Un 9 de agosto de 1914 fallecía el presidente de la Nación Roque Sáenz Peña en la ciudad de Buenos Aires.
Sáenz Peña había ejercido ese cargo desde el 12 de octubre de 1910 cuando sucedió a Figueroa Alcorta hasta su muerte.
Sáenz Peña había nacido el 19 de marzo de 1851 siendo hijo del también presidente Luis Sáenz Peña y de Cipriana Lahitte. Se casó con Rosa González (hija del político mendocino Lucas González) y tuvieron una hija, llamada Rosa, que luego se casaría con Carlos Saavedra Lamas.
Cursaba estudios de derecho cuando se produjo la Revolución de 1874 y dejó entonces los libros para actuar a las órdenes de Luis M. Campos. Permaneció en la milicia hasta 1877, pero ya dos años antes había obtenido el título de abogado y se había afiliado al partido Autonomista.
En 1876 fue elegido diputado en la legislatura bonaerense.
En 1877 fue uno de los fundadores del Partido Republicano, junto a Leandro Alem, Aristóbulo del Valle, Lucio Vicente López, Hipólito Yrigoyen, etc, quienes defendían una versión humanista del liberalismo.
El Partido Republicano surgió como una corriente interna del Partido Autonomista de Adolfo Alsina, luego de que este acordase una fórmula de unidad con Bartolomé Mitre, para transformarse en un partido político independiente hasta 1878.
En 1878, a raíz de las disidencias producidas dentro del autonomismo con motivo de la política de conciliación iniciada por el presidente Nicolás Avellaneda a la que Sáenz Peña se oponía, renunció a su cargo y terminó por abandonar transitoriamente la política.
Al desatarse la guerra del Pacífico entre Chile, Bolivia y Perú se alistó al ejército de este último país. Cayó herido en Arica, fue hecho prisionero y trasladado a Chile. Cuando regresó al país se le nombró subsecretario de Relaciones Exteriores (1881) de Bernardo de Irigoyen.
Viajó a Europa y en 1885 fundó, junto con Carlos Pellegrini, Paul Groussac y otros, el diario Sud América, desde cuyas páginas ejercían la oposición a Dardo Rocha.
En 1886 apoyó la candidatura de Miguel Juárez Celman y en 1887 fue nombrado como embajador en Uruguay.
Sáenz Peña adquirió notoriedad por su desempeño en el Congreso Panamericano de Washington y participó asimismo en diversos encuentros de juristas. Estuvo un tiempo al frente del ministerio de Relaciones Exteriores de la administración Miguel Juárez Celman (abril-agosto de 1890).
En medio de la grave crisis política y económica que sacudía al país, la figura del joven Roque Sáenz Peña se perfiló como favorita para la elección presidencial de 1892 impulsada por el flamante Partido Modernista creado por el gobernador de Buenos Aires, Julio Costa.
Su candidatura contaba con grandes apoyos (principalmente de las juventudes juaristas) pero Bartolomé Mitre, líder de la Unión Cívica Nacional y en connivencia con Roca, impulsó la del propio padre de Roque, el juez de la Suprema Corte de Justicia, Luis Sáenz Peña.
A principios de 1892, Roque Sáenz Peña retiró su candidatura a la presidencia de la nación para no tener que competir con su padre, quien resultó electo. Lo que resultó en que el Partido Modernista se integraría al PAN como línea interna.
Transitoriamente, el jurista se retiró de la vida pública. Vuelve a la política en 1902 participando en las legislativas de ese año en el ala “pellegrinista” del PAN luego del distanciamiento entre Pellegrini y Roca.
En 1904, el PAN se termina fracturando entre Autonomistas Nacionales o “roquistas” y en Autonomistas o “pellegrinistas” debido a la decisión de Roca de llevar como candidato a Quintana. Saenz Peña participa del segundo y se convierte en el aliado más importante de Pellegrini.
Es así, que en las elecciones legislativas de 1906 integró la llamada “lista de oro” junto a Emilio Mitre, Carlos Pellegrini y Ernesto Tornquist bajo la coalición “Concentración Popular” que integraban ex modernistas, mitristas y radicales bernardistas.
1906 fue un año marcado por los fallecimientos de algunos de los principales referentes políticos del país. Ese año se produjeron las muertes de Bartolomé Mitre, Manuel Quintana, Carlos Pellegrini y Bernardo de Irigoyen.
