Thread by @Sofbilineata

Hoy vengo a contaros sobre la ciencia a la que quiero dedicarle mi vida y que hoy en día se encuentra tan olvidada e infravalorada: la taxonomía.

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Vamos a empezar por la pregunta más básica, ¿qué es la taxonomía? Es la ciencia de la descripción y la clasificación de los organismos. Es decir, va poniendo a los seres vivos “en cajitas” de forma ordenada, y les pone nombre para saber reconocerlos.

Va desde bacterias hasta grandes cetáceos. Así, la taxonomía proporciona información tanto morfológica como de la historia evolutiva del ser vivo; tanto de las unidades básicas de la vida, como de sus relaciones.

📷Gordon T.Taylor - plantasyhongos.es - M. Ros - Patxi Vidal

La taxonomía se remonta a la Grecia Clásica, donde comenzó con Aristóteles (384 a.C.- 322 a.C.), que realizó la primera clasificación básica de seres vivos. Sin embargo, su forma moderna surgió con Linneo (1707-1778), que introdujo la nomenclatura binomial.

La nomenclatura binomial se refiere a que cada especie debe ser llamada por dos "nombres":
✏️El primero, con la inicial en mayúsculas, corresponde a la categoría taxonómica “género”.
✏️El segundo, con la inicial en minúsculas, se refiere al epíteto específico.

Son como el “nombre y apellidos” de los seres vivos, su nombre científico. Esta nomenclatura binomial es un convenio, todo el mundo lo utiliza, así permite un uso generalizado y mundial, independientemente de las lenguas que hable la persona.

El género es una categoría taxonómica que recoge a las especies que están muy relacionadas (o emparentadas, si lo preferís) entre sí. El epíteto específico lo pone el investigador que descubre la especie, puede ser descriptivo, según su morfología o zona de distribución…

Por ejemplo /Felimare tricolor/ debe su epíteto específico a su coloración, y /Chromodoris africana/ al lugar donde se descubrió.

📷Jordi Regás - Camel Dive Club

Aunque hay otros científicos que optan por poner cosas más personales, desde derivados de su nombre, de sus familiares, de sus hobbies y gustos hasta, bueno…

Vamos a poner un ejemplo de esta universalidad nombrada. Es uno de mis casos favoritos, y al que siempre recurro para decir que los nombres científicos son mucho más útiles e ilustrativos que los comunes (dependiendo del contexto, claro).

Un tiburón, /Carcharhinus leucas/, se conoce como “bull shark” en países de habla inglesa y Latinoamérica, y como “tiburón sarda” (entre otros nombres), en España. ¿Tenemos un tiburón al que llamamos “tiburón toro”? Sí, /Carcharias taurus/.

📷Edit: Patxi Vidal - John Turnbull

¿Cuál es el problema? Que “bull shark” se puede traducir como “tiburón toro” y da lugar a confusión. Vamos, si me dicen tiburón toro me surge la duda de a qué especie se refieren. Así que hablando de /Carcharias taurus/ y /Carcharhinus leucas/ no hay lugar a dudas.

¿Y cómo se describen y clasifican estos bichines? Pues es complejo, lo ideal sería un enfoque integrado, es decir, aportando información morfológica (características del cuerpo), genética, comportamental, ecológica, fisiológica…

Y es que integrando puntos de vistas tan diferentes es como mejor nos aproximamos a la realidad. Después de todo, la naturaleza es como es, y esta clasificación es nuestra, intentando ser lo más fieles posible a lo que realmente sucede, pero nuestra.

Sin embargo, hay un dilema en este aspecto, ya que algunos científicos consideran que la información morfológica mete ruido y da lugar a confusiones. Y es que, tradicionalmente, los organismos se han descrito y clasificado mediante caracteres morfológicos.

Con el paso del tiempo, al incluir los análisis genéticos en la ecuación, muchas clasificaciones han cambiado. Y es la gracia, las especies son complejas, y por tanto, la taxonomía es una ciencia muy dinámica.

Los nombres cambian, las clasificaciones y relaciones de parentesco también. ¡Y es bueno! Eso significa que estamos aprendiendo más.

Aún así… ¿debe reemplazarse el enfoque morfológico por el genético? ¡No! Es información que perdemos. La información genética es valiosísima y una herramienta útil para la taxonomía, pero… si solo sabemos el ADN de un organismo, ¿cómo explicamos los patrones de su evolución?

¿Y qué hacemos con la relación entre los organismos fósiles y los vivos? ¿Y los bichillos raros que son difíciles de encontrar, cómo les extraemos el ADN? ¿Los análisis genéticos son tan perfectos que no tienen ningún tipo de fallo?

Ya hay ganas de gastarse dinero en análisis, cuando atendiendo a caracteres morfológicos se puede hacer a simple vista. Son ganas de complicarse la vida, ¿no? El caso es que la información morfológica sigue siendo muy relevante en taxonomía, y no debe obviarse o sustituirse.

Y bueno, ahora que ya estamos situados… ¿cuál es la importancia de la taxonomía? Tenemos que pensar en cada nombre científico como una etiqueta funcional con una información valiosísima acerca de la especie que lo porta.

