El papá de uno de mis mejores amigos está empezando a presentar demencia senil.
He platicado con él y realmente es una labor desgastante, muy estresante y, tal vez, hasta frustrante.
Él me comenta que lo más difícil de aceptar es el hecho de que ya no los reconozca.
Abro🧵
Mi amigo, su mamá y su hermana se desesperan mucho, me cuentan, porque para ellos es complicado saber en qué momento su papá está en un lapsus de demencia o cuándo está "normal".
Esto es pesado especialmente para la mamá de mi amigo, pues la señora ya ronda los 75 años.
Sigo
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Todo empezó después de 3 infartos cerebrales que tuvo el señor en un periodo de 20 meses. El daño a su cerebro fue mayúsculo.
La señora es un ángel.
Lo lleva a todos lados de la mano, lo peina "para que ande guapo", no se despega de él prácticamente ni para ir al baño.
Sigo
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Otro punto que complica aún más las cosas es que la señora vive sola, pues mi amigo y su hermana tienen varios años viviendo en otra ciudad.
Hace unos días pasé a visitarles y tuve la oportunidad de platicar con la señora pues el señor dormía la siesta de la tarde.
Continúo.
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La señora me comentó algo que me hizo reflexionar mucho:
"Amo ayudar a mi esposo igual como amé ayudar a mis hijos cuando eran niños. Lo que me pesa es que ya no tengo la fuerza necesaria para hacerlo. Al contrario, yo ya ando necesitando a alguien que me ayude, jajaja."
Sigo
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Es admirable como ella, siendo una persona ya muy mayor, no tiene ningún problema en hacerse cargo de alguien que lo necesita, y hacerse cargo por completo.
Sin embargo, muchos de nosotros demostramos fastidio cuando tenemos que convivir a diario con un adulto mayor.
Sigo.
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No les tenemos paciencia, fingimos estar ocupados para no escuchar sus mismas historias una y otra vez, les regañamos por todo y les exigimos que actúen como si aún fueran ellos los que nos tienen que tener paciencia a nosotros, cuando fueron pacientes en exceso.
Sigo.
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Si tienes la fortuna de convivir con un adulto mayor lo mejor que puedes hacer es quedarte callado cuando estés a su lado para que aprendas todo lo que puede enseñarte de la vida.
Se inteligente. Escúchale hablar con toda tu atención centrada en lo que tenga que decir.
Sigo.
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Ellos son fuentes interminables de conocimiento.
Sus aventuras son de otra época y sus carcajadas al recordar una cosa que puede parecer absurda son bellísimas.
Sus lágrimas son tan sinceras (y a la vez son tan limpias) que invariablemente te darán ganas de abrazarles.
Sigo
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No importa si es tu abuela, alguno de tus padres, un vecino, el papá de un amigo o un desconocido.
Si tienes la fortuna de convivir, platicar, ayudar o hasta educar a un adulto mayor, hazlo.
Te apuesto que será una de las mejores experiencias de tu vida.