Thread by @Natxolopez

En estos años me ha tocado documentarme sobre ETA para diversos proyectos. Y he acabado con la impresión de que nuestra ficción aborda los relatos sobre la banda desde la absoluta solemnidad, cuando su historia está trufada también de chapuzas, cagadas y miserias humanas.👇🏻

Es comprensible que tanta muerte y dolor alimenten relatos de marcado carácter dramático o policial, pero quizá eso les reste realismo. Porque la realidad a menudo es cutre, chabacana, cómica. Había más verdad de lo que creemos en los sketches de la primigenia “Vaya semanita”.

Pero de todas las historias, digamos poco convencionales, que he ido descubriendo sobre la banda terrorista, ninguna me sorprendió tanto como la que cuenta este libro, ya descatalogado y difícil de encontrar.

José Ramón Goñi Tirapu fue gobernador civil de Guipúzcoa en los peores años de plomo de ETA y de las tropelías del GAL. Es un personaje oscuro y difícil de abarcar. Escribió otro libro, “Mi hijo era de ETA”, en el que cuenta con dolor cómo uno de sus 7 hijos entró en la banda.

Goñi, socialista, fue condenado en 2004 a 2 años de prisión por difundir el famoso video sexual de Pedro J.

Al final de esta entrevista admite haber pagado los 50 millones a exuberancia rapú, aunque culpa a Rafael Vera. elmundo.es/elmundo/2005/1…

“El Confidente” narra cómo en 1989 contacta con él por teléfono un hombre dispuesto a dar información que sirva para detener a uno de sus grupos más mortíferos: el comando Éibar.

https://twitter.com/VctorSt2/status/1339931365089918976

Juan Carlos Balerdi, Jesús Mª. Ciganda y Fermín Urdiain eran miembros liberados de ETA. Habían matado ya a 7 personas: al Guardia Civil José Gómez, los industriales Sebastián Aizpiri, Patxi Zabaleta y Engraciano González, al policía José A. Barrado y al ertzaina Juan José Pacheco

El confidente es un “laguntzaile”, colaborador que da apoyo al comando. Pide 30 millones de pesetas por la delación. Goñi oculta en todo momento su identidad. El laguntzaile quiere entregar al comando en sus términos para que nadie sospeche de su implicación.

Su mayor preocupación es que su mujer no se entere de nada. El gobernador habla con él durante semanas, meses, ganándose su confianza, hasta que le convence para verse en persona. Quedan en una gasolinera. El laguntzaile entra en su coche, se derrumba, llora. Y cuenta la verdad…

Los terroristas llevan meses instalados en su casa. Invitados por su mujer. Ella es la entregada a la causa. Y claro, tanto cruzarse en el baño a diario con aguerridos gudaris, al final pasó lo que tenía que pasar. Su mujer había empezado a acostarse con ellos. Sí, CON LOS TRES.

Goñi no lo cuenta, pero el laguntzaile tiene una hija de 15 años. Y al parecer ella también se entrega a la lucha cuerpo a cuerpo con, al menos, uno de los terroristas. La casa, más que un piso franco de ETA, parecía un piso de estudiantes de Erasmus en la semana post exámenes

A él lo tienen de criado: que si hazme la comida, que si ve a por tabaco… Y claro, entre los irrintzis de sus neskas y el desprecio del personal, al laguntzaile se le hinchan los cojones vascos. Que uno es muy gudari y muy defensor de una Euskal Herría libre, pero gilipollas no.

El laguntzaile empieza a cantar la Traviata y la Guardia Civil inicia un discreto operativo de seguimiento al comando. Se descubren sus identidades, se investiga su modus operandi y se les saca fotografías con otros colaboradores del comando.

Pero arrancan las conversaciones de Argel. Hay tregua, y los gudaris van a pasar a Francia ocultos entre troncos de un camión maderero. El laguntzaile avisa y la Guardia Civil, para no perderlos, monta un atascazo en la frontera. El truco funciona. cadenaser.com/ser/2018/05/01…

Las conversaciones de Argel se frustran. Vuelven los atentados. Y los tres gudaris son detenidos. El laguntzaile respira al fin. Sus informaciones permiten tirar de hilos que ayudan a la postre desmantelar otros comandos e infraestructuras de la banda. elpais.com/diario/1989/04…

Cuando un comando cae, sus contactos huyen. Así que el Laguntzaile, muy en su papel, se traslada al sur de Francia. Pero, en vez de dejar atrás el rencor y perdonar, que es lo cristiano, sigue cantando cual Berstsolari. Aunque cobra, ya no lo hace por dinero. Ahora es por joder.

Su hermetismo, su sobriedad y sus precauciones extremas le granjean la admiración de los miembros de la cúpula en Francia: Pakito, Txelis y Fitipaldi. Confían tanto en ese patriota circunspecto, que lo convierten en responsable de las comunicaciones internas de la banda.

El laguntzaile entrega misivas a su mujer que ella lleva a etarras ocultos en territorio español. Vigilada, no sabe que al hacerlo los pone en el punto de mira. Su marido disfruta, sabedor de que ella acude regularmente a mantener vis a vis con los tres presos del comando Éibar.

Las filtraciones del laguntzaile siguen durante años. Una sutil pista que descubre en un paquete permite que en 1992 se lleve a cabo uno de los golpes más duros que ha recibido ETA en toda su historia: la desarticulación de la cúpula en Bidart. elpais.com/politica/2017/…

Cual Walter White, el laguntzaile ha ido acumulando un buen dinero para dejar a su familia, porque sabe que le queda poco tiempo de vida. No porque en la banda sospechen de su traición (todo lo contrario), sino porque un incurable cáncer de estómago está comiéndole por dentro.

El cáncer acaba con su vida en 1996. Es enterrado en su pueblo como un héroe. Aurreskus, txistularis, ikurriñas, loas a ETA. Entre las coronas de flores destaca una que reza: “Tus amigos te recordarán siempre”. Nadie allí imagina que las ha enviado la Guardia Civil.

No sé hasta qué punto el relato de Goñi es fiable. Y no pretendo hacer mofa con esto, sino mostrar lo absurda, patética e impredecible que es la historia cuando estudias de cerca a los seres humanos que la protagonizan.

Por eso no siempre el drama o el thriller puro son los géneros que mejor transmiten los hechos reales. Pienso en ese tono tan difícil y logrado de “A very british scandal”. Aquí lo más parecido que hemos tenido es la estupenda “Negociador” de @borjacobeaga

Pero en nuestra industria los géneros híbridos generan reticencias. Son difíciles de defender frente a la épica, la solemnidad, el drama profundo, el thriller trepidante. A mí ésta me parece una historia perfecta para plasmar en un guión. Pero nadie lo produciría.

Tiempo después de leer “El Infiltrado” descubrí que la identidad del laguntzaile había sido hecha pública. Parece que sí era todo verdad. Su nombre era Luis Casares. Aquí lo tenéis, sonriendo junto a su mujer. No sé por qué, pero tengo el pálpito de que la amó hasta el final.