En ese marco fatídico, Roque Sáenz Peña se transformó en el heredero político de Pellegrini y en el candidato "natural" de los conservadores reformistas para la presidencia en 1910, por su prestigio internacional y su cercanía política al nuevo presidente, José Figueroa Alcorta.
Resultó electo diputado nacional en 1906, pero no ocupó su banca, pues fue enviado a España como ministro plenipotenciario. Los próximos 4 años los pasó representando al país en España, Portugal, Suiza e Italia. Además de representar en la Segunda Conferencia de Paz de La Haya.
A finales de 1909, Sáenz Peña fue elegido como candidato a la presidencia por la Unión Nacional (que reunía a los sectores modernistas y moderados del PAN) acompañado por Victorino de la Plaza como vice. 13 de marzo de 1910 fue electo presidente mientras se encontraba en Italia.
Días antes de asumir la presidencia, Sáenz Peña se reunió con Figueroa Alcorta y con Hipólito Yrigoyen. En esta el líder radical se comprometió a abandonar la vía revolucionaria, y Sáenz Peña a promulgar una ley electoral que modernizara los comicios e impidiera el fraude.
El 12 de octubre de 1910, Roque Sáenz Peña asumió como presidente de la Nación.
Estas fueron las palabras que pronunció aquel día de su asunción:
Durante su gestión logró un acuerdo con Brasil para poner fin a la carrera armamentista entre ambos países. Se sancionó la Ley de Fomento de Territorios Nacionales, se inauguró el primer subterráneo de Buenos Aires y el decreto de creación de la Escuela Militar de Aviación.
También realizó la reforma electoral que fue sancionada por ley el 1 de abril de 1912: conocida como Ley Sáenz Peña que establece el voto secreto y obligatorio. El encargado de diseñar el proyecto y defenderlo en el Congreso fue el Ministro del Interior, Indalecio Gómez.
Finalmente, delegó el mando presidencial en octubre de 1913 a su vice Victorino de la Plaza. Murió el 9 de agosto de 1914, dos años antes de terminar su mandato, y fue enterrado al día siguiente en el Cementerio de la Recoleta en Buenos Aires.
Roque Sáenz Peña era un demócrata convencido, realizo un gobierno progresista y noblemente inspirado. Sin dudas fue un gran patriota y un estadista, y uno de los grandes hombres que ha dado este país.
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El 16 de septiembre de 1955 se ponía en marcha en la provincia de Córdoba el golpe de estado, autodenominada Revolución Libertadora, que el general Eduardo Lonardi encabezó para derrocar al gobierno del general Juan Domingo Perón.
Pero, ¿Qué pasó desde junio a septiembre de 1955? ¿Cuáles fueron los factores que desencadenaron el hecho?
El 17 de junio de 1955 la Ciudad de Buenos Aires amaneció desolada y destruida por las bombas y los incendios. El día anterior la CGT había decretado un paro de adhesión al gobierno y en repudio del intento de golpe. Por la mañana se reunió el Congreso Nacional. Después de poner la bandera a media asta rindieron homenaje a los asesinados de la jornada anterior, ratificaron su adhesión a Perón y amenazaron con responder con violencia a eventuales intentos de golpe. Los pocos diputados radicales no asistieron a la sesión ya que estaban presos o escondidos.
Durante la tarde/noche del día anterior habían ingresado más de 800 detenidos a las cárceles del país, pertenecientes a todos los partidos políticos no peronistas, inclusive diputados nacionales y provinciales como el caso del diputado nacional Oscar Alende. En Santa Fe fueron presos cuatro senadores y doce diputados provinciales radicales. Fue detenido el obispo de Bahía Blanca y otros sacerdotes de parroquias menores de la Capital Federal. También fue preso el dirigente comunista rosarino Juan Ingalinella, que sería trasladado a una comisaría por la noche del 16 y que nunca volvió a ser encontrado.
El 11 de septiembre de 1888 falleció Domingo Faustino Sarmiento en Asunción, Paraguay. Sarmiento fue un político, escritor, docente, diplomático, periodista y militar que ejerció como presidente de la Nación entre 1868 y 1874, gobernador de San Juan entre 1862 y 1864, senador nacional entre 1874 y 1879, y ministro durante la gobernación de Bartolomé Mitre y la presidencia de Nicolás Avellaneda. Además de haber escrito varios libros como "Facundo o Civilización y Barbarie" y haber fundado diversos diarios como El Zonda o El Censor.
