Hola niños, hoy os traigo una historia que lo tiene todo: amor, intriga, venganza, piratería y franceses perdiendo reyertas contra sí mismos. Es la historia de una noble dama que decidió vengarse de un rey haciéndose corsaria. Os presento a Jeanne de Clisson, la Loba de Bretaña.
Nació en 1300 con el nombre de Jeanne Louise de Belleville en Belleville-sur-Vie, al oeste de Francia, y lo hizo en el seno de una familia noble: su padre era Maurice IV Montaigu, señor de Belleville, y su madre era Létice de Parthenay, hija de otro señor de la zona.
Cuando tenía 12 años la casaron con Geoffroy de Châteaubriand, y me voy a callar lo que opino al respecto. Al menos Geoffroy tenía “solo” 19 años, que podría haber sido mucho peor, supongo. En fin, que tuvieron dos hijos y vivieron juntos hasta que Geoffroy amochó en 1326.
Como eso de no tener marido siendo noble ni se planteaba a no ser que te metieras a monja, Jeanne se volvió a casar en 1328 con Guy de Penthièvre. No le fue muy bien, porque la familia de él no estaba conforme y apelaron al papa Juan XXII para que anulase el matrimonio.
(Hubiera dado un poco igual porque Guy amochó también en 1331. Esta señora no ganaba para disgustos con los maridos, y lo que estaba por venir.)
El mismo año de la anulación de su matrimonio con Guy, Jeanne conoció al que sería el amor de su vida: Olivier IV de Clisson, un noble bretón con el que se casó casi inmediatamente y con el que tendría cinco hijos más: Isabeau, Maurice, Olivier, Guillaume y Jeanne.
La vida era buena y probablemente Jeanne se hubiera difuminado en la historia, pero estamos en Francia a mediados del siglo XIV, y eso solo puede significar una cosa: la puñetera Guerra de los Cien Años saliendo a saludar.
Resulta que la Guerra de los Cien Años tiene una subtrama conocida como la Guerra de Sucesión Bretona, que se resume en que el duque de Bretaña murió sin descendencia y dejó el título en herencia a su sobrina porque su hermano le caía mal.
La sobrina en cuestión, Jeanne de Penthièvre, estaba casada con Charles de Blois, a su vez sobrino del rey de Francia, Felipe VI. Y sí, yo también necesito un esquema porque aquí hay MUCHA gente metida haciendo cosas.
Total, que evidentemente la idea era que la corona ducal pasara a Charles, y en general la mayoría de la nobleza bretona estaba de acuerdo, peeeero resulta que el duque de Bretaña y su hermano el que le caía mal se reconciliaron en el último momento.
El hermano, Jean de Montfort, dijo que el duque era él y se lió la guerra civil a lo gordo. ¿Y por qué es relevante esto para nuestra historia? Pues así de entrada, porque los Clisson se pusieron de parte de Charles de Blois con, digamos, resultados irregulares.
Un detallito: Jean de Montfort era también conde de Richmond (el Richmond de Yorkshire, no el bueno que es el de Surrey), así que los que apoyaron su candidatura fueron, cómo no, los ingleses. Divide y vencerás, my friend.
En 1342, las tropas inglesas capturaron la ciudad de Vannes, que en ese momento estaba defendida por Olivier de Clisson y por Hervé de Léon. Ambos hombres fueron capturados, y Olivier fue liberado unos meses más tarde en un intercambio de prisioneros.
En vez de alegrarse por la liberación de su colega, se ve que Charles se lo tomó muy mal, dijo que Olivier no había defendido Vannes con suficientes ganas y empezó a emparanoiarse con que era un traidor que iba a pasarse al bando de los ingleses.
El 19 de enero de 1343, Olivier y otros 15 señores bretones fueron invitados a un torneo en París. Cuando llegaron fueron detenidos y encarcelados por orden del rey y, tras un juicio de pantomima en el que no se probó su culpabilidad, fueron ejecutados el 2 de agosto.
La cabeza de Olivier fue enviada a Nantes, donde su viuda y sus hijos pudieron verla y certificar que el señor de Clisson había muerto a manos de sus antiguos aliados. Cabreadísima, Jeanne juró vengarse del rey y de Charles de Blois. Y VAYA QUE SI LO HIZO, NENES.
Jeanne vendió lo que quedaba de las posesiones de los Clisson y con el dinero compró tres barcos de guerra gordísimos, reunió tropas fieles a la familia y se lanzó de cabeza a su venganza, atacando fortalezas por toda la costa bretona sin apenas dejar supervivientes.
