El padre de Ruth, 13 años, ha pedido a su madre que planche los senos de la niña, porque "un hombre la ha tocado'". Parece que los está planchando con una piedra caliente.
Duele, pero es necesario para protegerla.
Y proteger el honor de la familia, de paso.
Los senos los "plancha" la madre a golpes, con una piedra o un mortero calientes.
Luego se vendan y se aprietan. Sistemática y regularmente.
Durante años, mientras sea necesario para frenar el creciento de esos malditos bultos que atraen a los hombres.
A veces se inflaman las glándulas y hay problemas, y fiebres, y dolor inhumano, y todo supura y arde.
Pero hay que seguir adelante.
Porque en la calle hay hombres.
Y es su destino como mujer, pero si no están las hermanas pequeñas, Ruth se deja ir, y llora.
Y es el destino de miles de niñas desde que las hormonas se ponen en marcha porque deciden que es la hora de dar vida a sus senos.
Porque es más fácil plancharles a ellas las vergüenzas que cortarles la mano a los 🐷🐷 que no saben dejar las manos quietas.
Multa de 1.500€ y expulsión si se niegan a jugar en bikini.
Qué magnífica oportunidad perdida por parte de la selección masculina de comportarse como auténticos aliados y pedir competir con el mismo uniforme imposible que sus compañeras de la selección femenina.