Sarmiento nació el 15 de febrero de 1811 en la ciudad de San Juan, siendo hijo de José Clemente Quiroga Sarmiento y de Paula Zoila Albarracín. Sarmiento era hijo de una familia humilde, aunque vinculada a las casas más tradicionales y representativas de la ciudad de San Juan. Asistió a los cinco años a la recién creada Escuela de la Patria, en la que recibiría su única educación sistemática. Su formación se vería complementada bajo la guía de los presbíteros José de Oro y José Pascual Albarracín, parientes suyos, y por su propio esfuerzo autodidacta. En 1825 su tío Fray José de Oro fue desterrado a San Francisco del Monte, provincia de San Luis, y Sarmiento lo acompañó. Allí fundaron una escuela, primer contacto de Sarmiento con la educación, en la que él mismo daba clases.
En 1827 Sarmiento fue reclutado dentro del Ejército federal. Según sus relatos, Sarmiento, como alférez de milicia debía realizar tareas que lo incomodaban. Presentó un reclamo y fue citado por el gobernador Manuel Quiroga, pariente del caudillo Facundo Quiroga. Durante la reunión pidió ser tratado con equidad, pero esto fue tomado como un desacato y fue a prisión. Debido a este, y a otros enfrentamientos personales con integrantes del Partido Federal, decidió abrazar la causa unitaria y se incorporó al Ejército del general José María Paz.
Fotografía que retrata el momento en que el general José Félix Uriburu le exige la renuncia al vicepresidente, en ejercicio del Poder Ejecutivo Nacional desde el día anterior, Enrique Martínez, dentro de la Casa de Gobierno, siendo ambos rodeados por militares, funcionarios del gobierno y otros hombres, durante la jornada del 6 de septiembre de 1930.
En materia económica al final de la presidencia de Alvear, la Argentina se encontraba en una buena condición. En mayo de 1927, el peso argentino llegó a cotizarse a la par y en algún momento superó al dólar americano. Esto permitió que la Argentina gozara de un crédito ilimitado, como lo afirmó la banca estadounidense Morgan y llevó a la apertura de la Caja de Conversión, cuyo decreto se firmó el 25 de agosto de 1927. El establecimiento del patrón oro fue recibido con beneplácito por todos los sectores de la opinión pública.
La campaña presidencial se comenzó a desarrollar a comienzos del año 1928. Yrigoyen no realizó una campaña muy vigorosa (por el contrario, no abandonó la Capital durante todo el período previo a las elecciones) pero el aparato mediático y político de la Unión Cívica Radical Personalista lanzó una masiva movilización en todo el país que polarizó enormemente con las fuerzas conservadoras en las semanas previas a la elección.
El 2 de septiembre de 1845 falleció Bernardino Rivadavia, durante su exilio en la ciudad española de Cádiz. Rivadavia tuvo una fuerte influencia en el Primer Triunvirato, poco después de iniciada la Revolución de Mayo, durante la gobernación de Buenos Aires del general Martín Rodríguez, donde Rivadavia llevó adelante todas las decisiones políticas y las llamadas "reformas rivadavianas". Además, fue el primer hombre en ejercer el cargo de Presidente de la Nación, teniendo su mandato presidencial desde febrero de 1826 hasta junio de 1827.
Bernardino Rivadavia nació el 20 de mayo de 1780 en Buenos Aires, en ese entonces parte del Virreinato del Río de la Plata, siendo hijo del empresario y abogado gallego Benito González de Rivadavia y de su prima María Josefa de Rivadavia y Rivadeneyra, también de origen gallego.
En las Invasiones Inglesas participó combatiendo en las fuerzas que repelieron el ataque británico, actuando como teniente del Tercio de Voluntarios de Galicia. En 1808, Santiago de Liniers lo nombró alférez real pero este nombramiento fue rechazado por el Cabildo, lo que fue uno de los detonantes de la Asonada de Álzaga, que fue un fallido intento de destituir al virrey Santiago de Liniers, que dejó como antecedente la supresión de las milicias españolas y el fortalecimiento de las criollas.