Y es que cada especie es el resultado de millones y millones de años de procesos evolutivos, geográficos… ¡Son joyitas!

Esta información proporcionada por la taxonomía sienta las bases para estudios muy diversos, tanto aplicados como teóricos, y ya sean de biodiversidad y conservación, de medicina, de manejo de plagas, de pesca, de protección ante cambios ambientales, y un largo etcétera.

Vamos a poner ejemplos para que quede más claro. Pongamos el caso de la briostatina 1, es una sustancia que actualmente se está investigando como fármaco para usarlo en enfermedades como el cáncer y el Alzehimer. ¿Y qué bichillo produce esta sustancia?

Un briozoo, /Bugula neritina/. Si no conocemos la especie (etiqueta funcional), ni qué sustancias produce, ¡no se puede aplicar nada! No hay ciencia aplicada sin ciencia básica.

📷Fernando de la Calle

El otro ejemplo que vamos a ver está relacionado con la agricultura. Cada vez se está usando más el control biológico para eliminar plagas en los cultivos, reduciendo así el uso de plaguicidas, que son muy contaminantes.

¿Y en qué consiste el control biológico? De manera muy simplificada, imaginemos que tenemos un bichito que se está cargando un cultivo. Ese bichito tendrá enemigos naturales, como pueden ser depredadores. Si ponemos el depredador en el cultivo para que coma a la plaga... ¡fin!

También se pueden usar otros enemigos naturales de las plagas, por ejemplo, parasitoides.

¿Pero qué pasa si elegimos mal al enemigo natural en cuestión? Pues desastre, de primeras se seguirá produciendo la pérdida agrícola, y con ello grandes cantidades de dinero, y además puede ocasionar graves problemas ambientales. ¡Hay que fijarse en la “etiqueta funcional”!

Además de ser la base para otros estudios, también debemos tener en cuenta que quedan muchísimos organismos que todavía no se han descrito. De hecho, se estima que alrededor del 90% de organismos en nuestro planeta todavía no se conoce aún.

Incluso organismos que de por sí son abundantes y cruciales en procesos ecológicos, se describieron relativamente poco. Por ejemplo, el género /Prochlorococcus/, que engloba a cianobacterias súuuuper abundantes, no se describió hasta 1988.

📷Luke Thompson

Es un reto describir tal cantidad de bichillos, especialmente teniendo en cuenta la situación actual del mundo, que pone en riesgo de extinción a innumerables especies conocidas, y también por conocer. Vamos, se están extinguiendo especies a las que jamás pondremos “cara”.

¿Y cómo conservamos a estos bichines? De nuevo, partiendo de la taxonomía, ya que ofrece soluciones para la conservación de las especies, permitiendo reconocer e interpretar la diversidad de seres vivos.

Es decir, gracias a ella distinguimos un organismo de otro, y por tanto, podemos conservarlo de manera adecuada.

📷/Patella ferruginea/ (J. Guallart) - /Posidonia oceanica/ (Manu San Felix)

Ahora, sabiendo la importancia de esta ciencia, podemos centrarnos en la crisis que está sufriendo actualmente. En primer lugar, las ciencias descriptivas no se tienen en tan alta estima como el resto. La taxonomía se considera “vieja” o “cutre”, como si no hubiera más que hacer.

O como si no tuviera validez. ¿Hola? ¡Los taxónomos y taxónomas están describiendo especies en un mundo que se está cargando a millones! ¡Están sentando las bases para una gran diversidad de estudios!

No se valora el trabajo que hay detrás (que precisamente poco no es), ni se aprecia la importancia que tiene. Otros tipos de ciencia tienen más repercusión, más FINANCIACIÓN, y más atención. La taxonomía está olvidada. Sin financiación, ¿qué van a hacer los científicos?

Incluso en la carrera, ya está la rivalidad bota vs bata, pero es que ya lo de los proto-taxónomos y proto-taxónomas (dentro del “team bota”) es de risa. No le ven valor o interés.

¿Qué pasa? Que la gente no quiere dedicarse a la taxonomía, tiran por otras ramas.

Para que os hagáis una idea, hay entre 6000 y 10000 taxónomos y taxónomas a lo largo del mundo. Y de estos pocos, el 80% tienen 50 años o más. Con el poco reclutamiento que hay, ¿qué va a ser de la taxonomía? ¿Quién va a proporcionar información para tantísimos estudios?

¡Aprendamos a apreciar esta ciencia, por favor! ✨

Y muchas gracias por leerme, me he dejado el corazoncito en este hilo. Como siempre, os dejo las fuentes a continuación.

1. Guerra-García, J.M., Espinosa, F., García-Gómez, J.C. (2008). Trends in Taxonomy today: an overview about the main topics in Taxonomy.
2. Martínez-López, O.G. La taxonomía integral y su importancia para la conservación. (2015)

3. Thomson, S.A. et al. (2018). Taxonomy based on science is necessary for global conservation.
4. Grimaldi, D.A. & Engel, M.S. (2015). Why descriptive science still matters.

Poniéndolo un poco tarde, voy a presentar este hilo en el II Congreso Virtual de Divulgación de Hilos en Twitter, una iniciativa súper original y maravillosa. ¡A ver qué tal! #HilosDC7