Soy maestro de educación infantil. Después de tres años sin ejercer, vuelvo a mi centro. No entiendo ninguna de las "normas" miercovid para los centros, no las comparto, las detesto. En estos dos días, aún sin alumnos de 2-3 años que tendré, siento cosas contradictorias. Estoy
solo en el aula y miro esas fotos, sus caras, alegres. Entonces experimento esa emoción que viene todos los años. Esos seres tan pequeñitos... Sabes que los protegerás, intentarás que venzan sus miedos, que sepan jugar con otros, que sean felices el tiempo que estén ahí.
Ser niños, sin más. Y entonces salgo del aula y veo las máscaras, el símbolo de los tiempos criminales que vivimos, con políticos de mierda, burócratas, intentando meter mano a esos mismos niños ya no solo con el veneno sino con el miedo, el temor a los demás, el chantaje
emocional, la culpabilización de su misma existencia al ser señalados como culpables de algo que no tienen ni puta idea de qué es. Y yo rabio y me incendio por dentro y quiero destrozar a esos infames hijos de la gran madre por querer hacer eso a estas pequeñas pero gigantes
existencias llamados niños. No dudaría en hacer cualquier cosa por librarles de todo esto. Y ahora cuando se implante, como posibilidad, la vac en centros... No, no los entregaré y no dejaré pasar a ningún PUTO SANITARIO!! JAMÁS! Sus padres dirán que sí, algunos. Entre la
espada y la pared. No son mis hijos. Yo quizá esté loco. Todas las noches miro a mis hijos, dormidos, tan pequeños, veo a los hijos de protón que hay en este mundo y juro que NO LOS TOCARÁN MIENTRAS YO VIVA. Y a esos nenes del cole... Esta madre del vídeo no está loca. Hará lo
que ha de hacer. Qué haré yo? El tiempo lo dirá. Quizá salga esposado de mi centro. Es el final más plausible. Mis hijos no crecerán pensando que su padre no hizo nada y fue un puto COBARDE. Seré un loco pero no un cobarde. FUERZA!
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Entro en mi cole, sí, donde curro. La exigencia de mascarilla es terrible. Los padres se agolpan en la entrada, algunos se separan pero llevan la mascarilla. Antes de entrar paso entre ellos, soy el único sin trapo de esclavo. La poli local lo lleva ceñido y podría llegarles
hasta las amígdalas. No tienen nadie cerca, a qué orden hacen caso? Entras al centro, cruzas el patio vacío aún, patio que se llena de niños en los recreos, sin nada con lo que jugar así que cogen miserables botellas de plástico o briks de zumo y lo patean para meter gol.
La estupidez de no dejar pelotas nos lleva a jugar con basura. Nuestros hijos juegan con basura, el brik no contagia, la pelota sí. Algunos niños se atreven a bajarse la mascarilla algunos momentos. Algún monitor grita "súbete la mascarilla!" y a mí ya me da algo. Llevo solo