Pero lo que más le gustaba a la viuda Clisson era surcar el Canal de la Mancha con sus barcos atacando cualquier buque que llevase el estandarte real. O el de Charles de Blois. O en general cualquier buque que navegase bajo bandera francesa.
Y claro, si hay piratas en esta historia, solo puede significar una cosa: INGLESES A LA VISTA.
El rey Eduardo III de Inglaterra se enteró de que había una señora jorobando franceses por el Canal de la Mancha y la idea le pareció FABULOSA, así que contactó con ella y le ofreció asistencia técnica en esto de la piratería a cambio de un porcentaje de las ganancias.
Jeanne de Clisson se convirtió así en corsaria al servicio de la corona inglesa. Tuneó sus barcos pintándolos de negro y añadiéndoles velas rojas, y al barco principal lo llamó “Mi Venganza”. Había nacido la que sería conocida como la Flota Negra.
Durante 13 años, Jeanne se dedicó a mantener el Canal de la Mancha libre de barcos franceses que pudieran atacar las costas inglesas, y hasta llegó a actuar como apoyo de las tropas de Eduardo III en ciertas batallas como la de Crécy en 1346.
Las andanzas de Jeanne se hicieron famosas por un motivo principal: aunque solía pasar a cuchillo a casi todos los prisioneros que hacía, solía dejar vivos a dos o tres para que llevasen su mensaje de venganza, sangre y fuego a Felipe VI y a Charles de Blois.
De hecho, si capturaban nobles franceses Jeanne se encargaba personalmente de decapitarlos con su hacha. Su sed de sangre le otorgó el apodo de “la Loba de Bretaña” (a veces también la llamaban la Tigresa). YA NO SE PUEDE MOLAR MÁS.
Felipe VI de Francia murió en 1350, pero a Jeanne eso le dio igual, porque siguió con su cruzada anti-todo-lo-que-fuera-francés durante seis años más. Y hubiera seguido más tiempo de no ser porque en 1356 el “Mi Venganza” fue hundido durante una batalla naval.
Jeanne y sus hijos Olivier y Guillaume pasaron cinco días a la deriva entre los restos del barco. Finalmente fueron rescatados por las fuerzas de Jean de Montfort, pero para entonces el pobre Guillaume, todavía muy joven, había fallecido por la exposición a los elementos.
Jeanne y Olivier se refugiaron en Inglaterra, donde Eduardo III los recibió en la corte y le otorgó todo tipo de prebendas, incluyendo una educación militar de primera para el joven Olivier y un nuevo marido para Jeanne: Sir Walter Bentley, uno de sus principales lugartenientes.
A petición del Papa, Jeanne decidió poner fin a su venganza contra Francia, y se retiró a vivir sus últimos años junto a su marido y sus hijos en el castillo de Hennebont, de nuevo en Bretaña pero esta vez en territorio de los Montfort.
Allí falleció por causas naturales en 1359. Su hijo, Olivier V de Clisson, se reconcilió con la corona al año siguiente y alcanzó el rango de condestable, recuperando los títulos y honores que le habían arrebatado a su padre. Con el tiempo se ganó el apodo de “El Carnicero”.
Finalmente, una de las hijas de Olivier se acabó casando con uno de los hijos de Charles de Blois, cerrando así el pifostio entre las dos familias como mejor se hacía hasta hace cuatro días: casando desconocidos entre ellos.
Así termina la historia de Jeanne de Clisson, la Loba de Bretaña. Noble, pirata, grano en el culo de los franceses, profesional de la venganza y señora hasta el moño de todo en general.
Espero que os haya gustado. Otro día, si os portáis bien, os cuento la historia del señor que sobrevivió a 55 intentos de asesinato en los 17 años que estuvo en el poder.
P.D.: Si os ha gustado, os agradeceré la difusión y los RTs con tirones de mofletes y pajaritos enviados por Olga de Kiev.
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Tyburn, Londres, 23 de noviembre de 1499. Un joven de apenas 25 años es ahorcado sumariamente. Con él acaba una conspiración que ha durado seis años y ha puesto en jaque a la reciente dinastía Tudor. Esta es la historia de Perkin Warbeck, aquel que dijo ser Ricardo de York.
Para saber quién fue Perkin Warbeck y su relevancia en la historia inglesa tenemos que retroceder hasta el final de la Guerra de las Rosas y uno de sus hechos más trágicos: la desaparición de los Príncipes de la Torre.
