Como se me ha borrado el hilo sobre murales y Street Art en Berlín en el que llevaba trabajando una hora, os dejo las fotos que iba a utilizar y yo me voy a llorar a un rinconcito.
Otro día os hablaré una historia de gentrificación y artistas callejeros.
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Quizás una de las personas que más envidio en el mundo de los libros es Sebastian Finsterwalder.
No es un escritor, ni un editor, ni siquiera un librero, es un... es detective de libros.
Es un rastreador de libros robados, pero no unos cualquiera. Libros robados por los nazis.
Mientras escribo estas palabras, estoy sentado frente a mi pequeña librería. Observo mis libros y una idea me revolotea en la cabeza:
La mayoría de estos libros me sobrevivirán.
Con frecuencia se piensa que los libros son objetos frágiles, hechos de papel y tinta... pero son resistentes. Mucho más de lo que creemos.
Por eso, la vida de un libro es larga y es difícil contar su historia.
En el corazón de Berlin hay un edificio que no pasa desapercibido. Resume, entre sus cuatro paredes, la historia de la ciudad en los últimos 100 años:
Guerra.
Hambre.
Techno.
Y diseño.
Hoy en #berlinespobreperosexi: DER BUNKER.
La arquitectura en Berlín es casi una religión. En la ciudad puedes encontrar obras de Mies, Le Corbusier, Chipperfield... pero ninguno me ha impresionado tanto como la primera vez que pasé por delante de "El Búnker".
En Berlín no es tan extraño encontrarse aún búnkeres de la IIGM. Cuando vivía allí, por ejemplo, al final de mi calle había uno.
Lo más divertido de ese búnker es que es indestructible, hubo intentos de dinamitarlo y nada... Así que hay viviendas sobre él.
En Estados Unidos hay cientos de personas viviendo en un centro comercial.
Viven en pisos, encima de las tiendas
Y la culpa de todo la tiene Tiburón, la película.
Os cuento esta historia de urbanismo, cultura y aires acondicionados en este hilo.
Hace unos días leí un artículo (interesantísimo) de Jorge Dioni López (el Jorge bueno) sobre el urbanismo y la importancia de los espacios donde compartimos cultura.
Y acababa haciéndose una pregunta metafórica
¿Se puede vivir en un centro comercial?
Como soy muy tonto, me lo tomé al pie de la letra y busqué si alguien ya vivía en uno. Me imaginaba una historia como La Terminal, en la que un individuo tiene que vivir por razones absurdas en un espacio así.
Pero no.
La gente vive allí porque los centros comerciales quieren.