¿DÓNDE ESTÁ EL OJO DE MILLÁN ASTRAY? He decidido aprovechar el magnifico hilo de @MCMLXVI_2 sobre la historia del sábado legionario para contarles algo que, de alguna forma, tiene relación: qué pasó con el ojo del fundador de La Legión. Como decía “Goliardo”, ¡Vamos, al turrón!
Ascendido a coronel, Millán Astray vuelve a hacerse cargo del Tercio. El 4 de marzo de 1926, al mando de una columna, entra de nuevo en combate y toma Loma Redonda. Bajo el fuego aún, ordena su fortificación y cuando está revistando las obras, recibe un disparo en pleno rostro.
La bala le rompe la mandíbula, le destroza la mayoría de los dientes y el ojo derecho y le afecta la mejilla izquierda en la trayectoria de salida. Secuela de esta herida, le acompañará el resto de su vida un vértigo que, al girar bruscamente la cabeza, le hace perder el sentido.
El manco del Fondak es ahora también el glorioso tuerto de Loma Redonda. La vida sigue y llegamos a 1950, año en el general Millán Astray, al frente del Benemérito Cuerpo de Mutilados de Guerra por la Patria, se entera de las obras que ha hecho el coronel del 1º Tercio en Tauima.
Inmediatamente, el 4 de octubre de 1950, escribe la siguiente carta al coronel jefe del 1º Tercio:
“Sabrás, Alberto Serrano Montaner, que de cuantos hechos, actos, homenajes, discursos y ofrendas se han hecho en este año XXX de la Legión; el que más me emociona,
más me agrada y más hace latir mi corazón legionario, es el que hayas socavado una cripta en la que sólo hay una cruz de mármol negro, dedicada al “Héroe incógnito”.
¡Una cripta donde reposan los restos de nuestros legionarios, que son trozos de nosotros mismos!
En este momento y con esta carta ordeno:
Comuniques a mi querido Coronel del II Tercio, D. Joaquín de Miguel; que con el debido respeto pero sin ceremonia externa alguna, sin que se dé conocimiento a nadie, ni se hagan fotografías, ni se publique en los periódicos,
sino solamente llevado de la debida forma, dentro de una caja, a ser posible de hierro, como la más pequeña de caudales, sea trasladado por orden expresa mía, mi ojo que se conserva en el Museo de la Legión de Riffien, y quiero que sea en esa gruta de Melilla,
sin ninguna clase de señal, haciendo una excavación en la tierra precisamente, y si no es de tierra el suelo, en la roca o lo que sea, pero repito sin ninguna señal, para que dentro de muy poco tiempo no pueda saberse dónde está, se dé paz para siempre a mi ojo.
Allí junto con otros legionarios, todos confundidos, sin saber nada más que todos los que allí reposan son restos legionarios. Aquí se acaba la carta. Para qué voy a continuar. Bien puedes comprender todo lo que pasa por mi mente y por mi corazón.
Enviarás copia de esta carta con otra tuya muy amistosa y fraternal a nuestro legionario Coronel de Miguel. Y nombrarás de tu Tercio, precisamente, un Teniente legionario si lo hubiere, procedente de legionario, y si no un Teniente cualquiera,
para que vaya a Riffien a hacerse cargo, y una vez allí le indique a de Miguel que le agradezco que él nombre a un Caballero Legionario de 2ª, a ser posible el más veterano que tenga allí por su servicio en la Legión, para que los dos, el Teniente y el Legionario,
y ellos solos sin más honores, ni despedidas ni nadie que se entere, trasladen mi ojo de Riffien a Melilla, a la cripta que con tanto espíritu legionario has dedicado, mi querido Serrano Montaner, al “Héroe incógnito”.
Espero que no haya ninguna clase de dificultades en dar cumplimiento a este deseo que es una orden del Coronel fundador”.
Quien no sepa nada de Millán Astray, simplemente leyendo esta carta puede hacerse una idea de la fortísima personalidad del fundador de La Legión. La última frase, “dar cumplimiento a este deseo que es una orden”, es, simplemente, maravillosa.
Por último, hay muchas obras, pero si a alguno le interesa saber más sobre este increíble personaje de nuestra Historia, recomiendo la biografía “ Millán Astray. Legionario” de Luis E. Togores. Muchas gracias por leer este hilo, escrito casi a vuelapluma, y un saludo a todos.
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Hay frases que, a pesar de su origen incierto, son demoledoras. Para mí, esta es una de ellas:
“Los tiempos difíciles crean personas fuertes, las personas fuertes crean tiempos fáciles, los tiempos fáciles crean personas débiles y las personas débiles crean tiempos difíciles”.
