Thread by @_NODOSFC_

Esta noche, hace 26 años, fue muy larga en el RSP.
Luis Cuervas (qepd) se debatía entre sus quehaceres, sus dramáticos quehaceres en el #SevillaFC y la atención a la vida de uno de sus hermanos que fallecería muy pocos días después.
Es más que posible que brillaran traperas HILO

navajas aquel día como en los previos y posteriores. Todos, en su búsqueda de poder, atravesaron el maltrecho corazón del @SevillaFC.
Como testigo privilegiado de primera línea en aquellas jornadas, durante los próximos días os iré contando mi verdad sobre aquello.

Tan solo responderé cuando concluya el relato, de otra forma correo el riesgo de amenazar su estructura.
Herido y maltrecho, el corazón del Sevilla FC no sólo sobrevivió sino que se vino arriba por la coraza que su alrededor sostuvo su gente, la que nunca le falla y a la que

Intentaré glosar con nombres y apellidos y actos, solicitando el perdón previo por cualquier posible olvido. Mañana empezamos con el 1 de agosto de 1995 y #ElPoderDelSevillaFC.
Abran los ojos y la mente.

Pude hablar en numerosas ocasiones y obviamente con su permiso, grabar a D. Manuel Vizcaíno, a la sazón gerente de aquel Sevilla de Luis Cuervas.
Cuando hablamos de Manuel Vizcaíno, los sevillistas debemos ponernos en pie, cuadrarnos y decir "presente" con los ojos enrojecidos y

y el corazón encogido.
Manuel Vizcaíno, padre del actual presidente o dueño del Cádiz, me indicó siempre categóricamente que llevaba dos meses informando de manera sistemática al presidente Cuervas y al vicepresidente Del Nido de las exigencias de la Liga para cambiar el sistema

de avales exigido por la Liga desde la entrada en vigor del Plan de Saneamiento del fútbol españos. Al principio avales individuales de cada uno de los miembros del consejo, durante varias temporadas, y de forma diferente para la 95-96.

En aquella ocasión, el consejo decida responder solidariamente en un aval por el 5 % del presupuesto del club. En el Sevilla por una cantidad aproximada de 85 millones de las pesetas de entonces por un presupuesto de unos 1.700 millones de pesetas, 10,2 millones de euros de hoy.

Vizcaíno me dijo que Cuervas y el vicepresidente jurídico del Nido fueron personalmente informados en la sede de la Liga.
Con Cuervas también hablé varias veces en conversaciones con el micrófono abierto encima de la mesa y al que se dirigía con su campechanía habitual, descargó

toda la responsabilidad en Vizcaíno. José Maria del Nido, con quien también hablé para documentar el libro que sobre estos sucesos publiqué en 1998, asumió parte de la responsabilidad indicando que mayor fue la de otros refiriéndose a Cuervas y Vizcaíno. Otras fuentes del club

llegaron a apuntar a la figura del secretario del consejo de administración, José Ramón Cisneros Marcos. Todos intentaban en mayor o menor grado eludir su responsabilidad, como si abra del 31 de julio no hubiese pasado nada y tampoco el 1 de agosto.

Tras hablar, preguntar y escuchar a todos ellos, siempre he creído a pie juntillas en la versión de Manuel Vizcaíno, que además me la documentó con papeles por delante.

El caso es que el comité de una liga que presidía Jesús Samper, encargado de decidir sobre el caso de la falta de los avales, concluyó que de los 40 clubes del fútbol profesional, tres no habían cumplido el requisito de aportar los avales.
El presidente de ese comité era