En 1810, durante la Revolución de Mayo, asistió al Cabildo abierto del 22 de mayo de 1810, y votó por la deposición del virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros. Posteriormente participó en el grupo radical encabezado por Mariano Moreno sobre los moderados de Cornelio Saavedra, y formó parte de la Junta de Gobierno de septiembre de 1811. En el Primer Triunvirato, ejerció como Secretario de Guerra, y Ministro de Gobierno y Hacienda entre septiembre de 1811 hasta el golpe de estado del 8 de octubre de 1812, que encabezaron los generales José de San Martín y Carlos María de Alvear. Durante su tiempo en el Primer Triunvirato, Rivadavia fue la principal influencia del gobierno, y algunas medidas tomadas por este consistieron en: declarar la libertad de prensa, aprobó la ley de seguridad individual, creó el gobierno intendencia de la Provincia de Buenos Aires, aprobó la utilización de la escarapela blanca y celeste para el Ejército, prohibió la introducción de esclavos en el territorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata, fundó la Comisión de Inmigración que se constituyó la primera entidad establecida para fomentar la inmigración europea y colonización del territorio.
"Sin Rivadavia, sin los materiales de reconstrucción que elaboró su vasto genio con la clara visión del porvenir, la resurrección de la República Argentina habría sido imposible después de los veinte años de tiranía devastadora”.
Palabras de Bartolomé Mitre sobre el impulso que Bernardino Rivadavia le dio a la educación en la Argentina.
A fines de marzo de 1821, el gobernador Martín Rodríguez convocó a Bernardino Rivadavia para participar en el gobierno de la provincia de Buenos Aires bajo los cargos de ministro de Gobierno y de Relaciones Exteriores. Durante ese tiempo, y hasta abril de 1824, Rivadavia llevó adelante casi todas las decisiones políticas del gobierno del general Rodríguez. Las políticas gubernamentales que emprendió se las conoce con el nombre de Reformas Rivadavianas y la época fue definida por contemporáneos como "La Feliz Experiencia".
En esos años, Rivadavia se convirtió en un gran impulsor de las ciencias y de la educación, siendo un pionero de las mismas en tierras argentinas. Entre 1821 y 1824, se fundaron la Universidad de Buenos Aires (1821), la Sociedad Literaria (1822), la Academia Nacional de Medicina (1822), la Sociedad de Ciencias Físicas y Matemáticas (1822), el Colegio de Ciencias Morales (1823), el Museo de Ciencias Naturales (1823) y otras instituciones orientadas a la cultura, las ciencias y la educación.
El 7 de agosto de 1890, Carlos Pellegrini asumía la presidencia de la Nación luego de la renuncia del presidente Miguel Juárez Celman en medio de una gran crisis económica y días después del levantamiento armado de la Unión Cívica conocido como la “Revolución del Parque”. Pellegrini gobernó en un difícil período de la historia nacional tanto en materia económica como política hasta entregar el poder a su sucesor en octubre de 1892.
El 29 de julio de 1890 la Revolución del Parque había definitivamente fallado y se firmó la capitulación de los revolucionarios. Pero era ya opinión general que el gobierno no podía perdurar. Las palabras del senador Manuel D. Pizarro han quedado como una definición exacta de aquel momento: "La revolución está vencida, pero el gobierno está muerto". Mientras tanto la Capital Federal estaba bajo estado de sitio y la prensa se encontraba amordazada y suspendida indefinidamente. El senador Carlos Juan Rodríguez comentaba en carta a sus hermanos en San Luis que "la ciudad parecía envuelta en sombras de muerte" y que el presidente estaba encerrado en su casa, rodeado de batallones que custodiaban su persona. Agregaba también que "todas las noches caían asesinados por manos ocultas cuatro o seis vigilantes que hacían el servicio de seguridad por las calles". A esto se le agregaba una crisis económica y una situación financiera del país muy grave.
Se decía que no había nada en caja ni en el Banco Nacional; el oro seguía subiendo y amenazaba a irse hasta las nubes. Debía pagarse la deuda externa y las garantías de los ferrocarriles, que importaban 500.000 libras, pero no había de donde sacar ni quien prestara un centavo. Debido a esta situación los ministros de Hacienda y de Relaciones Exteriores, Juan Agustín García y Roque Sáenz Peña, renunciaron. El presidente Juárez Celman se echó a la búsqueda para reemplazarlos pero nadie quería hacerse cargo de la responsabilidad.