Ahora que quieren castrar y amaestrar —también— a los pocos hombres de campo que quedan, es momento de reivindicar la espectacular Rapa das Bestas de Sabucedo (A Estrada, Pontevedra), en la que, a lo largo de tres jornadas, se marca y se corta las crines a los caballos salvajes.
La rapa de Sabucedo destaca especialmente por haber conservado la pureza de esta tradición: en ella, los 'aloitadores', en su mayoría muy jóvenes, se enfrentan con los caballos de igual a igual, sin cuerdas ni palos, para inmovilizarlos y raparles las crines.
Como toda tradición, la rapa se transmite de padres a hijos, y supone asimilar desde niños todo un código de conducta, basado en la acción y colaboración de tres 'aloitadores': la nobleza de la lucha y el peligro que suponen constituyen una experiencia que curte cuerpo y espíritu
La rapa tiene una fuerte base religiosa: se celebra bajo la protección de San Lorenzo, a quien se encomienda el pueblo en una misa al amanecer. Después, vecinos y visitantes salen al monte a buscar los caballos y conducirlos hacia el curro, recinto de piedra donde se hará la rapa
La técnica de sujeción de los caballos es ancestral y supone la colaboración de varios mozos: uno se sube al lomo de un caballo, otro se cuelga de su cuello, el tercero le agarra del rabo y un cuarto va con las tijeras. Todo a pelo, a calzón quitado, con maña y sin arma.
Tras la rapa, se procede al marcaje, identificación, y desparasitación de la bestia. En los últimos años, a algunas yeguas se les pone un GPS. Cabe señalar que los caballos que forman parte de las manadas de los curros son de raza gallega mestiza y el caballo de pura raza gallega
Tras la rapa, los caballos son devueltos al monte. Declarada de Interés Nacional, la Rapa das Bestas de Sabucedo es la más potente, pero también se celebra en otras aldeas de Galicia, como A Capelada, San Tomé o Monte Castelo. Por muchos años y hasta que la modernidad lo prohiba.
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De entre todos los perennialistas, fue Frithjof Schuon (1907 - 1998) el que más profundizó en la tradición de los pieles rojas. Como se sentía muy cercano a ellos, a su religiosidad ritual y a su forma de vida sencilla y natural, pasó años viviendo entre indios de las llanuras.
Schuon conoció nativos norteamericanos por primera vez en París, en 1953, cuando asistió a una actuación de danzantes crow, y se hizo amigo de Thomas Yellowtail (en la foto), hombre medicina y jefe de la Danza del Sol. Más tarde, en Bruselas, conocería a un grupo de siux.
En 1959 y de nuevo en 1963, por invitación de sus amigos indios, Schuon y su esposa viajaron al Oeste norteamericano, donde visitaron distintas tribus de las llanuras y, fascinados, fueron testigos de diversas facetas de sus tradiciones sagradas.
LA MISOGINIA DE BUDA. Mientras los monoteísmos se llevan el sambenito de 'heteropatriarcales', pocos saben que el budismo original no lo era menos. A continuación, un puñado de frases pronunciadas por Buda, que no admitía en su orden ni a mujeres ni a eunucos ni a hermafroditas.
«Es imposible que una mujer acceda al estado de Despertado santo y perfecto o de soberano universal».
Buda Gautama
«Las mujeres son seductoras y astutas, destruyen la vida noble».
Buda Gautama
Los que idolatramos a Jünger, olvidamos que fue humano. En 1942, estuvo a punto de suicidarse, no sólo por el oscuro devenir de la guerra, sino también porque su corazón se hallaba 'partío' entre dos mujeres: su esposa, Gretha, y su amante, la enigmática «Doctoresse». [HILO]
Teniendo en cuenta que Jünger valoraba su paz por encima de todo, y creía que «la mejor mujer es aquella que no molesta», cuesta creer que se metiera en un berejenal de la talla de un adulterio. Pero así fue, y la raíz hay que buscarla en sus diarios de la Segunda Guerra Mundial.
Los admiradores de Jünger nos maravillamos de esa impasibilidad zen de la que hacía gala en París, cuando subía a la azotea de un hotel para contemplar los bombardeos mientras degustaba una copa de borgoña con fresas. Quizá fuera sólo una forma de olvidar sus dilemas más íntimos.
LITERATURA DE BÚSQUEDA: Género literario donde el autor describe su búsqueda de la verdad, revelando los baches y entresijos de un camino espiritual. A continuación, tras una breve iniciación al género, repasaremos los títulos más relevantes a nivel ascético y estilístico. [HILO]
«Todos vamos perdidos y llorando», decía Unamuno. Y en el mundo moderno, el extravío y la pena se acentúan y nace la necesidad de encontrarse, de trascenderse, de buscar un centro. Pese a la decadencia o precisamente por ella, en las últimas décadas la búsqueda se ha multiplicado
Hasta no hace mucho, las cosas del espíritu solían ser alto secreto. Hizo falta cierto grado de decadencia para que personas muy determinadas iniciaran caminos espirituales fuera de contexto y sintieran la necesidad de contarlo para desfogarse y transmitir su experiencia.
Algunos detalles sobre la muerte del metafísico tradicionalista René Guénon, que tuvo lugar en el Cairo, en la noche del 7 al 8 de enero de 1951, tras varios meses de sufrimiento a causa de un edema. Durante sus últimos días, se concentró en la práctica espiritual sufí. [Hilo]
Tras la muerte de su primera esposa, Guénon se había trasladado al Cairo en 1930, donde se estableció con la intención de profundizar en su práctica sufí. En 1934 se casó con la hija del sheikh (maestro) Mohammed Ibrahim, con la que tuvo cuatro hijos, uno de ellos póstumo.
Guénon, que ya atendía por su nombre islámico Abd al-Wahid Yahya, vivió sus años más fértiles —intelectual y espiritualmente— en Egipto. Allí escribió textos como 'El simbolismo de la cruz', 'Los estados múltiples del ser' o 'El reino de la cantidad y los signos de los tiempos'.
Llega la temporada de lluvias y releo 'Mazurca para dos muertos' (Camilo José Cela, 1983), legendaria obra coral que revive con retranca la Galicia lúbrica y bélica de 1936-1940. Repaso algunos de los mejores momentos del libro, ilustrados con fotos de gallegos de la época [HILO]
«Llueve mansamente y sin parar, llueve sin ganas pero con una infinita paciencia, como toda la vida, llueve sobre la tierra que es del mismo color que el cielo, entre blando verde y blando gris ceniciento, y la raya del monte lleva ya mucho tiempo borrada».
Camilo José Cela
«Ahora los jóvenes aguantan menos pero antes, cuando había que trabajar de veras, los hombres se alimentaban de vino y de tabaco y además eran capaces de encararse con el jabalí y rajarlo de arriba a abajo con el cuchillo».
Camilo José Cela