Thread by @RestauraAraba

Los ritos funerarios llevados a cabo a lo largo de los siglos en la @CatedralVitoria no difieren mucho de los empleados en otras zonas de la Cristiandad. Los rituales de enterramiento fueron codificados por el Concilio de Trento en 1563 y también por las curias romana y local.

Las intervenciones arqueológicas llevadas a cabo durante años en la Catedral incluyeron la exhumación de numerosos restos humanos pertenecientes a distintas épocas cuyo estudio ofrece valiosa información sobre el poblamiento de #VitoriaGasteiz
researchgate.net/publication/33…

Se hallaron cientos de artefactos de distinta índole acompañando a quienes fueron sepultados: Objetos pertenecientes a las vestimentas o adorno personal (anillos, hebillas, restos de cuero o textil…) y otros de naturaleza religiosa o ritual (cálices, rosarios, medallas, monedas)

Los rosarios jugaron un papel importante en el ritual del entierro: se trataba de una pertenencia querida, propiedad de la persona durante toda su vida, que la acompañaría también en la muerte. Las cuentas que los formaban podían ser de vidrio, de azabache, semillas… o madera.

Además de las cuentas, el rosario solía incluir algún pequeño crucifijo o medalla de metal. Como es el caso del que nos vamos a ocupar aquí: una medallita ovalada hecha de metal en base cobre, que está siendo tratada por Jesús Alonso en el Servicio de Restauración de @Araba

No se trata aquí de dejar constancia con "pelos y señales" de todo lo hallado en la Catedral de Santa María (interesantísimo, por otro lado) sino de enseñaros otro de esos hallazgos “salvado por los pelos” que resulta curioso, digno de conservar y que ofrece también información.

Recordad que huellas dactilares, improntas de pelos perdidos y marcas similares son muy apreciados en esta cuenta… y no estamos tomándoos el pelo:

https://twitter.com/RestauraAraba/status/1420711106931216384?s=20

https://twitter.com/RestauraAraba/status/1329794275886960660?s=20

Ya dijo Goethe: “El más pequeño pelo proyecta sombra”. Y eso nos ha pasado de nuevo. La fotografía microscópica de una de las caras de la medalla (que por otro lado presenta unos coloridos productos de corrosión del cobre) “nos viene al pelo” para mostraros el objeto de este tuit

Lo que podéis ver en las fotos son pelos del vello de la persona muerta (quizás de su mano o del pecho) que quedaron mineralizados sobre la superficie de la medalla. Los productos de corrosión del cobre actuaron como biocidas y evitaron su descomposición, preservándolos hasta hoy

Aunque la medalla está bastante deteriorada, su superficie muy desgastada y, en general, el metal se encuentra muy afectado por la corrosión, aún pueden intuirse las figuras a cuya advocación estaba dedicada la pieza y una inscripción que si es posible se tratará de identificar.

Lo que está claro es que una limpieza más profunda no facilitaría su lectura y, en cambio, podría provocar la pérdida de los restos biológicos preservados. Por eso, se llevará a cabo una limpieza muy limitada y tratamientos de estabilización y protección.
Y pelillos a la mar.