Un 6 de septiembre pero de 1930 se llevó a cabo el golpe de estado que encabezó el general José Félix Uriburu que derrocó al gobierno constitucional de Hipólito Yrigoyen.
Pero, ¿Por qué pasó? ¿Cuáles fueron los factores que desencadenaron el hecho?
En las elecciones presidenciales de abril de 1928 la fórmula del personalismo que conformaba Hipólito Yrigoyen y Francisco Beiró triunfó sobre la fórmula anti personalista (apoyada por los conservadores) de Leopoldo Melo y Vicente Gallo.
El 12 de octubre Hipólito Yrigoyen asume la presidencia de la Nación, con 76 años, pero sin Beiró en la vicepresidencia debido a su fallecimiento en julio de 1928. Por lo tanto, el colegio electoral eligió como vicepresidente al personalista cordobés Enrique Martínez.
Yrigoyen, recién asumido el mandato, retornaba a las malas viejas prácticas y ordenó las intervenciones a las provincias de San Juan (unica provicnia donde Yrigoyen perdió) gobernada por el bloquismo y a Mendoza gobernada por los lencinistas, y detuvo a los ex gobernantes.
En el Congreso los personalistas tenían mayoría y eso hacia su funcionamiento muy difícil dado a que estos hicieron fracasar muchas sesiones por falta de quórum. Entre 1928 y 1930 tan solo fueron sancionadas 34 leyes. El diputado socialista Nicolás Repetto opinaba esto:
En materia económica se atravesaba por un momento muy duro, no obstante, frente a los graves problemas generados por el estallido de la crisis económica, la pasividad y hasta la indolencia del gobierno, contrastaba vivamente, quizás demasiado preocupado por su suerte electoral.
El desequilibrio de la balanza comercial y de pagos, los problemas del grueso déficit del presupuesto, no encontraban respuesta por parte del equipo gobernante. Se tomó la medida a fines de 1929 de abandonar la convertibilidad introducida por la gestión de Alvear en 1927.
A fines de 1929, el exgobernador mendocino Carlos Washington Lencinas, que era opositor a Yrigoyen, fue asesinado por el llamado Klan Radical en un acto político. El Klan Radical era un grupo armado del yrigoyenismo que comenzó a luchar en las calles contra grupos nacionalistas.
El 24 de diciembre de 1929, Hipólito Yrigoyen sufre un atentado contra su vida cuando un anarquista dispara contra el Presidente mientras se dirigía la Casa de Gobierno y es abatido por la custodia presidencial, sin que el magistrado sufra daño alguno.
En marzo de 1930 tuvieron lugar las elecciones legislativas, en estas Yrigoyen retrocedió en varios distritos, ganó por escaso margen en Buenos Aires y fue derrotado en la Capital Federal por los Socialistas Independientes, desprendidos del viejo Partido Socialista.
Por otra parte, el gobierno recurrió al fraude en San Juan y Mendoza, y probablemente en Córdoba, algo siempre negado por los personalistas. Finalmente resultó que logró aumentar su representación parlamentaria.
En junio de ese año, el general José Félix Uriburu comenzó a armar dentro del ejército un Estado Mayor Revolucionario para organizar la revolución contra el caudillo radical. Este estaba formado por los coroneles Álvaro Alsogaray, Emilio Kinkelin y Juan Bautista Molina.
Formaban también parte de este el coronel Pedro Pablo Ramírez y los oficiales Di Pasquo, Ramayón, Manni, Daguerre, Juan Domingo Perón y Bartolomé Descalzo. Todos de ideología nacionalista.
El coronel José Maria Sarobe, quien sabía de los rumores de este movimiento en el ejército, le informo sobre ellos a Agustín P. Justo (que se hallaba “retirado” de la política y de las actividades del ejército tras finalizar su función en el ministerio de Guerra en 1928).
Justo le recomienda a Sarobe que ellos no deben complicar las cosas y que debían buscar la renuncia de Yrigoyen como de su vice Martinez para que el presidente del Senado, el anti personalista Luis Etchevehere asumiera la presidencia y llamara a elecciones en 90 días.