Me da igual si es del escritor G. Michael Hopf o si su origen está en un proverbio árabe, pero lo cierto es que este jodido texto da mucho que pensar. Y lo da, porque sin desechar el peligro que tienen frases tan generales -saben que no me gustan-, hay mucho de verdad en ella.
Dejo a la íntima reflexión de cada uno decidir en qué punto del ciclo estamos -porque cada uno cuenta la fiesta según le va-, pero yo, como jefe del Departamento de Liderazgo en la Escuela de Guerra y Liderazgo del Ejército de Tierra, tengo que hablar de mi libro… de liderazgo.
Tenía ganas de contar esto. A veces la rancia historia de uno, la familiar, esa del señor de grandes bigotes que te mira muy serio desde una fotografía en blanco y negro colocada en la librería, a veces, digo, esa pequeña historia se cruza con la gran Historia de nuestra Patria.
Soy militar y, por suerte o por desgracia, mi pasado familiar nada tuvo que ver en ello. No tuve un padre o un abuelo que me iluminara sobre la carrera de las armas. Mis antepasados militares son de los que miran, hieráticos, desde esa foto descolorida de la que hablaba antes.
Pero, a veces, alguno de esos tipos encerrados en la cárcel amarillenta de su retrato, no sabe quedarse quieto y agita con vehemencia las ramas del árbol genealógico. Ese es el caso del hijo de estos señores tan serios. El caso del teniente José Sebastián de Erice.
Queridos amigos virtuales o, simplemente, usted, que pasa por aquí. En las redes hay muchos militares. Anónimos o dando la cara. Retirados, en la reserva o en activo. Aparte de un derecho, creo que es bueno, porque darnos a conocer, con nuestras virtudes y defectos, es positivo.
Pero también hay mucho fraude. Mucho tipo que dice ser lo que no es… y presume de ello. La milicia sigue siendo una gran desconocida, por eso es un campo abonado para estas cuentas falsas y para que los lectores de buena voluntad caigan en sus engaños.
Por eso, si a usted le gusta navegar por cuentas castrenses, le doy algunos consejos para que no se la claven estos tipos. 1. En temas militares, las cuentas oficiales siempre son la referencia. Obviamente, están limitadas en su alcance, pero su información es veraz y de calidad.
Sí, últimamente escribo poco. Lo he puesto muchas veces, la vida manda. Pero hoy me apetece traerles aquí una curiosa costumbre militar -traída de fuera y sólo en parte generalizada en España- que me atrae por su significado y su ejecución. Esto va de monedas militares.
Sobre monedas militares conmemorativas podríamos hablar largo y tendido. Historias de legionarios romanos, pilotos en la I GM o universitarios en la II GM. De primas encubiertas, de homenajes o de victorias (o no). La moneda “me vengo arriba” del Admiral Vernon es memorable…
Pero yo quiero hablarles de algo mucho más moderno y prosaico. Una historia de orgullo, hermandad y camaradería que, como pasa muchas veces, acaba -o empieza- con unas rondas de cervezas o unos “chatos” de vino en la cantina de cualquier base del mundo.
Con este hilo me salgo de mi esfera de confort, pero las jornadas de liderazgo de la Escuela de Guerra del @EjercitoTierra de las que ya hablé me han dado unos recursos que no puedo desaprovechar. Hoy toca hablar de psicología social y de un controvertido experimento. Al hilo…
Veo determinados sucesos y me pregunto: ¿Podría repetirse una “solución final” en país occidental, en una democracia, en España? ¿Nuestro vecino, la “buena gente”, podría ser cómplice del asesinato de miles de personas? En 1961 algunos empezaron a hacerse la misma pregunta…
El 15 de diciembre de 1961, Adolf Eichmann, el ideólogo de la “solución final” nazi, era condenado a morir en la horca en Jerusalén. En mayo del año anterior, la operación “Garibaldi” llevada a cabo por el Mossad capturaba a Ricardo Kliment, nombre con el que emigró a Argentina.
He finalizado unas excelentes jornadas de liderazgo en la Escuela de Guerra del @EjercitoTierra. Hemos hablado, entre otras muchas cosas, de autoridad, y he decidido traer aquí una de las referencias que fugazmente aparecieron. Son las “12 reglas para criar a delincuente juvenil”
El origen de esta lista no es reciente. Se encuentran en las redes desde al menos 1998 y su primera versión fue un panfleto que hizo el Departamento de Policía de Houston en 1959. Estaba dirigido a los padres y fue elaborado tras hacer un estudio sobre la delincuencia juvenil.
Fue rápidamente publicado en prensa bajo el título: “La mejor forma de criar a un delincuente”. Las reglas son (traducción libre mía): 1. Empiece desde pequeñito dando a su hijo todo lo que pida. De esta forma crecerá creyendo que todo le pertenece y todos le deben hasta la vida.