[HILO] Hay veces en que lindas rivalidades son ensombrecidas por otras un poco más centralistas.
Y por eso aquí, en colaboración con @futbolbulgaro, hablaremos de uno de los derbis más calientes del futbol europeo.
¿DESTINO? Plovdiv.
Sean bienvenidos, tomen asiento.
Los inicios del futbol en Bulgaria no estuvieron precisamente en el lugar en el que vamos a hurgar, sino más bien en Varna y Sofía.
Es más, hablar de Bulgaria es hablar del Derbi Eterno entre los dos equipos más grandes de la capital búlgara, el CSKA y el Levski.
A la sombra quedan el Botev y el Lokomotiv Plovdiv, los dos eternos enemigos de una ciudad con mucha personalidad.
Con una población de 376.785 habitantes, Plovdiv es la segunda ciudad más poblada de Bulgaria, después de Sofía, su capital.
Situada en las tierras bajas de Tracia, a la orilla del río Maritsa y de las siete colinas.
La historia de Plovdiv se remonta a 6.000 años atrás, mucho antes que Atenas o Roma.
Lo que la convierte en una de las ciudades europeas que ha estado habitada durante más tiempo.
Conocida como Eumolpia, en el año 342 a. C. fue conquistada por el rey Filipo II de Macedonia, padre de Alejandro Magno, que cambió el nombre de la ciudad a Philippopolis (Filipópolis).
Tiempo más tarde, Los eslavos la tomarían en el siglo VI, llamándola Puldin.
El nombre “Plovdiv” aparece por primera vez en el siglo XV.
Bajo el gobierno otomano, Plovdiv fue un importante centro de los movimientos nacionalistas búlgaros y la primera imprenta y teatro en idioma búlgaro se estableció en esta ciudad.
Hasta que lo más crucial pasó..
En 1878, las tropas rusas entraron en Plovdiv durante la guerra entre los Imperios Ruso y Otomano. Fueron años claves.
Los otomanos iban perdiendo tierras y los rusos iban expandiendo su influencia, convirtiéndose en los padrinos del primer estado Búlgaro libre en 482 años.
Los británicos y austríacos, temerosos de los planes rusos, apostaron por una fórmula que se impuso a un tratado de paz: nació un Reino Búlgaro, cierto, aunque no completo.
Se dictaminó el nacimiento de la provincia autónoma de Rumelia Oriental dentro del Imperio otomano.
Pero ¿Esto que significaba? Pues, Venía a ser una zona colchón entre el nuevo Reino Búlgaro y las fronteras turcas, en una región con Plovdiv en medio.
Plovdiv, centro del nacionalismo búlgaro, quedó fuera del nuevo estado y la capital (injustamente) acabó en Sofía.
Durante unos años, Plovdiv fue capital de una entidad política olvidada que condicionó su historia.
La región, llamada Tracia por los búlgaros y Rumelia por los turcos, era también disputada por los griegos.
Tuvo su moneda, sus sellos, su gobierno, pero aún faltaba algo...
En 1885, la población filipopolitana se cansó, expulsó al gobernador y se proclamó en unión con Bulgaria.
Por fin, Plovdiv era búlgara. Aunque llegó tarde y no pudo ser capital.
Sofía, con la reunificación, se robo toda la fama que pudo hallar ahí. Naciendo una rivalidad.
Ciudad inquieta, en 1912 ya tenía al club decano del fútbol local, el Botev Plovdiv, resultado de años de pasión y resurgimiento de símbolos olvidados.
Al finalizar la Primera Guerra Mundial, varios clubes más surgieron de aquella ciudad, como Maritza, Levski, Karadzha, etc.
Finalmente el Botev, acabaría convertido en icono, aunque borrándose su supuesta relación con los movimientos de izquierda.
Tal vez porque, los fundadores de dicho club, eran jóvenes de buena cuna, nacionalistas, hijos de padres que habían vivido la guerra.
En el periodo del Reino de Bulgaria y la Segunda Guerra Mundial los equipos de Plovdiv no tenían mucha relevancia en el conjunto nacional.
Hasta que, paso la entrada del Ejercito Rojo en aquel Reino, y todas la cosas dieron un giro de 360°.
De ser un Reino, Bulgaria pasó a ser un estado comunista.
Ya en 1944, las autoridades empezaron la reorganización de todas las entidades deportivas.