Jesús Gil y los tres clubes implicados eran el Real Madrid, el Sevilla y el Celta. En la noche del 31 de julio, se le dio un ultimátum a Sevilla y Celta y se pasó la mano por el lomo del Madrid de Mendoza.
Aquella noche, Gil amenazó a Cuervas guión que si el Sevilla no

depositaba o ingresaba el aval por 85 millones en el banco designado y antes de las 12 de la noche, el Sevilla sería descendido. Luis Cuervas enervado por el rechazo de la Liga a un talón conformado por dicho importe (exigieron transferencia) le contestó que no tenía huevos para

descender al Sevilla. A primera hora de la tarde de un primero de agosto de hace 26 años, los teletipos repicaban en todas las redacciones periodísticas, radiofónicas y televisivas de España que la Liga expulsaba al Sevilla del fútbol profesional abocándolo a jugar en Segunda B

en una decisión administrativa que arrastraba a unos de los principales clubes del país y clasificado para jugar en competición europea, al lodo del fútbol de manera nada casual como iremos viendo. Pues hablamos de un puzzle en el encajan todas las piezas.

Aquello provocó que antiguos y jóvenes asieran pacíficas armas, viejas banderas, camisetas, artesanales pancartas y bufandas para lucir en un terrorífico día de agosto. Y el RSP se convirtió este calurosísimo 1 de agosto de 1995, en el templo de nuestra peregrinación.

Mañana, más. Gracias a quienes estáis teniendo la paciencia para leer el tocho. Saludos.

Esa noche del 1 al 2 de agosto fue muy calurosa y muy larga. Había trabajado en ABC y sabía que sobre las tres de la mañana salía la primera edición del periódico con destino a los pueblos más alejados de Andalucía y a las playas. Me acerqué y como siempre ya estaban allí

los patrulleros de la policía pidiendo algunos ejemplares con los que el periódico les obsequiaba por sus desvelos. Me reconocieron en talleres y me dieron uno: mira Ernesto. El titular de portada era el Sevilla a 2ªB y una foto de un Cuervas abarido, desbordado. Ya había hablado

por la noche con algunos ex compañeros de depresión de algunos medios como el propio ABC, El Correo de Andalucía, o de redacciones radiofónicas y televisivas. La noticia estaba absolutamente confirmada. Se ofrecía a Sevilla y Celta la posibilidad de recurrir pero ya se había

reincorporado a los descendidos Valladolid y Albacete. Patata muy caliente, situación enrevesada. Aparecían las primeras opiniones jurídicas, había fallos en la decisión de la Liga. Y habían resultado infructuosos los intentos de un sevillista de bandera, D. Eduardo Romero,

quien puso y se jugó en la noche aciaga del 31 de julio su patrimonio personal, toda una vida de esfuerzo y sacrificio individual y familiar, al servicio del Sevilla FC para que otro sevillista de ley, Jesús Rodríguez de Mora, pudiera, como director de la oficina del Citybank

sita enfrente del estadio, justificar la transferencia de 85 millones de pesetas de Resguardo Romero a la Liga en nombre de todos los consejeros del Sevilla FC que entre todos aportaron la cifra de CERO PESETAS. Eduardo Romero no era ni consejero del Sevilla a pesar de que en los

meses anteriores había adquirido los paquetes accionariales de los hermanos Álvarez lo que debía haberle otorgado un puesto en el consejo que le denegaron quienes a la hora de la verdad no pusieron una peseta. Ese era el cuadro en el amanecer del 2 de agosto, tal día como hoy.

En poco más de un par de horas relataré, en tiempo real, cuanto ocurrió en la memorable tarde de aquel 2 de agosto de 1995.

Tras descansar unas horas me acerqué nuevamente al estadio, mucha gente, cientos y cientos de personas, docenas de corrillos, escuché propuestas en algunos pero dejé de prestar atención cuando las consideraba descabelladas o ridículas. Tenía en mente una manifestación, pero

¿Quién carajo era yo para convocar una manifestación? Interiormente me resultaba ridículo por no decir patético. En uno de los corrillos me llamaron la atención las palabras de un chaval, Javier Sánchez, se dirigía a varios proponiendo una especie de concentración. Lo llamé a un

aparte, nos presentamos. Le dije "una concentración, no, hace más de 40º,a la hora no queda ni el potito, eso es estático, mejor algo dinámico, una manifestación".
Se sorprendió ¿una manifestación? ¿Adónde? ¿Quién? ¿Quién convoca? ¿Quién nos recibe? ¿Qué exigimos? Eran preguntas

lógicas, mis respuestas no lo eran. Al Ayuntamiento, el Sevilla es patrimonio de la ciudad de Sevilla, que venga quien pueda, la convocamos tú y yo porque a estas horas, y el tiempo vuela mientras esto se consolida no hay nadie que lo haga, y lo demás, ya pensaremos algo", ven.