A fines de agosto, el ministro de Guerra Luis Dellepiane comienza a investigar por su cuenta a los involucrados. Intenta avisarle a Yrigoyen sobre los movimientos pero es disuadido de no hacerlo por algunos ministros con tal de no darle “malas noticias” al presidente.
Estos ministros son Elpidio González y Horacio Oyhanarte quien junto al vicepresidente Enrique Martínez buscan la renuncia del presidente y crear un yrigoyenismo sin Yrigoyen. Martinez incluso ya comienza a diseñar su gabinete para cuando asuma la presidencia.
Finalmente, Dellepiane se hace cargo de la situación y acuartela las tropas en Campo de Mayo, son detenidos presuntos conspiradores, pero Yrigoyen se opone a estas medidas; y entonces Dellepiane, el único que puede hacer abortar la revolución, renuncia.
Elpidio González asume la cartera del ministerio de Guerra.
El 31 de agosto Yrigoyen debe inaugurar la exposición de la Rural, como está indispuesto, lo sustituye el ministro de Agricultura, Juan B. Fleitas, quien es silbado estrepitosamente, dando mueras a Yrigoyen.
El 4 de septiembre, una manifestación donde van estudiantes reformistas encabezados por los socialistas Palacios y Sánchez Viamonte, al acercarse a la Casa Rosada, donde creen está Yrigoyen, es baleada por la guardia y cae muerto el joven Juvencio Aguilar.
En las facultades de Medicina y de Derecho, los estudiantes se pliegan al activismo contra Yrigoyen. El reformista Carlos Sánchez Viamonte predica «la desaparición del último caudillo», y el decano de la facultad de Derecho, Alfredo Palacios, pide la renuncia de Yrigoyen.
El 5 de septiembre Yrigoyen, enfermo y decaído, convencido por Elpidio González, delega el mando en el vicepresidente Enrique Martínez y éste establece el estado de sitio en la Capital.
La policía procede contra las manifestaciones que recorren la ciudad y los diarios son censurados. Esa noche del día 5 se vive un clima verdaderamente revolucionario.
En los primeros días de septiembre la revolución ya era palpable y Justo ordena a sus partidarios integrarse para que los nacionalistas no se apoderan del poder. Por influencia de Justo a través del Coronel Sarobe se cambia la proclama revolucionaria a una liberal:
La noche del 5 de septiembre, se presentaron en el diario Critica el coronel José María Sarobe junto al capitán Juan Perón y el bloque de 44 diputados de la oposición (anti personalistas, conservadores e socialistas independientes) aquí presentaron la proclama revolucionaria.
El 6 de septiembre fueron muy pocos los militares que marcharon para derribar a Yrigoyen, tan solo unas pocas formaciones de cadetes del Colegio Militar a cargo del general José Felix Uriburu, pero a la vez, casi ninguno salió a defenderlo.
En cambio, la parte civil se expresó en las calles con masividad y entusiasmo: todas las fuerzas políticas estaban presentes. En esta desigual participación se encuentra la explicación del destino final de este golpe.
El ahora presidente provisional Enrique Martínez suponía que las tropas que habían adherido a la revolución y que marchaban por las calles lo afirmarían a él en el poder, cuando se da cuenta que no es así comienza gritar “Me han traicionado! Me han traicionado!”.
Una vez que los militares ingresaron a la Casa de Gobierno le pidieron la renuncia al vicepresidente Martínez y a todo su gabinete, estos aceptaron. Al otro día, Yrigoyen rubricaba su firma con su renuncia en la ciudad de La Plata.
El expresidente Marcelo T. de Alvear desde Francia realiza una entrevista al diario La Razón donde explica los motivos de la caída del gobierno de Yrigoyen:
De esta manera, el general José Félix Uriburu asumiría como presidente provisional de la Nación el 8 de septiembre de 1930 ante una Plaza de Mayo repleta de gente. Una nueva época comenzaba...
El 25 de septiembre de 1930 se lanzaba la canción “Viva la Patria” cantada por Carlos Gardel y escrita por el radical antipersonalista Francisco García Jiménez donde se relatan los hechos del 6 de septiembre de 1930.