Tras el auge y caída de Ricardo III la guerra quedó finiquitada. Su gran vencedor: aquel príncipe casi irrelevante llamado Enrique Tudor, el último rey de Inglaterra en ganar el trono por derecho de conquista y que la historia conoce hoy como Enrique VII.
Hola crêpes Suzette, hoy volvemos a Francia para terminar la historia de esa follonera extraordinaria que fue Marie de Rohan-Montbazon, la duquesa de Chevreuse. La semana pasada vimos sus movidas con el duque de Buckingham y Ana de Austria, pero lo mejor está por llegar.
Y es que apenas se había apagado el fuego provocado por Buckingham cuando Marie, que se aburría con facilidad, decidió meterse en un nuevo fregao. Bienvenidos a la conspiración de Chalais, cuquis.
La conspiración de Chalais se llama así por Henri de Talleyrand-Périgord, conde de Chalais, novio de Marie y figura central de toda esta historia, que básicamente fue un intento de cargarse a Richelieu y, ya de paso, reemplazar a Luis XIII por su hermano, Gastón de Orleans.
Hola crêpes Suzette, empezamos la temporada en la Francia del siglo XVII. Conspiraciones palaciegas, aventuras, gente liada con otra gente y una mujer que estuvo en el cogollo de todas las intrigas durante medio siglo. Hoy: Marie de Rohan-Montbazon, la duquesa de Chevreuse.
Marie Aimée de Rohan-Montbazon nació en París en diciembre de 1600, en la más alta nobleza francesa: su padre, Hercule de Rohan, duque de Montbazon, era gobernador de la capital, par de Francia, Gran Cazador y ‘prince étranger’* en la corte de Enrique IV.
*Lo de los ‘princes étrangers’ es complicado de explicar, pero baste decir que los Rohan eran descendientes directos de los duques de Bretaña, que habían sido gobernantes independientes hasta el siglo XV.
El 16 de enero de 1977 dos excursionistas ascendían el Pinnacle, en la Ruta de los Apalaches al este de Pennsylvania. Vieron una cueva y, al echar un vistazo, encontraron el cadáver congelado de un hombre.
Su identidad ha sido revelada 47 años más tarde, hace solo tres días.
El cadáver fue trasladado al hospital de Reading y la autopsia determinó que era un hombre blanco de entre 25 y 35 años, de ojos azules y pelirrojo, con el pelo rizado y largo. La causa de la muerte había sido una sobredosis de fenobarbital y pentobarbital, tal vez un suicidio.
¿El problema? No llevaba nada encima que pudiera identificarle y nadie reclamó el cadáver. Se le tomaron huellas dactilares y dentales, y se realizó un retrato robot muy… bueno, muy de los años 70.
Hola medoviks, hoy os traigo una historia con muchos protagonistas que dicen ser el mismo. Un señor que se murió, pero en realidad no, pero luego sí, pero resulta que no y… ya me entendéis. Vámonos a la Rusia del siglo XVII para conocer al Falso Dimitri. A TODOS ELLOS.
Empecemos por decir que sí hubo un Dimitri real: se llamaba Dimitri Ivánovich, nació en 1582 y fue el último hijo de ese señor encantador y para nada turbio que la historia conoce como Iván IV el Terrible. Su madre fue la última esposa de Iván, María Nagaya.
La cosa con Dimitri el Auténtico es que: A) Técnicamente el matrimonio de sus padres era ilegal ya que la iglesia ortodoxa solo reconocía los cuatro primeros, y María fue la sexta (otros dicen que la octava) esposa de Iván; B) Su padre murió cuando él solo tenía 2 años; y C) Los hijos de Iván tendían a morirse mucho*.
Hola galletas de jengibre, hoy tenemos una historia de lo más dulce. Y pegajosa. Y es que si pensábais que la ola de cerveza que arrasó Londres* fue mala, lo de esta semana es la versión turbopringosa de esa historia. Hoy: la Gran Inundación de Melaza de Boston.
*¿Una ola de cerveza arrasando Londres? ¿De qué hablas, Wurtzel?
Nuestro escenario es la ciudad de Boston, capital del estado de Massachusetts y lugar de nacimiento de Edgar Allan Poe. Que llevaba casi cien años muerto para cuando sucede nuestra historia, pero menudo cuento de terror se podría haber marcado con ella, amics.