Tiré de él y nos plantamos en la Unidad Móvil de @La_SER que estaba cerca. Dentro, Miguel Ángel Moreno y José Antonio Sánchez Araujo ¿Qué pasa, Ernesto? Jodido, ya veis, esto pinta feo ¿Se te ocurre algo? He tenido una idea, a ver si cuento con vosotros... "A ver, ¿qué es?"

"Una manifestación, vamos a convocar una manifestación".
¿Quiénes?
"Éste (Javier) y yo".
¿Y tú crees que, los interrumpo:
"Creo, creo que podemos, aquí hay ahora más de 2.000 personas, todas con el transistor en la oreja, estáis vosotros y están todas las unidades móviles de RTV.

Miguel Ángel Moreno lo vio: échale corazón, Ernesto, vamos a entrar ahora ya con servicios cebadores con esto como noticia, vamos a echarle corazón todos"
Surtió efecto @penasdetriana, con quien además de como periodista coincidí algún año como costalero de la Estrella, yo en el

Cristo, me fijó. Todas las cadenas tenían programas especiales. Miguel Ángel entró en el de la SER: tenemos novedades desde Sevilla, aficionados sevillistas se plantean realizar una manifestación esta misma tarde para demostrar la protesta y el enojo de una afición que ve

amenazada la estabilidad o existencia de su club, tenemos aquí en la unidad móvil a... Con todo el personal con radio en ristre la aglomeración ante el vehículo de la SER fue gigantesca y ya desde fuera los compañeros de Cope, Canal Sur, R TV, RNE, RTVE Antena 3TV y Tele 5 nos

hacían señas de que después entrábamos con ellos, pues se escuchaban unos a otros.
Lancé el exhorto en la SER y fuera la gente lanzaba los puños al aire y se gritaba manifestación.
No había teléfonos móviles, apenas, ni redes sociales, nada. Radio, Televisión y boca a boca.

El Sevilla de boca en boca. Nos iban a ver y a escuchar, el sevillismo estaba ahí poniéndose en pie de guerra. Era esta hora, las dos, pasamos Javier y yo por el resto de emisoras.
Al terminar, exhaustos. Me preguntó si creía que vendría alguien a la hora

Que habíamos dicho, las ocho de la tarde, al Ramón Sánchez-Pizjuán. Le contesté que 5 o 6.000 seguro que aparecían.
¿Y ahora qué?
Nos vamos a delegación del gobierno a Plaza de España, tenemos que notificar esto.

¿Es necesario? Me preguntó. Ya verás, somos los convocaba. Cogí el coche y llegamos a la 15,30. Nos atendió un policía, qué queríamos. Le dije que hablar con la delegada del Gobierno, casi le da la risa. Le insistí en que habíamos convocado una manifestación para la tarde por lo

del Sevilla, no entendía nada. Nos dijo que firmáramos una instancia y que en varios días nos contestarían, útero un compañero suyo que a unos metros lo había escuchado todo, echó a correr, en menos de un minuto regresó: tómales los datos como visitantes y pásalos al despacho de

la Gobernadora.
Cuando me vio entrar ¿Tú, Ernesto, sabes en el lío que te has metido?
Me encogí de hombros y asentí.
Todo fueron facilidades menos el trago de firmar como convocantes y responsables de cuanto pudiera ocurrir. Redactamos un documento con exposición de motivos,

datos personales y nuestras firmas. Nos preguntó cuánta gente calculábamos y le dije que como mucho 10.000. Me dijo que 10.000 personas en Sevilla en agosto y sin convocatoria previa era una cifra imposible de alcanzar. También nos preguntó si teníamos servicio de seguridad y al

contestarle que no, dijo a su asistente que pusiera en marcha en ese momento a la compañía de antidisturbios acantonada en Córdoba. Que me presentará a las 19,30 ante su capitán en el RSP y nos deseó suerte: el sevillismo no se merece esto.
Nos despedimos. Decidimos irnos a

descansar y quedar a las siete en una cafetería próxima al RSP. Aproveché pasta descansar un rato y redactar un documento dirigido a los medios e imprimir en casa unas docenas de ejemplares.