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La Ciudad de Buenos Aires retratada por el fotógrafo suizo Samuel Rimathé hacia finales del año 1890, en una Buenos Aires aún convulsionada por los hechos de la Revolución del Parque en julio de ese año. 1/6
El 19 de junio de 1884 falleció Juan Bautista Alberdi en la ciudad de Neuilly-sur-Seine, Francia. Fue el autor intelectual de la Constitución Nacional de 1853 y uno de los mayores exponentes del liberalismo hispanoamericano.
Alberdi nació en la ciudad de San Miguel de Tucumán el 29 de agosto de 1810, siendo hijo del comerciante y político vasco Salvador Alberdi y de la criolla Josefa Aráoz y Balderrama, hija de una de las familias más importantes de la provincia, quien falleció en el parto. El padre de Alberdi participó activamente de la lucha por la independencia, desempeñando un importante papel en la defensa del norte argentino ante los ataques realistas, además de ser el "mejor amigo" del general Manuel Belgrano. Su contribución a la lucha por la independencia impulsó a que el Congreso de Tucumán acordara en su sesión del 29 de octubre de 1816 concederle formalmente la ciudadanía argentina.
Su padre falleció en 1822, cuando Alberdi tenía tan solo 11 años, por lo tanto quedó al cuidado de sus hermanos mayores. Un año después se trasladó a Buenos Aires cuando, bajo el impulso del ministro porteño Bernardino Rivadavia, se fundó el Colegio de Ciencias Morales, bajo la tutela de la flamante Universidad de Buenos Aires y fue becado para educarse en aquel colegio. Allí fue compañero de jovenes como Esteban Echeverría, Marco Avellaneda, uan María Gutiérrez, Vicente F. López, José Mármol, Marcos Paz, Félix Frías, Carlos Tejedor, Miguel Cané y otros.
El 16 de junio de 1955 tuvieron lugar los bombardeos a Plaza de Mayo que llevo a cabo la Marina de Guerra, con la dirección del contraalmirante Samuel Toranzo Calderón, con el objetivo de asesinar al presidente Juan Domingo Perón.
Pero, ¿Por qué pasó? ¿Cuáles fueron los factores que desencadenaron el hecho?
Hacia octubre del año 1954 el país vivía en una cierta paz en el ámbito de las relaciones de las fuerzas políticas luego de la política de conciliación limitada que había sido inaugurada por el presidente Perón alrededor de junio de 1953, luego de los atentados terroristas del 15 de abril del mismo año cuando militantes de partidos opositores explotaron dos bombas entre el público que había ido a escuchar el discurso de Perón en la Plaza de Mayo y de la quema, por parte de fuerzas de choque peronistas, de la Casa del Pueblo, el Jockey Club y las sedes de los partidos Radical y Demócrata.
El 11 de noviembre de 1953 el Poder Ejecutivo elevó una ley, que sería promulgada por el Congreso Nacional en diciembre, que otorgaba una amnistía a los dirigentes políticos presos desde mayo. La ley de amnistía hacia una distinción entre delitos políticos cometidos por civiles y los cometidos por miembros de las Fuerzas Armadas, al margen de otra distinción en el rubro de los transgresores gremiales. Los civiles, la mayoría de dirigentes de los partidos, recibieron una amnistía total, mientras que la de los militares era decidida por el Poder Ejecutivo y la de los sindicalistas se las consideraría individualmente. Con estas medidas Perón quería asegurarse de que ninguno de los liberados volviera a socavar su control de los sectores que más le importaban: las Fuerzas Armadas y el movimiento obrero.
El 12 de junio de 1880, el gobernador de Buenos Aires, Carlos Tejedor, se levantó en armas contra el gobierno nacional del presidente Nicolás Avellaneda y se produjeron los primeros choques entre tropas nacionales y provinciales en la Chacarita, en medio del conflicto por la sucesión presidencial y por la federalización del territorio de la Ciudad de Buenos Aires, hasta ese momento, capital de la provincia.