Muchos clubes se fusionaron, otros cambiaron su nombre y algunos desaparecieron.
Un club llamado Plovdivski Sportclub se fusionaría con otro equipo modesto de trabajadores de ferrocarriles y surgía un nuevo símbolo.
Con una locomotora por bandera, nacía un nuevo gigante en la ciudad arrastrando gente humilde y trabajadora en las gradas: Lokomotiv Plovdiv.
Ya con una Bulgaria comunista, El Botev considerado un club aristócrata, pasó a ser controlado por el Ministerio de Defensa y el Ejército.
Cambiándose el nombre en muchas ocasiones, pasando a llamarse Trakia, hasta que en 1989 recuperó su viejo sesgo nacionalista.
En un primer momento el Derbi era entre los equipos de Botev y Spartak Plovdiv.
Pero con la unión, la entonces Trakia y el asentado Lokomitiv se convirtieron en rivales por antonomasia de la ciudad de las colinas.
La rivalidad ya no se podía parar. El equipo de los ricos ahora era el equipo del ejército. El Lokomotiv, el de los trabajadores.
Pero el comunismo acabaría en Bulgaria, afectando tanto económica como deportivamente a ambos clubes, pero avivando aún más el Derbi.
Como todo clásico que viene de un ex-estado soviético, el trasfondo político también se respira en todos los Derbis.
Los nacionalistas búlgaros se han acercado desde entonces al Botev Plovdiv, mientras que quienes añoran ciertos aspectos del periodo comunista apoyan Lokomotiv.
Si vamos a las estadísticas, en cuanto a los enfrentamientos directos entre ambos equipos
Victorias del Lokomotiv: 41
Victorias del Botev: 44
Empates: 31
La mayor goleada fue en 1974, con un 7-3 para el Lokomotiv. Sin embargo, el que ostenta más títulos es el Botev.
En ambas aficiones encontramos grupos ultras que dirigen la animación en la grada.
En el caso de Los Gualdinegros del Botev, existe un colectivo llamado Bultras históricamente situado en un lateral del Hristo Botev, su lindo estadio.
Por parte de Los blanquinegros o ferroviarios, el grupo ultra más importante son los Napoletani Ultras Plovdiv 1995.
Llamados así por ser simpatizantes del S.S.C. Napoli y tener una importante amistad con los ultras de la Curva A del San Paolo.
El derbi de Plovdiv además de cruzar a dos clubes de media tabla, encierra gradas llenas de pasión, trifulcas, tensiones políticas y propietarios con intereses dudosos.
Pero a pesar de todo, es un lindo duelo, símbolo de orgullo de una ciudad que pudo ser algo más que solo eso.
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#HILOSEMANAL | Ya han pasado 47 años de la desastrosa campaña de Zaire en el Mundial de 1974.
❌La triste cruzada de un humilde plantel convertido en el hazmerreir de aquel 'civilizado' futbol europeo y del resto del mundo.
La historia, sin embargo no es tan simple.
En 1971, Zaire era un joven estado recién independizado de Bélgica y gobernado por Mobutu Sese Seko, un sanguinario dictador autoproclamado: “Padre de la Nación".
A Mobutu le interesaba legitimar su régimen y vio en el fútbol la oportunidad de darse una buena propaganda.
Es por eso que Mobutu decide contratar a Blagoje Vidinic, un entrenador yugoslavo que llevo y dejo una buena imagen de Marruecos en el Mundial de 1970.
Pero cuando Vidinic llego a dirigir por primera vez a sus nuevos muchachos, el panorama le resulto muy desalentador.
[HILO] Hoy hablaremos de Vasilis Hatzipanagis 🇬🇷, un jugador excepcional, preso en su club, debido a una maldición llamada talento.
¿Lo conoces? Bueno, quizá no, por eso procederé a contarles la peculiar historia del llamado 'Maradona Griego'.
Sean bienvenidos, tomen asiento.
Vasia nació un 26 de octubre de 1954, en Tashkent, la capital de la antigua República Socialista Soviética de Uzbekistán.
Sus padres, fueron exiliados políticos de la Guerra Civil Griega, uno de los primeros conflictos que sucedieron durante la Guerra Fría.
Entre grúas, tractores y calles en obras, el joven Vasia empezó a destacar ya desde muy jovencito por tener una zurda prodigiosa, un regate en corto imparable y lucir una curiosa cabellera rizada.