El 10 de mayo de 1933 es una herida abierta en Berlín. Bebelplatz, hasta entonces conocida como la Plaza de la Ópera, pasó a ser el símbolo de la vergüenza.
Ese día, el sindicato de estudiantes (gobernado por estudiantes nazis) había promovido un gran acto de quema de libros para coronar dos meses de actividades en lo que ellos llamarón "La acción contra el espíritu anti-alemán"
Aquí el sindicato de estudiantes (menudos piezas).
Durante esos dos meses habían instigado a los estudiantes universitarios a "limpiar" sus bibliotecas todo libro judío, socialdemócrata, comunista... o bueno, que no les gustase.
Para eso escribieron un panfleto con 12 "tesis contra el espíritu antialeman"
Mi favorita es la número 5: "El judío solo puede pensar en judío. Si escribe en alemán, miente. El alemán, que escribe alemán, pero piensa de forma no alemana, es un traidor"
¿Qué os parece? Lógica pura ¿verdad?
El caso es que el 10 de mayo quedaron todos juntos en la universidad para dirigirse a la plaza frente a las aulas, la Bebelplatz, todos juntos con antorchas en las manos.
Llevaron 25.000 libros que colocaron cuidadosamente para que la pira fuera lo más grande y llamativa posible.
Y lo consiguieron.
Karl Marx, Tuchosky, Walter Benjamin, Stefan Zweig... todos ardiendo en la pila.
Incluso un escritor que estaba curioseando aquella noche en Bebelplarz.
Erich Kästner no se había podido resistir a acudir aquel disparate. Sin embargo, lo que no se esperaba es que en su discurso, Goebbels, le nombrara junto a otras 24 escritores alemanes prohibidos.
Hubo gente que le reconoció, pero por suerte para Erich y para la literatura se pudo salvar.
Sin embargo, el protagonista de nuestra historia no se encontraba en Berlín aquella noche.
Oskar Maria Graf acababa de llegar a Viena, huyendo del ascenso de los nazis.
El 11 de mayo abrió el periódico y lo que leyó no le gusto. No le gustó nada de nada.
Especialmente cuándo leyó su nombre...
Su nombre aparecía en el periódico sí, pero no en el lugar donde él quería aparecer.
Oskar Maria Graf fue declaro por los Nazis como...
¡Un buen autor alemán!
Y recomendaban su lectura.
El propio Oskar Maria Graf no daba crédito a lo que leía.
Yo, el socialista. Yo, el exiliado. Yo, el detenido por la Gestapo. Yo... ¿En la lista blanca?
Para los Nazis había dos tipos de escritores: los de la lista blanca o los de la lista negra.
Supongo que entendéis cuáles se quemaban y cuáles aparecían en todas las bibliotecas de toda Alemania.
Bien, pues el caso es que Oskar María Graf no estaba dispuesto a que su nombre pasara así a la historia.
Así que ni corto ni perezoso escribió uno de los textos más famosos de su carrera.
Verbrennt mich! (Quemadme)
Un artículo irónico (o no) donde pedía con fervor que sus libros fueran quemados.
Donde escribía cosas así
"¡Estoy llamado a ser uno de los exponentes del nuevo espíritu alemán! En vano me pregunto: ¿cómo me he ganado esta vergüenza?"
O esto otro:
"¡Este deshonor no me lo he ganado! Después de toda mi vida y después de todos mis escritos tengo el derecho a exigir que mis libros sean entregados a las puras llamas de la hoguera (..)¡Quemad las obras del espíritu alemán!
Sus deseos serían cumplidos unos meses más tarde.
En marzo de 1934 todas sus obras son prohibidas.
Y solo unos días después, se organiza una quema de libros en su ciudad natal, München.
Allí, por fin, arden sus libros.
Y Oskar María Graf, recibía noticias de sus amigos con una gran sonrisa.
Ya estaba en la lista negra.
Ya estana en el lado bueno de la historia.
¿Acabo de poner estana? Acabo de poner estana... en fin, sigo.
Oskar Maria Graf, tras la guerra, huyó a Estados Unidos y allí fue colmado con todos los premios posibles por su rendida labor contra el nazismo.
Y en Berlín, hay una placa que recuerda la ignominia de aquel 10 de mayo de 1933.
"Das war ein Vorspiel nur, dort wo man Bücher verbrennt, verbrennt man am Ende auch Menschen"
(Eso solo fue el comienzo, allí donde se quemaban libros, se terminaron quemando personas)
Como decía al principio, los libros son objetos sagrados. Por favor, tratadlos bien, cuidadlos, quererlos. No vaya a ser que un día quieran quitarlos de nuestras estanterías.
Por cierto n.º1: Se me olvidó meter en el hilo mi escena favorita del cine con un autógrafo de por medio.
Es una cosa prodigiosa porque mientras unos nazis queman libros, otros buscan el libro que les ayude a encontrar el Santo Grial. Pura y maravillosa ironía.
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En Berlín, hay un puente en el que dos luces juegan al piedra-papel-tijera durante toda la noche.
Y no lo hacen por jugar, sino por recordar una vieja historia berlinesa.
Jugad conmigo en este hilo de #berlinespobreperosexi
El 9 de noviembre de 1989 cambió la historia de Berlín. Es el momento que el muro cayó y, por fin, los vecinos pudieron reencontrarse casi 40 años después.
El muro se derribó en casi toda la ciudad, pero aún queda un lugar que fue el símbolo de la separación durante años.
En Berlín ocurrieron muchas, pero quizás la más impactante que conozco es la de un chico que cruzo el muro gracias a que encontró a su Doppelgänger, su doble, en un hotel.
Hilo 🧵 👇
En Berlín, hubo gente que intentó pasar al otro lado del muro de las formas más variopintas.
Como por ejemplo el intento de una pareja de pasar la frontera dentro de una vaca hueca. (Por cierto, al animal lo llamaron la vaca de Troya... mi enhorabuena al creador del nombre)
O la vez que 6 personas llegaron a Berlín Oeste metidos en un carrete gigante para cables.