Me preguntáis algunos por la asistencia financiera de la UE con motivo del COVID-19. Lo primero es distinguir entre el importe (70.000 MM.€) que va en forma de ayudas y el importe (otro tanto) que va como préstamos. De momento parece que este segundo no lo vamos a pedir (1/6)
Pero las ayudas no son gratis. Parte las repagamos con la subida de contribuciones a la UE. Es lógico: su presupuesto sube y los miembros tienen que aportar más. Algunos recibirán más en ayudas que el aumento de sus contribuciones (es el caso de España) y otros menos (2/6)
Las ayudas, bienvenidas sean y agradecidos, pero no son la solución. Apenas representan un 5,6% del PIB de 2019 (que cayó un 10,8% en 2020) y en cuatro años. Luego son muy criticables por la falta de neutralidad tecnológica e ideológica para la selección de los proyectos (3/6)
Las ayudas son una redistribución entre territorios de la UE: coges de los contribuyentes, se lo das a los Estados, que contribuyen más a la UE que, a su vez, da ayudas a los Estados. Lo que podría generar algún efecto sobre los precios en los receptores netos(España) (4/6)
En la parte que los países pidan prestado, claramente estas medidas tienen un efecto inflacionista en toda la UE. Más en los territorios que pidan los préstamos, como es lógico, pero no sólo en ellos, insisto. Al final no dejará de ser un aumento del balance del BCE (5/6)
Y luego no olvidéis una cosa: el que paga manda. Siempre es mejor ser el que ayuda que el ayudado, el financiador que el financiado, el que regala que el obsequiado (6/6)
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