El periodo presidencial de Avellaneda había comenzando el 12 de octubre de 1874, en medio de la revolución contra el gobierno nacional que encabezaba el general Bartolomé Mitre luego de las denuncias de fraude electoral que sus partidarios vertieron contra el presidente Sarmiento. Una vez derrotado el movimiento revolucionario de Mitre, el presidente Avellaneda tuvo que soportar una tenaz oposición de los elementos vencidos en la forma de una abstención revolucionaria hasta que en 1877 se obtuvo la llamada "Conciliación de los Partidos".
La "Conciliación de los Partidos" había sido promovida por el presidente Avellaneda y por ella el mitrismo abandonaba la abstensión revolucionaria que había mantenido desde 1874 y se alineaba con el autonomismo, el fin de la nueva política tenía que ver con lograr que Adolfo Alsina lograra suceder a Avellaneda en 1880 en la presidencia. Fruto de este acuerdo político fue la designación de Carlos Tejedor, autonomista alsinista, como gobernador de Buenos Aires con el apoyo del mitrismo.
Fotografía que retrata al presidente Juan Domingo Perón acompañado por el vicepresidente Juan Hortensio Quijano, el ministro Ángel Borlenghi y el el presidente de la Corte Suprema Tomás Casares, entre otros funcionarios del gobierno y de la justicia nacional, al momento de tomar juramente a los nuevos miembros de la Corte Suprema de Justicia (Rodolfo Valenzuela, Luis Longhi, Justo Álvarez Rodríguez y Felipe S. Pérez) luego del juicio político que destituyó a los anteriores integrantes, 1 de agosto de 1947.
La relación entre los ministros de la Corte Suprema y Perón se fue deteriorando hacia finales de 1945 y principios de 1946 debido a diversos fallos judiciales que fueron limitando el accionar del gobierno militar durante los últimos tiempos de la presidencia de Edelmiro J. Farrell. También contribuyó los pedidos de los dirigentes opositores en entregar el Poder Ejecutivo al presidente de la Corte Suprema en el marco de la Marcha de la Constitución y la Libertad del 19 de septiembre de 1945, y el encargó del general Eduardo Ávalos al procurador Juan Álvarez para que formara un gabinete de gobierno luego de la caída de Perón en octubre de 1945.
Para remover el obstáculo de una Corte Suprema adversa, el presidente Perón desechó la vía de aumentar el número de jueces en la Corte y se decidió por el juicio político. El 8 de julio de 1946, el diputado Rodolfo Decker presentó el pedido de Juicio Político a los jueces Roberto Repetto, Antonio Sagarna, Benito Nazar Anchorena, Francisco Ramos Mejía y al procurador Juan Álvarez, dejando fuera del pedido al juez Tomás Casares, de manifiesta adhesión al peronismo y que había sido nombrado por el presidente Farrell en 1944, luego de la renuncia de Luis Linares.
El 9 de junio de 1956 tuvo lugar el levantamiento del general Juan José Valle, y de otros militares y civiles, contra el gobierno de la Revolución Libertadora, presidido por el general Pedro Eugenio Aramburu.
Al adoptar sus duras políticas antiperonistas, el gobierno debió tomar en cuenta la posibilidad de la violencia contrarrevolucionaria. Sobre todo en razón de las medidas punitivas que adoptaba contra aquellos a quienes consideraba beneficiarios inmorales del "régimen peronista". La detención de personalidades prominentes, la investigación de personas y compañías presuntamente involucradas en ganancias ilícitas, y las amplias purgas que afectaron a personas que ocupaban cargos sindicales y militares contribuyó a formar un grupo de individuos descontentos.
No era sino lógico esperar que algunos de ellos, en especial los que tenían formación militar, apelaran a la acción directa para hostigar al gobierno o para derribarlo. Aunque los incidentes por sabotajes hechos por obreros fueron comunes en los meses que siguieron a la asunción de Aramburu, fue sólo en marzo de 1956, como consecuencia de los decretos que habían declarado ilegal al Partido Peronista, prohibido el uso público de símbolos peronistas y otras descalificaciones políticas, cuando empezaron las confabulaciones.