@NomellamesR –Randolph – puede que algo hubiese cambiado entre ellos, pero ciertas cosas seguían igual. Appleby detestaba despertarse temprano y a él le encantaba pagar las consecuencias de su osadía. >
@NomellamesR El club le reclamaba, pero no había mejor manera de empezar el día que con una ración de sexo antes de una ronda de café. Volvió a llamarle, pero solo recibió un gruñido murmurado entre sueños. Aun así, no se detuvo bajo las sábanas. >
Estaba completamente encendido físicamente, sus pelotas estaban a punto de estallar después de tantos besos que se habían dado en el sueño erótico que había tenido. La realidad era mucho mejor. >
Una realidad que le dio la bienvenida gustosamente, aunque su dueño aun estuviera en el limbo entre consciencia y letargo. Una realidad que se despertaba con cada caricia de su lengua. >
El olor, potente y mordaz del sudor de Randolph le incitaba y le excitaba sobremanera. Si la zona en la que se estaba recreando no fuera tan delicada clavaría sus molares y… >
Una pierna se movió lánguida, permitiéndole una mejor posición, un alcance más delicioso, declarando así que Appleby era consciente de lo que pasaba entre sus piernas. >
Hubiese sonreído si no estuviera afanoso con su tarea. Una tarea que se deleitó en acometer, con extrema precisión y habilidad. Una tarea que le preparó como lo hace un aperitivo, antes de una buena comilona; abriéndote el apetito y deseando más. >
Ese más le llevó a trepar por el pecho de Appleby besando a cada paso el camino hacia su boca mientras se acoplaba a su cuerpo y éste se abría a él, acogedor y exigente. Sí, un orgasmo antes de dejar la cama era maravilloso, te llenaba de una energía incomparable. >
Habían pasado unos días desde el torneo de póker, y no habían tenido ningún roce, eso era bueno. >
Incluso cuando Randolph le había comentado así de pasada que, ahora que no tenía casa, podía instalarse en su salita aceptando su oferta de alojamiento, habían hablado sin acalorarse. Bueno, quizás hacia el final de la conversación... >
Y eso que lo de que su apartamento no le gustara no lo había entendido muy bien. Lo de la lámpara le había hecho respirar hondo, pero había cedido, o mejor dicho, Appleby le había convencido, con esa labia persuasiva que se gastaba con él. >
–Quédate un rato más– le dijo besándole suavemente inclinándose sobre la cama ya completamente vestido – le diré a Murphy que te suba algo de desayuno, yo tomaré unas tostadas abajo. Y… ¿procura no cambiarme toda la decoración de la salita?
• • •
Missing some Tweet in this thread? You can try to
force a refresh