo se llamaba antes del 7 de julio de 1822? La calle de la Amargura: era la última vía que recorrían aquellos que iban a ser ajusticiados en la famosa plaza madrileña.
¿Qué ocurrió el 7 de julio de 1822? En aquellos tiempos estaba vigente la Constitución de 1812, la famosa "Pepa". Limitaba el poder absoluto rey Fernando VII, el rey "Felón", aquel que traicionó a su padre acabando el trono de España en manos del hermano de Napoleón.
El rey "Felón" trató de subvertir el orden constitucional. Primero ordenó que dos batallones de la Guardia Real secuestraran a varios ministros liberales en el Palacio Real. Luego ordenó que cuatro batallones de la Guardia Real que estaban en El Pardo trataran de tomar Madrid.
A las cinco de la mañana del 7 de julio de 1822 los cuatro batallones de la Guardia Real parten hacia Madrid. Tratan de entrar en la Plaza Mayor pero son rechazados por unidades de la Milicia Nacional y el Batallón Sagrado, comandada por el general Evaristo San Miguel.
Cuentan que el enfrentamiento terminó cuando una bala perdida hizo añicos una ventana de los aposentos del rey "Felón" en el Palacio. El muy cobarde al ver que su causa perdía, llegó a vitorear a los miembros de la Milicia Nacional que perseguían a miembros de su Guardia Real.
En abril de 1823 vendrían de nuevo los franceses a invadir a España, los llamados "Cien Mil Hijos de San Luis", para volver a imponer el absolutismo en España. Comenzaba la "Década Ominosa". Si lo desean pueden leer este hilo en mi web. dariomadrid.com/la-calle-7-de-…
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Hoy hace 505 años que un ejército comandado por el gran Hernán Cortés con 400 españoles y unos 900 integrantes del pueblo originario de Tlaxcala, vencieron en Otumba a un ejército comandado por el Cihuacóatl Matlazincatzin formado por miles de guerreros mexicas. (Sigue)
¿Y cómo es posible que tan pocos españoles y tlaxcaltecas pudieran vencer a un ejército inmensamente superior? Después de varios meses guerreando en el territorio que actualmente ocupa México, Cortés sabía que los mexicas luchaban hasta que moría su jefe y perdían su estandarte.
El 30 de junio de 1520 los españoles junto a sus aliados tlaxcaltecas tuvieron q abandonar Tenochtitlan: en la famosa Noche Triste perdieron la vida unos 600 españoles y 900 aliados indígenas. Muchos de ellos fueron apresados y murieron sacrificados en los altares de los templos.
Hoy 4 de julio, Día de la Declaración de Independencia de Estados Unidos, hay q recordar q los primeros europeos q exploraron Norteamérica fueron españoles, y q si hubo algún genocidio fue llevado a cabo por anglosajones antes y después de apoderarse de más de la mitad de México.
Como bien dice García del Junco: "Antes de que los colonos ingleses y sus descendientes exterminaran a las tribus de los indios de las praderas, los exploradores españoles ya habían entrado en contacto con la mayoría de ellas y sin necesidad de exterminarlas."
Los "western" nos pintan el oeste americano como una zona inexplorada habitada por tribus hostiles que jamás habían visto un hombre blanco. Más bien anglosajón. La realidad es q esos territorios habían sido explorados por españoles, fundaron pueblos e incluso se hablaba español.
El 29 de junio de 1236, festividad de San Pedro y San Pablo, la ciudad de Córdoba volvió a manos cristianas gracias al rey Fernando III el Santo. Inmediatamente después de la reconquista, uno de los primeros actos
de gran significado fue la sacralización de la Mezquita.
El futuro obispo de Córdoba, y por entonces de Burgo de Osma, colocó la cruz en el alminar de la antigua mezquita de Córdoba, procedió a su purificación y la consagró al culto cristiano. Desde entonces es la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción.
Un acto de gran simbolismo fue la restitución de las campanas de la Catedral de Santiago de Compostela. Habían sido tomadas como botín de guerra por Almanzor en 997 y convertidas en lámparas. El rey ordenó fundirlas, fabricar unas nuevas campanas y enviarlas de vuelta a Santiago.
No hay nada más estúpido que ponerse una camiseta del Che Guevara, sobre todo si portas la bandera arcoíris del movimiento LGTBI. El «póster» de Fidel Castro entendía que en la Cuba Revolucionaria no cabían las personas homosexuales y los internaba en campos de concentración.
Ernesto Guevara de la Serna consideraba a los homosexuales, pervertidos. Por ello colocó en la entrada de los campos de concentración cubanos en donde eran internados en la península de Guanahacabiles la frase “el trabajo os hará hombres”.
Los guardias de aquel campo de concentración colocaban en la vestimenta de los presos “culpables de homosexualidad” la letra P: putos. Ser homosexual era faltar a la moral revolucionaria.
Hoy hace 150 años que el obtuso teniente coronel George Armstrong Custer y 264 soldados del Séptimo Regimiento de Caballería murieron en Little Bighorn. Custer tenía la costumbre de atacar poblados de indios sin dejar que los ancianos, mujeres y niños pudieran escapar con vida.
El teniente coronel Custer y su Séptimo Regimiento de Caballería tenía el encargo, junto a otros ejércitos yanquis, de acabar con la coalición de indios lakota, cheyennes, arapajó y sioux liderada por Toro Sentado y Caballo Loco. No tenían ganas de ingresar en una reserva.
La idea del gobierno de los Estados Unidos era apoderarse de las Colinas Negras que se encuentran en Dakota del Sur y Wyoming. Había yacimientos de oro. Le trajo al pairo el tratado que habían firmado en Laramie en el que se había pactado que eran territorio de los Sioux.
¿Saben en que consistía la condena que los ingleses llamaban “hanged, drawn and quartered“? Consistía en atar al condenado a un caballo, llevarlo arrastras hasta el lugar de la ejecución, ahorcarle hasta dejarle cerca de la inconsciencia y cortarle sus partes pudendas.
Luego el verdugo abría al condenado en canal, le sacaba sus órganos incluido el corazón. Para acabar "este sacrificio" propio de los sacerdotes aztecas, el verdugo descuartizaba el cuerpo del condenado separando la cabeza, los brazos y las piernas del tronco para su exposición.
Cuando el verdugo extraía el corazón lo mostraba al gentío diciendo "¡He aquí el corazón de un traidor!". Los espectadores, muchos de los cuales pagaban por poder estar presentes, contestaban al ejecutor "¡Viva el Rey!". Este era el castigo reservado a los reos por alta traición.