Hace unos días descubrí este juego: Project Zomboid.
Las reseñas decían que era el juego de supervivencia zombi más exigente que hay.
No mentían.
Por eso he decidido hacer un hilo narrando la historia del personaje: Antonio Alcántara.
No es broma: es Antonio Alcántara.
Antonio antes del apocalipsis se dedicaba al noble pero dudoso oficio de latrocinio.
De lectura lenta y sueño espeso, Antonio era ideal para el Apocalipsis por una cosa concreta: su estómago de hierro, capaz de soportar cualquier comida.
Día 1.
Tras revisar la casa, Antonio ve que aún dispone de electricidad y agua corriente, y tiene un par de víveres que aprovechar en la nevera, por lo que tras llenar con agua todos recipientes que pudo y guardarlos en el frigorífico, Antonio se decidió a explorar el mundo.
Armado con un tenedor, Antonio cruzó la calle y saltó la valle vecina: era la valle de una especie de hogar social, con un huerto y un cobertizo.
En el huerto Antonio tuvo el primer encuentro con 3 zombis. Tras acabar con el primero con el tenedor, echó a correr a la casa.
Con la tremenda suerte de encontrar un bate que le sirvió para acabar con los otros dos muertos.
Tras revisar la casa y encontrar víveres aprovechables, y algunos utensilios como martillos, clavos y telas, Antonio va al cobertizo y encuentra un generador.
Antonio no sabía ni como bajar el volumen de su televisor, pero la electricidad no iba a durar para siempre, así que cargo el generador, y a paso de tortuga, decidió llevárselo a su casa.
No sabía ponerlo en marcha, pero ya aprendería.
Día 2:
Me levanto y vamos a hacer el desayuno: ratón cocinado. Está feo que yo lo diga, pero me queda de lujo.
Cojo el bate, me echo la mochila al hombro y a ver que nos depara el vecindario.
El vecino es un zombi y le he tenido que matar, claramente.
Pero en su casa había cosas útiles, entre ellas un mapa de la zona, lo cual es un punto a favor, porque soy nuevo y no me conozco el lugar.
Me voy hacia el oeste, y me encuentro con dos coches estrellados (Además de unos cuantos zombis). No funcionan.
Sería como mucha suerte que eso pasase.
Encuentro un aserradero y hay un coche negro en perfecto estado y con las llaves puestas. ¿Qué te parece?
En el aserradero, además de víveres (Y madera, me parecía muy obvio, pero bueno por si acaso), tenían una barbacoa, con una bombona de gas, la cual he sacado y me la llevo arrastrándola, porque no sé qué uso podré darle, pero por lo menos tengo una bombona de gas.
El llevarme la bombona arrastras ha generado que vaya lento (Arrastrar una bombona no es tan sencillo como parece), y además, nos ha llevado a la situación de que un zombi me vea.
Mal asunto: huir arrastrando la bombona no es tan sencillo como cuentan.
¿Soltar la bombona y huir?
Lo siento, no hablo "Desperdicio materiales en un apocalipsis zombi"
Dejo la bombona en el coche junto a los materiales que he recopilado en el aserradero, mato al aserradero zombificado, y me monto en el coche.
Pruebo si el coche arranca...
Arranca. Todo bien.
¿He orquestado todo el plan en torno a que el coche funcionase sin antes haber comprobado que funcionase?
Sí.
Uno tiene muchas cosas en la cabeza y no puede estar siempre a todas.
Ya por la noche, me dispongo a leer un poco de "Carpintería para novatos" mientras ceno unas pocas lombrices para sumirme en la depresión de vivir en el apocalipsis, cuando oigo disparos fuera.
Decido que es un buen momento para apagar la luz, echar el pestillo e irme a dormir.
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