A estas horas, la muchedumbre congregada en los aledaños de la reclamada de gol sur superaba de largo las 5.000 personas. Javier y yo nos encaminamos a la tribuna de preferencia en cuyos bajos había varias dotaciones policiales, nos identificamos, pregúntanos por el mando y nos

atendió solícitamente. Nos dijo que lo importante era que todo saliera bien, que no hubiera incidente y que no existieran cargas ni contusionados. Me dio un megáfono policial y me dijo que unos minutos antes de las ocho subiríamos a la planta superior para que me dirigiera a los

presentes. El valor era sofocante. Vi por allí a algunos miembros de la federación de peñas a quienes conocía. Les pregunté por Manuel Pérez Giráldez, que en su condición de presidente de la federación era también miembro del consejo de administración. Me contestaron que le

gustaría acudir a la manifestación pero que tenía miedo. Pude hablar con el por teléfono y le pedí que viniera, que nada le ocurriría. Reacio al propicio, pocos minutos después manifestó que acudiría. Desde la noche anterior varios vehículos policiales custodiaban los

Almacenes Cuervas y la policía había convencido al presidente de que desistiera de su idea inicial de ofrecer una rueda de prensa en el RSP. Los ánimos estaban muy soliviantados y el único consejero presente era el de las peñas.

A las ocho menos diez, el capitán de la policía me dijo que subiéramos. Diéguez, presto como siempre, nos franqueó la entrada tras una llamada vigorosa, me preguntó que pasaría. A mí. Yo no tenía ni idea, pero en el campo del Sevilla, con miles de personas fuera, no existía voz

Oficial del club. Tan solo la voz de su afición allí congregada, unida en su defensa, aferrada al escudo grande de Nervión, como si quisiera mimarlo y protegerlo en aquellos momentos de tribulación y vicisitudes de incierto designio. Fuera las voces tronaban como en las mejores

A estas horas, la manifestación alcanzaba en su cabeza la Pasarela para embocar San Fernando mientras que la cola aún andaba por Eduardo Dato sin llegar al puente de los Bomberos. En todas partes en su discurrir se incorporaba gente a ella y había engrosado en miles de personas.

Cuando la cabecera alcanzó el Ayuntamiento fuimos invitados a acceder a él por el alcalde con la mediación del notario Luis Marín a quien contacté porque me habían agradado dos artículos suyos publicados en ABC y contrarios a cualquier operación de venta y especulación con el RSP

El alcalde en funciones, Jaime Bretón, se puso a disposición del Sevilla cuyos representantes oficiales todavía no habían dado la cara en la ciudad en aquellas dos funestas jornadas. Desde la estancia visualizábamos la Avenida repleta.

La cabecera ya en Plaza Nueva y la Avenida llena hasta Puerta de Jerez y calle San Fernando. Un oficial informó de algo al alcalde en funciones en sustitución de Soledad Becerril, de vacaciones en el norte, y a continuación éste nos dijo que la afluencia estimada era de

40.000 personas para una manifestación convocada a las dos de la tarde, sin mediar prensa escrita, redes, Internet, móviles. Sevilla estaba en pie de guerra. Todos los telediarios abrieron entre ocho y media y nueve con imágenes de la manifestación y sonido ambiente de lo que

en Sevilla ocurría: que yankis dicho basta y que nadie nos íba a avasallar. Fue líricos en periódicos, emisoras y televisiones europeas. Aquellas dos horas comenzaron a cambiar el signo de los acontecimientos.
Mañana, más.